La música y la rivalidad

La vuelta a la rutina

MARATÓN 1/2

*Narra Dani*

Ya habíamos vuelto a la casa de Josh y estábamos recogiendo todo para volver a nuestras casas.

- ¿Lo tienes todo Dani? - me preguntó Jimmy.

- Sí, ya lo tengo todo - le sonreí.

Después de que ella entrara a la casa de Billy yo me quedé fuera y al cabo de un rato entré.

Dakota estaba sana y Brianna volvía a sonreír haciendo que algo en mi interior se alegrara.

Estuvimos preguntándole a Dakota como estaba, lo que recordaba y hablamos de otras tantas cosas.

Al final llegó la hora de volver a nuestras casas y antes de que ella se fuera le agarré de la muñeca y le susurré:

- Tranquila gatita unas horas lejos de mí no te van a hacer daño.

Ella se deshizo de mi agarre y se fue andando sin responderme.

Suspiré.

- ¡Venga tíos ya es hora de volver! - escuché que gritaba Josh desde abajo.

- ¡Ya voy! - grité.

Bajamos todos con las maletas y las metimos en el maletero.

Nos montamos en el coche y Louis arrancó.

Observé por la ventanilla como nos alejábamos y luego empezamos a hablar de lo que haríamos esta semana cada uno.

-------------------------------------------------------------

*Narra Bri*

Miré por tercera vez la habitación. En unos minutos nos iríamos.

- Como la sigas mirando vas a llegar tarde y todos se van a enfadar - me regañó Dako.

Suspiré.

- Vale, sí, ya voy - le eché un último vistazo y agarré mi maleta para bajarla.

Todos estaban abajo esperándome.

El coche de Trevor apareció en la entrada y me dirigí hacia él. Metí la maleta con ayuda de Ron y todos nos montamos en nuestros respectivos coches.

Trevor arrancó el coche y observé la casa por última vez.

En solo dos días han pasado muchas cosas, pensé inconscientemente.

Trevor empezó a contarnos lo que había hecho estos dos días. Los demás le contamos lo que habíamos hecho nosotros (quitando algún que otro pequeño detalle).

El viaje se me hizo eterno. Quería seguir divirtiéndome con todos, pero tenía que volver al instituto.

Cambié la radio a otra emisora más pop.

- Tenías que ser tú - me giré en el asiento del copiloto y Tomi estaba sonriéndome quitando unos segundos la vista de la carretera.

- Claro - le guiñé un ojo devolviéndole la sonrisa.

Cuando por fin llegamos a la ciudad eran como las ocho de la tarde. Trevor fue dejando a cada uno en su casa.

Yo era la última.

Cuando su coche se paró en frente de mi casa abrí la puerta, me bajé, abrí el maletero y cogí mi maleta.

Trevor se había bajado también del coche.

- Es un placer ser su chófer damisela - hizo una reverencia.

- El placer es mío caballero - le devolví la reverencia.