Capítulo 27

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Narrador omnisciente

La manada Red Moon iba en camino a la ciudad de Deiley, cuando algo hizo detener Alpha una sensación de frialdad, tenía un presentimiento. Al mismo tiempo que Sander buscaba a su hermana desesperado, hasta que encontró su silla de ruedas abandonada en un callejón, sintiendo esa misma sensación de vacío, cayó al piso. Los aullidos de ambos Morgan irrumpían la tranquila ciudad donde residían.

Angy lloraba, sentía una impotencia de no saber nada de su mejor amiga, le había marcado más de 15 veces y nada. Se sentía culpable también porque sabía que su amiga iría a Deiley, la misma pelirroja le había encargado que mantuviera a su hermano ocupado.

Estaba sentaba en el sillón observando cómo su novio daba vueltas en su casa desesperado, hablando por teléfono con Aaron.

-No se Aaron, no la encuentro, ya la buscamos Angy y yo por toda la ciudad y no aparece - revolviéndose el pelo al borde del colapso - Yo también lo sentí Aaron - cayendo el piso tirando el teléfono comenzando a llorar desconsoladamente.

Mientras tanto en otra parte alejada de la ciudad, alguien observaba la luna llena en su máximo esplendor. "Joder! Espero que esto funcione" Pensaba el vampiro observando lo que había hecho.

Solanche Morgan yacía en el piso sin vida, con una mordida en el cuello, la había mordido segundos después de que su corazón dejó de latir.

Ya llevaba 30 minutos así, se acercó a ella para cerrarle los ojos creyendo que llegó demasiado tarde - lo lamento.

La tomo en brazos para partir a donde se encontraba la manada Red Moon, hasta que sintió algo en la espalda de la pelirroja -¿Qué mier- cuando empezó a escuchar los gritos de dolor de la pelirroja, sonríe, estaba funcionando.

Observando como algunos clavos de metal que tenía en su cintura puestos para arreglar la fractura de cadera y columna, eran expulsados del cuerpo de la chica.

Ya no los necesitaba, Nathaniel sabía que el dolor que estaba experimentando no se comparaba con nada que un humano podría experimentar, así que optó por lo que le hicieron a él.

Corrió unos kilómetros con la chica gritando, hasta que encontró lo que buscaba, el mar, el oleaje que calmaba cualquier alma atormentada.

-Aquí Solanche podrás tener algo de calma- le decía el castaño acomodando a la chica en la orilla, donde la mojaban las olas, llevándose con ellas la sangre que aún tenía en su ropa.

La pelirroja no podía concentrarse en nada, los gritos que salían de su boca no los podía controlar, era una sensación de parálisis terrible, hasta que sintió un poco de calma escuchando el oleaje del mar y vino a su menta la sonrisa de Marshall.

<¿Zira me vas a abandonar?> preguntaba sintiendo como se extinguía la pelirroja, sintiendo que terminaría con su humanidad o lo que quedaba de ella.

<Nunca Solanche, siempre estaré contigo> su loba aulló, antes de sentir el proceso terminado abriendo los ojos, los cuales adoptaron los ojos de Zira amarillos intenso, su piel estaba ligeramente más pálida a la que ya tenía, no escuchaba los latidos de su corazón, pero podía escuchar claramente todos los sonido de alrededor.

-Bienvenida de vuelta Solanche - al ver cómo volvía a dar sus pasos, estaba caminando nuevamente después de que ya no iba a volver a hacerlo nunca - Me alegra saber que tu cambio no afecto mucho en ti - decía el vampiro viéndola los ojos.

Ese amanecer marcaba un antes y un después en la vida de Solanche Morgan junto con Zira, ambas aceptaron el cambio uniéndose a su nueva naturaleza.

La chica no podía hablar sentía como si hubiera corrido un maratón, tenía la boca seca, lo que tenía era...

-Sed, entiendo lo que sientes - decía Nathaniel entregándole un animal muerto, que él había cazado - bébelo necesitas esto, ya luego te consigo las bolsas de sangre que Greta me da.

Narra Solanche

He estado estas semanas con Nathaniel, ayudando a controlar esta sed que siento. Controlar mi fuerza y velocidad, me había dado varias vueltas por la casa, me partía el corazón ver a mi familia sufrir así, pero no podía arriesgarme a que yo les hiciera daño.

-No me voy a rendir Sander, voy a encontrar a Solanche - escuchaba a mi hermano, lucia mal muy cansado.

-La encontraremos - veía como los dos trataban de consolar a Oriana quien era un mar de lágrimas.

-Tengo que ir a Deiley, no puedo aplazar, la manada Red Moon debe entrar a la pelea con esos demonios - decía Aaron con pesar- volviendo no dejare de buscar a mi hermanita.

Me baje de esos árboles, para encontrarme a Nathaniel.

-Es hora de ir, recuerda hay mucha sangre en ese lugar que puede hacer que te descontroles, necesito que al momento de sentir eso, te vayas.

Asentí con cierto nerviosismo - pero espera - sacando lo que había ido a sacar de la casa de Kylean o bueno, donde era su casa. Me puse la capa azul de los cazadores con una sonrisa - vamos, ahora si.

Al llegar ahí sin esperar nada, veía a Los Ángeles conteniendo a algunos demonios.

-Ya se están conteniendo, faltan menos Weisz - gritaba uno de ellos a Dereck, este asentía siguiendo con la lucha en el cielo junto con otros ángeles, trataban de contener todo. Podía ver un gran campo de fuerza que contenía la ciudad, sabía que era obra de Greta.

Observe más capas azules, pude reconocer a Greta Weisz y Roxan Decanini. Hasta que una capa ropa se abrió paso entre ellas, sus demonios empujaban a todos no permitían que ninguno se le acercara, justo como en la manada aquella noche.

Se me fue el aliento, al verlo ya no lo reconocía "¿Seguirá estando mi Marshall ahí?" Pensaba mientras comenzaba a pelear con uno de sus demonios, él desaprecio de mi campo visual.

Vi cómo llegaba la manada de mi familia, seguía peleando cuando veía como uno de los demonios que desprendió Marshall se acercaba a Aaron, estaba librando bien la batalla cuando iba a atacarlo por la espalda, le encajó uno de sus filosos cuernos en el estómago a Aaron.

Reaccione antes de que pudiera pensar lo que haría, empujándolo de Aaron - No te metas con los Morgan, querido.

Hablé por primera vez desde que llegué ahí, no tuve tiempo de seguir hablando porque derribé de nuevo, si que había diferencia a cuando yo era humana, ya era más fácil.

Recordé rápidamente lo que me enseñó Dimitri, coloqué mis manos en su cuello, no tenía una espada, pero tenía estos colmillos filosos.

En menos de 5 minutos, se escuchó un chillido perturbador, la cabeza del demonio rodó en el piso, yo estaba escupiendo los restos del demonio de mi boca.

-Solanche - decía Greta impresionada dejando otra cabeza de demonio en el suelo decapitada y su espada, ensangrentada.

Yo solo veía a mis hermanos que me contemplaban, sin decir nada. Me acerqué a Aaron para asegurarme que se encontraba bien, observe su herida, rompí un pedazo de tela de la capa y se lo puse como torniquete.

-¿Hermanita? - decía él en shock, asentí un poco descuidada, en eso mis manos se mancharon de su sangre y esa sensación horrible de sed volvió a mi.

"Huye, vete o esto retará tu instinto" me gritaba mi subconsciente.

Con sed de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora