19 ; dolphin is now a shark.

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Chenle fue llamado a pasar en frente. Jisung, su novio lo miraba con grandes expectativas de que presentara bien su trabajo. Tenían que hacer una mini exposición de arte y cada uno debía explicar su pintura. El trabajo del chino parecía tétrico y a la vez dulce, la mente de Jisung hizo clic al momento, parecía que describiera una traición.

— Mi pintura puede tener colores llamativos pero estos tienen su lado oscuro también, como todo, como todos... hasta quienes en más confías... a los que sueles ver a diario y piensas que te quieren, por el hecho de que han compartido mucho contigo.

Jisung comenzaba a borrar su sonrisa por esas palabras.

— Una madre, creería, no entregaría a su hijo a las autoridades ¿verdad? No, no creería, en realidad, debería de protegerlo... y le da la espalda y lo entrega, después de años se da cuenta que está injustificado su acto y entregó a quien más amaba solo porque éste quería ser libre...— Chenle bajó el rostro, cerró los ojos y contó. 1, 2, 3...

Llegó hasta el diez. No pudo.

— ¡Mierda! ¡No confíen en nadie!— Jisung cerró los ojos y escuchó el ruido de la pintura destrozarse contra el suelo, su chico parecía diferente. ¿Tan afectado estaba?

El maestro y todos los presentes en esa clase miraban la situación, Chenle tan solo salió del salón sin previo aviso y sus lágrimas amenazaban salvajemente con salir. Jisung lo siguió disculpándose con una rápida reverencia con su profesor y compañeros de clase cerrando la puerta tras suyo y encontrando a su novio sentado en el pasillo con su rostro lleno de lágrimas. La escena era algo que le partía el alma en pedazos. Se sentó junto a él acariciando su cabello y dándole un beso en su frente. Chenle sin rodeos lo abrazó intensificando su llanto.

— ¿Quieres ir a casa? O... ¿dar una vuelta? Puede que necesites aire fresco...— Jisung pensó mirando a sus alrededores y pensó en algo mejor.— Mejor vamos al patio, a la cafetería, puedo comprarte esas gomitas de delfín que tanto te gustan, ¿te parece bie-

Chenle levantó su rostro observando al menor, sus mejillas estaban algo marcadas con lágrimas que ya se habían secado.

— Quiero ir contigo, a donde tú vayas... quiero quedarme contigo, eso es todo lo que quiero...

La emoción que abundaba a Jisung por un momento para lograr animar a su novio se desvaneció por completo al escuchar sus palabras, sabía que no podía hacer que eso sucediera, los padres del chino eran muy estrictos. Además lo único que quería era crear buenos momentos con él en el poco tiempo que tenía antes de que se lo llevaran nuevamente a Shanghai.

— Bebé... no sabes lo mucho que quisiera que eso fuera posible pero... ¿qué podemos hacer? Yo...

— Podemos escapar de nuevo

— Chenle, sabes que eso no funcionará otra vez, tus padres ahora te vigilan las veinticuatro horas. — Jisung tenía una mueca en su rostro ahora de tan solo recordar ese detalle.

Chenle escondió su rostro nuevamente en el pecho de su novio, cerró los ojos y deseó que todo fuera una broma de mal gusto o solo una simple pesadilla de las que siempre solía tener por las noches, así como cuando era niño, que quizás el monstruo que quería devorarlo eran sus padres y su forma de defenderse era no separarse de su novio en ningún momento. Lastima que en sus pesadillas siempre perdía aquello que lo ayudaría a cuidarse de esa maldad que lo acechaba, y no quería perder a Jisung por nada del mundo.

— Quédate conmigo, por favor... quédate aquí.— Repitió sobre el pecho del contrario una y otra vez, negándose completamente a afrontar la realidad, se negaba rotundamente a eso.— Por favor...

— Bien, bien... no me iré, pero bebé quería proponerte algo

Chenle lo miró una vez más y se separó limpiando las últimas lágrimas y sorbiendo su nariz. — ¿qué?

— Hablemos con tus padres, ¿sí?

El peliverde negó y renegó, una y otra vez, capaz su cabeza se saldría de su cuello de lo mucho que negaba. Tal cosa le parecía una locura, pero una locura muy grande. Jisung prácticamente estaba decidiendo su forma de morir, estaba loco de tan solo pensar algo así.

— No, sabes que es una pésima idea

— Tenemos que intentar algo, amor, lo que sea— Jisung tomó sus manos acariciando un poco con sus pulgares.— No me quiero separar de ti, y tú tampoco quieres ¿cierto? Estoy seguro de que si intentamos algo ellos...

Chenle se levantó gruñendo un poco.— ¡Sung, basta! Eso no va a pasar, no pienses que soy pesimista ni mucho menos, te lo digo porque los conozco. Anoche les he platicado de ti y simplemente se asquearon más, si llegas a aparecerte por allá lo más probable es que te echen a patadas y apresuren el viaje para largarnos lo más pronto posible ¡no! Ya está

Jisung no debía de sentirse así, pero se sentía furioso, muy y no le gustaba para nada esa emoción, pero sin pensarlo se levantó por igual.

— Bien, ¡Entonces a la mierda tú y yo también! ¿No?— Se separó dándole la espalda unos segundos y pasando su manos por su cabello, luego volvió a su posición anterior y señaló al peliverde con su dedo.— ¿Sabes? Por cosas así es que jamás obtienes lo que esperas, ¡te estás llenando de miedo y además piensas que puedes solucionar todo tu solo y mira! No has podido... tan solo, agh, tan solo déjame ayudarte, mierda.

Renjun debía tomar aquel pasillo donde escuchó ambas voces conocidas discutir, pero tan sólo se ocultó tras unas paredes. Quizás estaba mal andar de chismoso pero aquello era importante. Su idea tomó fuerza y relevancia al escuchar al menos de todos hablar de manera tan madura según él.

— Jisung... quiero que logres entender que no se trata de que no quiero que me ayudes, sino de que no puedes hacerlo— Suspiró.— y agradezco el que quieras buscarle alguna solución pero te juro, que ya no sé qué hacer

— ¿En serio ya no sabes qué hacer? ¿De verdad? Ya te di algo para que intentemos y tú sigues rechazándola...— Jisung pensó en otra opción más viable.— por qué no... ¿por qué no hablas con Renjun? Él conoce mejor a tus padres y quizás con sus palabras ellos cedan y...

— No

— ¿Qué?

— Estamos peleados, esto no habría pasado sino hubiera sido por su culpa, ¿se te olvidó, idiota?

El más alto se sintió abatido y quizás algo lastimado por las palabras de su novio, bajó su cabeza rascándose un poco la nuca sin saber qué más hacer. Chenle, por el contrario, le dió un beso en la frente y se alejó con rumbo a la enfermería.

— Di que enfermé — Y desapareció de su vista.

El ceño de Jisung frunció rápidamente al ver cómo su descarado novio se iba, quería darle un golpe y hacerlo entrar en razón pero él nunca podría hacerle nada, y debía entenderlo.

Giró su cuerpo decidido a entrar nuevamente al aula cuando Renjun corrió hasta él asustándolo por haber aparecido de la nada y tan solo decirle muchas palabras para ir corriendo en la misma dirección que su novio.

— ¿Casa de Chenle a las siete...? ¡Espera, Renjun!

— ¡Sé que podremos resolver esto!— Gritó a lo lejos el chino.

Jisung suspiró cansado, pues solo había dormido tres horas por pensar en el peliverde.— Gracias...

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