*Narra Dani*
Estábamos yendo a ver a nuestros abuelos en el coche rojo de papá.
Hoy hacía mucho frío y había nevado.
Todos íbamos escuchando la radio. Siempre era una cadena de música pop. Los Beatles cantaban: 'Let it be, let it be, let it be'.
Mientras papá conducía, mamá hablaba con él. Papá apartó un momento la vista de la carretera y de repente un trozo enorme de nieve congelada cayó a la carretera. Papá intentó esquivarlo, pero acabamos cayendo por la cuneta dando vueltas de campana hasta que el coche por fin se quedó quieto boca abajo.
- ¿Estáis bien chicos? - nos preguntó papá desde delante.
- Sí - respondimos Laia y yo al unísono aunque los dos nos miráramos con mucho miedo.
- ¿Y tú Carolina? - le preguntó a mamá.
- Creo que sí - respondió respirando muy rápido.
Pero un hilo de sangre le recorría la frente y eso me asustó aún más.
- Entonces sal del coche con cuidado y luego saca a los niños, ¿vale cariño? - habló papá.
Ella asintió.
Se desató el cinturón y se revolvió dándole una patada al cristal para romperlo y poder salir. Pero entonces el coche se movió y mamá gritó mucho más asustada que nosotros.
- Tranquila cariño, respira hondo - intentó tranquilizarle papá.
Asintió y respiró hondo.
Como mi ventana estaba rota, mamá me desató y desató a Laia intentando no mover mucho el coche. Salí primero pudiendo observar por qué había gritado mamá. El coche estaba al borde de un acantilado y solo lo sujetaba una pequeña rama que no parecía muy resistente.
- Óscar tienes que salir ya, no creo que esa rama aguante más - dijo mamá desesperada.
Papá se movió intentando salir, pero el coche también.
- Cariño cuida de los niños - empezó a decir como si estuviera despidiéndose.
- No, no, no, por favor Óscar, no - le suplicó mamá mientras las lágrimas le caían como cascadas por sus mejillas.
- Niños cuidad de mamá - ninguno pudo responder porque los dos estábamos llorando sin entender lo que estaba sucediendo.
Laia lloraba desesperadamente al igual que mamá. Me acerqué al coche mientras me limpiaba las lágrimas que no dejaban de caer.
- Papá por favor, sal ya, sal de una vez, por favor - le supliqué llorando como nunca antes.
- No puedo pequeño mío, tengo la pierna atascada entre el volante y el asiento - intentó sonreír sin éxito.
Algo en mi cabeza se movió y sentí muchísimo miedo.
- Hijo prométeme que cuidaras de tu madre y de Laia por mí, que serás el hombre de la casa, que serás simpático con las personas que conozcas y que serás un buen hombre, prométemelo - me susurró.
Tenía la cara empapada de tanto llorar al igual que papá.
- Hijo prométemelo - volvió a susurrarme.
- Te lo prometo papá - le susurré antes de escuchar el 'clac' de la rama y ver como el coche con papá dentro se precipitaba al vacío.
- ¡No! ¡Papá! - grité con todas mis fuerzas sintiendo como se me partía el corazón.
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La música y la rivalidad
RomanceBrianna Collewe y Daniel McFare. Dos adolescentes que forman parte de dos grupos de música muy distintos. Se conocieron hace 5 años y desde entonces no se soportan. Bromas de muy mal gusto, insultos hirientes, miradas llenas de odio, gritos plagados...