28: runaway.

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Repetimos...la línea C se canceló hasta próximo aviso debido a una falla técnica...

Ante el último crugido de los altavoces, el publicó comienza a dispersarse en búsqueda de otros medios de transporte con un sentimiento general de descontento.

Sólo dos figuras se mantienen inmóviles, sentadas en el borde del andén.

Hana mira de soslayo las cortas y pálidas piernas de Jinho mientras este las mueve de atrás hacia adelante.

—¿Y ahora qué hacemos?—Le pregunta de repente, extendiendo sus labios en un infantil e inconsciente gesto de disgusto.

Hara se hubiera reído, pero estaba demasiado preocupada como para hacerlo.

—No sé.—Murmura, mirando hacía donde se suponía que un tren tendría que haber llegado veinte minutos atrás—Supongo que tendremos que esperar a que el servicio se reanude.

—Eso podría tardar horas, ya lo oíste.—Se queja su acompañante, mirando distraídamente sus zapatillas azules—Y ya estamos llegando tarde de todas formas...

La chica mira el reloj en su muñeca y suspira con exasperación, sumamente estresada.Si hubiera tomado el mismo tren que Kino esto no hubiera sucedido.Odiaba llegar tarde.Jinho, por otro lado, ni siquiera se veía afectado por el hecho de perder un día de clases.

—Hara...

—¿Hmm?—La castaña enciende su teléfono, intentando buscar la página oficial de los trenes para encontrar nueva información con respecto al corte.

—¿Nos quedaremos esperando el tren todo el día?—Jinho analiza su perfil, aprovechando que la joven está distraída y no puede pescarlo en el acto.

—¿Se te ocurre una mejor idea?—La escucha susurrar suavemente, distraída y con el ceño ligeramente fruncido debido a la concentración.

Jinho suspira y analiza el entorno, incapaz de interrumpirla mientras se sumerge en su teléfono.

A unos metros de ellos, en otro andén, mucha gente se amontona para abordar un tren que parece ir en la dirección contraria.Intrigado, él dirige sus ojos hacia el cartel que indica el destino y una idea cruza su mente.

Podía ser una locura pero...

—Hara...

Ella no le responde.Al mirarla, él se da cuenta de que se ha hundido hasta el tope en su propio mundo, concentrada en su teléfono y la búsqueda de transportes alternativos.

—Hara.—Intenta llamar su atención nuevamente, pero nada sucede.

Lanza una mirada nerviosa en dirección al andén contrario, percatandose de que el tren se está acercando y la gente comienza a reagruparse para abordarlo.

—Hara...—Vocaliza en lo que es un pedido impulsivo, dirigiendo de manera inconsciente y torpe su mano hacia la suya.

Ni bien sus dedos rozan el reverso de su mano, Hara se estremece y dirige sus penetrantes ojos hacia él, haciéndolo sonrojar.

—Tú...—Él aclara su garganta y aleja su mano como si se hubiera quemado con el contacto—¿Quieres...?—Se da una palmada mental cuando las palabras se niegan a salir de sus labios.

—¿Si quiero qué?—Lo incentiva ella, curiosa.

—¿Quieres viajar a la ciudad...conmigo?

Hara parpadea, preguntándose si escuchó bien.

—¿Viajar a la ciudad?—Balbucea.

—Sí.—Jinho rasca su nuca, avergonzado—Estaba en tu lista, ¿no?

¿Cómo recordaba él una lista que había visto brevemente días atrás? A Hara le sorprendió su gesto.

—¿C-cuándo?

—Pues...ahora.

—¿Ahora?—Ella suelta todo el aire en sus pulmones—¿Ahora, ahora?

Jinho asiente, dejándola pasmada.

—Eso es imposible.—Se apresura a decir.

—Hmm...no.De hecho no lo es.Sólo tenemos que cruzar el andén.—Su dedo le señala en las dirección contraria.

Hara apenas mira en esa dirección: ella conocía muy bien a dónde se dirigía ese tren.Había fantaseado con abordarlo muchas veces.

—¿Conoces la ciudad? ¿Alguna vez has estado allí?

—Eh...no.—Responde el chico automáticamente.

—¿Y quieres ir de todas formas?—Ella niega, analizando todas las probabilidades de que algo saliera mal—¿Qué tal si nos perdemos o algo nos pasa?

—No vamos a perdernos, tranquila.—Los ojos de Jinho se transforman en dos pequeñas líneas al sonreír.

—¿Cómo estás tan seguro?—Hara lo analiza con desconfianza.

—Porque no voy a dejar que nada malo te suceda.—Musita con sencillez y liviandad.

—Eso no me deja más tranquila.—Pronuncia.Sin embargo, siente cierto cosquilleo extraño en el estómago al oírlo—¿Puedo pensarlo?

—Bueno...—Jinho desvía su atención hacia un lado—Tienes que pensar rápido o perderemos el tren.

Es cierto.

El tren acaba de llegar, lo cual significa que tienen a lo sumo diez minutos para cruzar toda la distancia hasta el otro andén y subirse.

Pero Hara detesta todo lo espontáneo porque la pone nerviosa y la hace dudar.Subir a un tren que tenía como destino un lugar que ella siempre había querido visitar con ansias era tentador, pero perdía bastante su magia si consideraba que su guía iba a ser alguien con su mismo nivel de conocimiento con respecto a Seúl: es decir...nulo.

Sin mencionar que sus padres probablemente enloquecerían al enterarse de que viajó a otra ciudad, sin supervisión, y con alguien que apenas conocía hace un par de semanas.

—¿Hara?—Jinho sacude su mano frente a sus ojos, despertandola de sus cavilaciones—Te perdí de nuevo.—«Allí está» piensa ella, «aquella sonrisa que transmite confianza de nuevo».

¿Por qué sonreía tan despreocupadamente siempre?

—Tic, toc, tic, toc...—Canturrea el chico—El tren se va, Hara.

Sí, él tenía mucha razón.

El tren se le estaba yendo mientras ella se sentaba a esperar.

Sin embargo, tenía que preguntar...

—¿Y si nos perdemos?

—Existe Google Maps.

—¿Y si no tenemos conexión?

—Podemos preguntarle a alguien en la calle.—Alza uno de sus hombros, restándole importancia.

¿Y si se preguntan dónde estuvimos cuando se enteren que no fuimos a la escuela ni a casa?

Movido por un buen presentimiento, Jinho ya se había puesto de pie para desempolvar sus pantalones y ajustar sus cordones.Al oírla, alza su mirada hacia ella con diversión.

—Podemos decirles que te secuestré.

Hara achica sus ojos con sospecha.

—Sólo para estar segura...¿no lo harías, cierto?

Él sofoca una carcajada y le extiende su mano.

—Sólo si no te subes a ese tren.

La chica acepta su ofrenda, poniéndose de pie con su ayuda.

—Tenía que preguntar.






Inspirado en mis amigas y su alocada capacidad para improvisar sin tener ni un solo plan pactado, lo cual yo jamás tendré

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