Capítulo 12

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Narra Marshall

Estaba con Sander, hablando de unos operativos que implementaremos en la manada, ya era tarde, estábamos ambos en la terraza.

-¿Sabes Kylie? - decía mientras me daba una cerveza, asentí -Te he notado algo tenso estos días -Me da una palmada - lo único que puedo decirte es que si tienes algún problema o preocupación, sabes que aquí estoy, en lo que pueda ayudarte dime.

Suspiro y bebo un poco, no creo que me dijera lo mismo, si supiera mis intensiones, es una lástima, él realmente me caía muy bien.

-Claro Sander - mientras me sentaba en una de las sillas a veces era bueno, un poco de compañía - supongo que he estado un poco tensionado, por como Aaron está tomando decisiones.

-Aaron siempre ha sido muy duro, creo que tú lo has de saber -Me ve para después observar el cielo - mi padre nos educó de una manera muy estricta a Aarón le tocó la peor parte, por ser el primogénito.

-Eso es lo que no me gusta - recordando a su difunto hermano, el demonio mayor- los padres tratan de educar a sus hijos para que sigan sus pasos, en lugar de que ellos tomen su propio camino en la vida.

-Tienes razón, la verdad para Aaron y para mi, fue difícil lidiar con las responsabilidades de la manada a esa edad -con nostalgia - No estábamos preparados para tener en nuestros hombros el peso de una manada y el de cuidar a una bebé.

Sonreí de lado -¿Y cómo lidiaron con esas responsabilidades? -No pudo evitar preguntar, el mediano de los Morgan se rió un poco.

-Aprendimos a la mala, el consejo ya quería que Aaron se casará, estaban poniendo mucha presión. Pero nosotros pusimos las reglas del juego, éramos los hijos del Alpha.

"Poner las reglas del juego" con una sonrisa, Sander siempre sabía brindarme un buen consejo, hasta que escuche una risa por debajo.

-Aunque tuvo su consecuencia, el poner las reglas del juego -mirándome con cierta tristeza - No tuvimos la experiencia suficiente, para mantener vigilada a Sol, una bebé de 4 meses ¿Qué sabría defenderse de varios demonios? Es algo que hasta la fecha sigue calándonos a Aarón y a mí.

Fue mi turno de beber, en lo que Sander contestaba una llamada, Solanche siempre había sido una niña muy intrépida, intrépidamente entró a mi vida.

INICIO DEL FLASH BACK
-¡¡Marshall!! -era mi compañera Karin, llegando a mi lado estábamos en la ciudad celestial.

-¿Si dime? - con una sonrisa.

-Escuche que a ti también te asignaron una misión -ambos traíamos un folder color Manila.

-Si, tengo que ir a cerrar el portal de la ciudad de Deiley -enseñándole el collar que tenía.

-Te cambio la misión, el mío es cuidar a una niña que perdió a su lobo interior, por culpa de un demonio.

-¿Por que me quieres cambiar la misión? - La veo con curiosidad.

-Por que esta misión me la asignaron hace tiempo, antes de que pasara lo de tu madre - baje la mirada - No entiendo el porqué te dieron esta misión a ti, si lo que menos quiere la líder es que tengas contacto con Mein.

-De acuerdo, entonces dame el folder - entregándole mi folder.

FIN DE FLASHBACK

-¿Cómo? Angelica te dije que no fiestas universitarias, me dijiste que iban a hacer una fogata tranquila en la playa -enojado Sander, saliendo de mis pensamientos rápidamente -Voy por ustedes mándame la ubicación, ¡Solanche! No cuelgues el maldito teléfono -le colgaron.

-¿Qué ocurrió Sander? -pregunto rápidamente dejando mi cerveza a un lado.

-Ire por Angelica y mi hermana, están totalmente ebrias en una fiesta, iré por ellas antes de que hagan una tontería.

-Te acompañó-Esas palabras salieron de mi boca muy rápido, odiaba tener que convertirme en este pulgoso lobo, pero tenía que ir por Solanche.

-Puedo rastrear la esencia de Angy y mi hermana- con una sonrisa antes de convertirse en ese lobo arena y no me quedo de otra más que ser este lobo cobrizo.

Mientras corríamos por la carretera, reflexionaba el porqué estaba haciendo esto, necesitaba una buena explicación del porqué necesitaba tenerla cerca, la quería matar de eso no había dudas, pero una parte muy profunda de mi necesitaba que ella estuviera bien.

Esto que sentí por ella ya estaba más que muerto, por eso ¿soy lo que soy? No quería nada, solo cumplir la misión que mi madre me había dejado.

Cuando llegamos a la playa eran como las 3 de la mañana, Sander se convirtió en humano, frente a una casa llena de autos, con muchas personas entrando y saliendo.

-Ahi están-murmuraba y ambos entramos a la casa - tú busca a mi hermana y yo a Angy.

-¿Disculpen han visto a una pelirroja, como de 1.70, ojos cafés claros? -preguntaba a un grupo de amigos, ellos asintieron y señalaron el segundo piso riéndose, esto ya no me hizo gracia.

Subí las escaleras comencé a abrir habitaciones, encontrándome a parejitas en situaciones íntimas, solo faltaba una habitación, con toda la furia abrí esa puerta.

Cabello rojo "maldita sea Solanche" me acerque con furia y la separe - ¿Qué te pasa Solanche? - Me lleve una gran sorpresa al ver que era otra chica, con su acompañante.

-¡Ey amigo! Esta es mi chica búscate la tuya - tomándola, rodé los ojos estaban ebrios y la solté - por cierto, están padres tus pupilentes rojos amigo, si que se ven reales.

Baje y salí al patio de la casa, que conectaba a la playa, hasta que la vi, estaba bailando con varias personas, observó sus movimientos me invitaban a bailar con ella y la tomo de su cadera.

-Es hora de volver a casa Solanche - dije con seriedad.

-¿Qué haces aquí Kylean? -cruzando los brazos, si que estaba ebria- No me voy a ir de aquí, me estoy divirtiendo como nunca -se suelta de mis brazos y se va con otro a seguir bailando.

-No estás entendido, es vamos a casa quieras o no -conteniendo las ganas de matar al otro, la tomo de la cintura y la elevo para ponerla en mi hombro, caminando lejos de la música, la llevo a la cocina de la casa- ¿estás bien Solanche? -al verla cabizbaja.

-No quiero ir a casa -llorando con mucho sentimiento, se le estaba quebrando la voz-vivo rodeada de mentiras, no quiero, quiero una vida real.

Me abrazo por el cuello, como los viejos tiempos, en ese instante entendí que cualquier dolor físico y emocional, no se compara con verla a ella mal.

-No llores preciosa, por favor - susurraba acariciando su cabello -los angelitos como tú no lloran.

Así la solía consolar cuando era una niña, ella separo y me toma del rostro para darme un beso en la mejilla.

-Eres tú- susurro con una sonrisa limpiándose las lágrimas - siempre estás conmigo.

-No se de que estás hablando Solanche, estás ebria, tengo que llevarte con Sander.

-Si eres tú -murmuraba para recargarse en mi hombro, la abracé como pude, le quité la botella de cerveza que no soltaba.

-Que bueno que la encontraste bro - decía Sander con Angélica aún lado, ella estaba igual de ebria que ella - es hora de volver a casa.

Regresamos en el auto de Angelica, mientras veía de reojo a mi pelirroja favorita, dormida junto con su amiga.

"Quizás nunca la dejaste de querer Marshall" decía una odiosa vocecita en mi mente, mi conciencia.

Con sed de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora