Dorianne
-¿Qué quieres comer, Noé?- pregunté a mi hermano.
-Pizza- gritó con emoción.
-Sabes que eso no, no grasas ni harinas, te prepararé hígado.
-Entonces para qué me preguntas- murmuró enfurruñado.
-¿Qué dijiste?- amenacé con la mirada.
-Nada, nada- respondió riendo. -Hermana, si me siento bien el domingo, ¿podemos ir al cine? Papá estará trabajando, pero tú descansarás.
Le miré con ternura, me sentía culpable por el poco tiempo que convivía con él, estaba con la señora Collins la mayoría del día, pero no tenía otra opción, era convivir con él o conseguir dinero para pagar sus medicinas.
-Claro que sí, te lo prometo- respondí, me dirigí a la cocina pensando en a quién de mis compañeros cubriría hoy para ganar lo suficiente para llevar a Noé al cine.
-Hermana, te llegaron mensajes- gritó Noe desde el comedor.
-¿Puedes leer si son del trabajo, por favor?
-Ah...no... son de "cariño"- respondió tartamudeando.
Por poco se me cae la sartén al suelo. Ese idiota. Me apresuré para quitarle mi celular de las manos a Noé, me miraba boquiabierto, por alguna razón sentí arder mis mejillas.
-No es nadie, ve a hacer tarea- me apresuré a decir, él me miró como quien no me creyera nada, pero se fue.
Cariño: Hola.
Cariño: ¿Qué estás haciendo?
Cariño: ¿Por qué no respondes?
Yo: Estoy ocupada.
Cariño: ¿Ocupada en qué?
Yo: Estoy preparando la comida.
Cariño: Yo tengo hambre.
Rodé los ojos y dejé el celular en el comedor, preparé todo y comí junto a Noé, dejé servido el plato de mi padre dentro del refrigerador y me aseé para irme a la librería.
Dejé a Noé con la señora Collins y me dirigí a mi primer trabajo. El señor Rivers, mi jefe, me recibió con su habitual sonrisa amable, le correspondí y me coloqué detrás del mostrador. Esa tarde llegaron pocos clientes, si acaso siete, les ayudé a encontrar sus libros y me retiré a leer una novela que debíamos discutir en clase.
Mi teléfono vibró de nuevo, así que lo tomé de mala gana. Eran más mensajes de Jordan, rodé los ojos antes de abrirlos.
Cariño: Deja de ignorarme.
Cariño: Cualquiera pensaría que no te agrado.
Yo: Estoy trabajando, no puedo hablar.
Cariño: ¿Trabajas? ¿En dónde?
Yo: No es de tu incumbencia, Jordan.
Cariño: Le preguntaré a Lineth entonces.
Yo: ¿Cómo sabes sobre Lineth?
Cariño: Sé muchas cosas.
Yo: Tengo que trabajar, nos vemos.
Yo: Y deja de acosarme.
Bloqueé el celular y retomé la lectura, pasé la hora restante terminando el libro. A las siete y quince ya estaba en la cafetería, me vestí con mi delantal y mi gorra. A lo lejos escuché a dos de mis compañeros murmurar, eran una pareja que pasaban sus ratos libres en el almacén comiéndose a besos.
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Sentimientos de metal
RomanceLa universidad donde estudia Dorianne es bastante peculiar: además de estar llena de estudiantes adinerados, los hombres dedican sus días de estudio en apostar sobre qué chica pueden tirarse, el que lo consiga se lleva una buena suma de dinero recau...