Verdades y algo más

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NOTA IMPORTANTE AL FINAL.

*Narra Dani*

El silencio volvió a reinar.

Observaba cada movimiento que hacía y ella miraba a cualquier otro sitio evitando encontrarse con mi mirada. 

- Brianna aunque no quieras parecer nerviosa, provocas el efecto contrario - rompí el hielo.

Ella sonrió fugazmente.

- Quizás no quiero que te des cuenta, aunque me conoces demasiado - dijo intentando levantarse, a lo que me levante como un rayo y, poniendo mis manos sobre sus hombros, hice que se sentara.

Me miró alarmada debido a que nuestros alientos chocaban entre sí.

- Si quieres algo, pídemelo, pero no te levantes - nuestras miradas estaban conectadas y ella asintió lentamente.

No bajes la mirada Daniel, no la bajes.

Siempre había pensado que su mirada esmeralda escondía algo y no me equivocaba.

- Quería coger el mando para poner algo en la tele - susurró sin dejar de mirarme a los ojos.

Asentí, quité mis manos de sus hombros y al separarme, sentí que una de sus manos me agarraba. Me giré rápidamente.

- Daniel, ¿por qué nunca te disculpaste? - había dolor en su mirada.

- Brianna, yo… - tragué saliva y su agarre se aflojo - yo… - intente seguir, pero un nudo en la garganta me lo impidió, tragué - desde que vine aquí todo empezó a ir mal, pensé que necesitaba algo para protegerme y me formé la personalidad de un tipo duro que trata mal a todos y solo piensa en él mismo - le empecé a explicar - cuando ese día chocamos quise disculparme, pero entonces todo lo que me había costado años formar, desaparecería, y tuve que comportarme como ese tipo duro - subí la mirada buscando la suya - pero desde que te conocí, algo cambio en mí, me divertía fastidiarte y reírme de ti, fuiste la primera chica que me plantó cara y me insultó, no me disculpe porque ese tipo desaparecería y solo quedaría el Daniel que nadie conoce, el Daniel débil - acabé ahora mirándole a los ojos.

Su mano buscó la mía.

- Pero Daniel, eso es algo horrible, el chico que conocí de pequeña fue el mejor que he conocido y conoceré, y estoy segura de que a todos les hubiera pasado igual - agarró mis manos.

- Brianna, mi padre murió, tú no estabas allí, escuchaba llorar a mi madre y a mi hermana cada noche y yo lo hacía a escondidas, nadie estuvo en esos momentos para ayudarnos y tuve que crecer por mí mismo, esa fue mi forma de madurar - sentí que me acariciaba la mano.

- Perdona, tienes razón, todo fue demasiado rápido para un niño tan pequeño - miró fijamente el suelo avergonzada.

- Lo peor es que el verdadero Daniel, el que nadie conoce, sigue siendo un niño asustado - susurré mirando a un punto fijo de la habitación.

Nadie conocía mi mayor y más profundo secreto hasta ahora.

Ella me cogió de la barbilla y me subió la cabeza hasta que nuestras miradas se cruzaron.

- Estoy aquí Daniel y esta vez no pienso moverme de tu lado - me sonrió cálidamente.

Entendí su doble sentido y no pude evitar soltar una carcajada.

- Eh, encima que te digo algo bonito - escuché su risa.

Cogí el mando y se lo di volviendo a sentarme en el sofá.

- Si quieres puedes irte, estaré bien - dijo mientras apretaba el botón para encenderla.

- ¿Me estás echando? - arqueé una ceja fingiendo dolor.

La música y la rivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora