Lo tenía delante de mi nariz

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*Narra Dani*

Acababa de darme cuenta. Desde ese día en el lago. Desde que la vi por primera vez. Las piezas sueltas del puzzle acababan de encajar en un solo movimiento.

Ella era la clave. El enigma que no podía terminar de entender.

Ella fue la única chica que se defendió sola de mí, la única chica que me gritó todos estos años a la cara y sin tener una pizca de miedo, la única chica que se enfadaba conmigo porque era una cabezota.

Solo ella.

- Siento algo distinto al odio por ella - dije muy despacio cada palabra.

Ella ha sido la única que ha hecho que mis latidos aumentaran, la única que me ha hecho sonreír de verdad, la única con la que me he enfadado, la única con la que no me da miedo ser yo mismo.

Desde ese primer día fue solo ella.

Estaba dando vueltas en círculos por el salón ya que no podía estar quieto.

¡Acababa de descubrir que la chica a la que he odiado es la misma por la que siento algo muy intenso!

Volví a despeinarme el pelo con las manos. Ya era la décima vez que lo hacía. Estaba muy nervioso.

¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?

No lo sé, no sé cuándo pasó, ni cómo y tampoco sé el por qué, solo sé que... siento algo que no es odio por ella.

Llevo cinco años discutiendo con ella. Cinco largos años, cada día por cosas sin sentido. Cinco años en los que he estado tan pendiente de ella que sé muchas cosas que pocos saben. Cinco años en los que la he odiado como jamás había odiado a nadie. Cinco años. 1.825 días. Y acabo de darme cuenta de este sentimiento. 

No solo porque me gusta haber pasado estos días con ella y haberlo reconocido en voz alta, sino porque cada sonrisa que le saco, cada beso que nos damos, cada caricia que le hago, cada roce que siento, cada mirada que nos dirigimos, cada pequeño gesto que hace. Todo me vuelve loco, acelera mis latidos, me hace sonreír sin querer y me produce felicidad.

Abrí los ojos recordando la conversación con Thomas.

Se refería a esto.

- Oh Dios mío, oh Dios mío - no paraba de decir en susurros.

La... quiero. Lo sé, y lo siento ahora mismo, en este preciso instante.

Respira, pensaba una y otra vez.

Ahora tengo un enorme problema. Quizás el problema más grande del universo.

Quiero a la chica que me odia desde hace cinco años y su mejor amigo está enamorado de ella.

Vale, puede que no sea el problema más grande del universo, pero sí del planeta.

Desde que había entendido todo mis latidos no habían frenado su velocidad. Al menos iban a 1.000 por hora. Pero... esa sensación, me gustaba. Era sencillamente deliciosa. 

- Oh Dios mío, pareces un idiota enamorado - me di una palmada en la frente.

No, no, no, no y no. No podía decirle nada. Si lo descubría... se reiría de mí y... no quiero que haga eso.

Suspiré.

Es increíble. Un pensamiento me llenó la mente y solo pude sonreír con tristeza.

Hacía tanto tiempo que no pensaba en ella, hacía tanto tiempo que no recordaba a aquel ángel que se cruzó en mi vida.


*** Flashback ***

- ¡Felicidades Dani! - se acercó mi ángel - ¿Qué haces aquí solo?

La música y la rivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora