Dorianne
-Debo decirte algo- pronuncié aterrorizada.
-¿Qué pasa?- preguntó Lineth mientras se corregía el labial en el espejo retrovisor de su auto y ponía en marcha el motor.
-Deberías apagar el auto.
Lineth me observó con preocupación, estábamos aparcadas fuera de mi casa antes de emprender camino a la universidad, pero supuse que sería mala idea contárselo mientras conducía.
-¿Pasó algo malo?- preguntó visiblemente preocupada.
-No... no es nada malo, pero es posible que lo tomes de mala manera.
-Habla, Dorianne, me estás inquietando.
-Bueno... pues... ¿recuerdas cuando dijiste que pedirle a Jordan que me ayudara en esto del reto podía salirse de control?- comencé, la miré de soslayo y tenía una expresión de "Oh, no". -Bueno, pues... creo que tenías razón.
-Dorianne...
-Espera, deja que te explique, verás... también yo tenía mis reservas cuando lo conocí, pensé que era un idiota ensimismado que sólo jugaba con los demás, por ello fui muy cuidadosa en no bajar la guardia, porque presentía que si me enamoraba de él como todas algo resultaría muy mal, que me rompería el corazón.
-¿Entonces?
-Entonces me di cuenta de que no es para nada como suponía, es un hombre atento, divertido, amable, muy inteligente, sensible... es... no sé cómo explicarlo, Lineth, pero lo quiero y él me quiere también.
Mi amiga respiró hondo mientras me miraba fijamente, apretó los puños, observó la hora en el reloj del auto y se volvió de nuevo a mí preparada para lo que fuese que planeaba decir.
-Dorianne, te quiero, y muchísimo, por eso es que te voy a decir esto. Cuando me contaste tu plan ya presentía que algo así podía pasar, que descubrirías en él alguna causa perdida qué solucionar y tu instinto altruista se encapricharía con él, que se comportaría encantador y dulce y tú creerías que es diferente a como todos creen... pero, ¿acaso no has pensado que otras chicas también vieron eso en él? ¿Crees que entre su larga lista de conquistas eres la primera que cree que es diferente a como pensaba?
-Es muy diferente, esas chicas...- me detuve antes de decirlo.
-Esas chicas fueron cosa de una noche- completó. -Todos los que conocen a Jordan Adams lo saben porque es lo que siempre ha hecho, se tira a mujeres y luego no recuerda ni sus nombres, utiliza a los demás para su propio beneficio, se divierte haciendo sufrir a quien se acerca a él.
-No lo conoces, Lineth, ¿en qué te basas para decir todo eso?- el enojo y la tristeza me invadían al mismo tiempo.
-No hace falta pasar el día con él para saber lo que te digo, ese chico lo único que te traerá son problemas y no quiero verte destrozada por un idiota mediocre de pensamiento.
-No lo llames así- advertí con la voz un tono más alto del que hubiese querido.
-Dor, ¿en serio crees que eres diferente a las demás que han pasado por su vida?
-No pareciste pensar así cuando llegó Elías- siseé, ella se puso en guardia.
-Lo nuestro fue diferente.
-¿En qué? ¿Elías era un santo antes de conocerte?
-No era un patán como Jordan, eso te lo aseguro.
-Claro, tanto que te invitó a salir en espera de ganar el reto, en espera de que cayeras redondita- me arrepentí en el justo momento en que pronuncié las palabras. Lineth me miró herida.
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Sentimientos de metal
RomansLa universidad donde estudia Dorianne es bastante peculiar: además de estar llena de estudiantes adinerados, los hombres dedican sus días de estudio en apostar sobre qué chica pueden tirarse, el que lo consiga se lleva una buena suma de dinero recau...