¿Locuras por amor o amor por locuras?

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*Narra Bri*

Cuando me desperté, me encontré enredada en Daniel, abrazándole. Y me sentí plenamente feliz.

Su pecho subía y bajaba tranquilamente. Su respiración acariciaba mi mejilla izquierda mientras uno de mis dedos hacía círculos sobre su camiseta azul perdido en la suavidad de esa tela.

Una sonrisa surcó mis labios cuando una idea surgió en mi mente cual flor de primavera.

- Buenos días gatita - no pude evitar sonreír ante ese apodo.

- Buenos días idiota - una perfecta sonrisa se posó sobre sus labios.

Nos quedamos perdidos en la mirada del otro hasta que la idea volvió a pasearse por mi mente.

- Bajemos a desayunar, luego... - pensé rápido - daremos un paseo - le sonreí.

Asintió con energía y antes de poder pararle, sus manos ya estaban haciendo estragos en mi cuerpo sin que pudiera defenderme.

- ¡Dani, deja de hacerme cosquillas! - reía sin parar.

Conseguí escaparme y correr hacia la puerta, pero antes de llegar, unos brazos me lo impidieron.

Me giré y me encontré a escasos centímetros de él.

Me acerqué a sus labios y le susurré:

- Te espero abajo, no tardes.

Me deshice de sus brazos ya que tenía la guardia bajada y salí corriendo rápidamente mientras reía.

Llegué abajo. Dakota estaba en la mesa de la cocina desayunando. Miré el reloj, eran las diez y media.

- Buenos días dormilona - me saludo después de terminarse su magdalena.

- Muy buenos días - le salude sonriente.

Una de sus cejas se arqueó y su expresión tomó una forma divertida.

- ¿Ya te diste cuenta de que estás enamorada? - preguntó.

Me encogí de hombros sonriendo.

No pudo contenerse más y soltó una carcajada de las que le caracterizaban.

- Avísame cuando los dos lo sepáis - dijo medio en broma medio en serio.

Asentí mientras calentaba mi delicioso Nesquik.

- Por cierto, después de toda esta semana ensayando y creciendo cada día más como banda, todos pensamos que deberíamos elegir una canción, y no una cualquiera, una canción con la que disfrutemos y seamos nosotros mismos - me explicó detenidamente.

- No puedo estar más de acuerdo - le sonreí.

- Claro que no, teniendo en cuenta que nos quedan menos de dos semanas para estar más que listos - dijo levantándose de la mesa y dejando su vaso en el fregadero.

Asentí.

- Esta tarde antes de empezar a ensayar, lo hablamos todos - le sonreí.

Volvió a arquear una ceja.

- Tú estás preparando algo - me observo haciendo que riera.

- En efecto, siempre acierta Watson - le guiñé un ojo.

Ambas reímos.

Después de que Dakota se fuera a buscar a Ashton (ellos irían a dar una vuelta por los alrededores, según Dakota todos los demás hicieron lo mismo).

Daniel apareció en la cocina y nos sonreímos.

Desayunamos entre risas y bromas, incluso hubo una guerra de comida: yo le tiraba galletas y él me lanzaba cerezas.

La música y la rivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora