36: Seúl contigo.

98 23 11
                                    

El primer viernes en el que Jinho y Hara se reúnen es un día soleado, lo cual rompe con su racha climática.

Ella se desploma sobre el asiento del tren y suelta un suspiro, lo cual capta la atención del chico a su lado.

—¿Ya te estás arrepintiendo?—Le pregunta, venciendo a su timidez e intentando ocultar su desilusión.

—Yo nunca hice algo así.—La escucha murmurar con impaciencia, observando a la gente pasar por el andén—Ya sabés, faltar a la escuela y mentir.

Jinho mira rápidamente la hora en su teléfono, comenzando a arrepentirse de la travesura en la que está embarcandola.Quiere compartir tiempo con Hara, viajar y ganarse poco a poco su confianza, pero no bajo éstas circunstancias.No cuando ella se siente así de inquieta al respecto.Cuando lo hicieran, no quería que ella lamentara ni un sólo momento.

—Si quieres podemos volver...—Comienza a decir—Si tomamos el otro tren quizás lleguemos a tiempo a la escuela...

—No.

Ella se gira hacia él y la determinación brilla en sus lindos ojos pardos.

—Quiero hacer esto.

—Pero te ves ansiosa...—Las cejas del chico se fruncen con preocupación—Está bien si quieres volver.Entiendo que esto puede meterte en muchos problemas si tus padres se enteran.

—Mis padres jamás permitirían que yo hiciera algo así...—Su atención se dirige hacia sus manos, incapaces de quedarse quietas sobre su regazo—Y por eso quiero hacerlo.Quiero conocer Seúl contigo, Jinho.

La forma en la que pronuncia su nombre hace que el corazón se le acelere, aunque sabe que no se supone que sus palabras lo ilusionen de esa manera.Él sólo la está ayudando a cumplir con su lista y carga con la responsabilidad de ser su guía turístico, nada más.

—Está bien.—Una sonrisa se filtra entre sus labios—Iremos, entonces.

Después de acceder a continuar con el viaje, Hana se relaja con una expresión complacida en el asiento y los minutos pasan con tranquilidad.El silencio se transforma en todo menos algo incómodo, como siempre que se encontraban en compañía del otro recientemente.Una vez que el tren cierra sus puertas y arranca, ya no hay vuelta atrás para ambos.

—Debe gustarte mucho viajar en tren.—Comenta Jinho repentinamente, expresando en voz alta sus pensamientos al verla tan concentrada en el paisaje.

—¿Por qué crees eso?—Le susurra Hana, sonando sorprendida.

Jinho hace un gesto hacia la ventana con su dedo y ella sigue aquél punto con la mirada.

—Siempre estás observando con la mirada.

—Oh.—Hana sonríe tenuemente, mirando los edificios pasar con rapidez del otro lado del cristal—En realidad lo odio.

Quien está sorprendido ahora no es ella, sino Jinho.No se esperaba aquella revelación o la forma en la que la voz de la chica se llena de un tono propio del hastío.

—Miro por la ventanilla para desconectarme de lo que sucede a mí alrededor.—Continúa hablando con lentitud, explicándose—Es la forma más sencilla de aislarse y es fácil porque, cuanto más viajas en tren o te sumerges en cualquier rutina, te sientes a enloquecer.Es como un círculo de nunca acabar.Al principio le tenía miedo al tren, luego fue divertido y le tomé el gusto.Pero a medida que pasaban los años escolares y me encontraban viajando a la misma hora, día tras día...sólo quería que acabara rápido.Es como sumergirse en una masa gris donde te vuelves algo echo de aire, porque nadie puede verte.Las personas te atraviesan con la mirada y aprendes a hacer lo mismo.Te vuelves uno más de esa masa y te mueves con ella.

No son más que unas breves palabras, pero en tan sólo un par de instantes, así como así, a Jinho le parece que finalmente ha aprendido mucho de Kang Ha Ra.

—¿Y ser invisible tiene sus ventajas?

Ella parpadea y lo mira.

—A veces.—Su sonrisa titubea—Pero la mayoría de las veces te encuentras muy sola.

—¿Y...te gusta estar sola?

Las palabras salen con dificultad de la boca del chico.No puede imaginarse disfrutando de estar sólo, sin compañía de sus amigos ni nadie más que su persona.No se soporta a sí mismo, ha decir verdad.Siempre fue demasiado hiperactivo.

—En principio, sí.Es a lo que estoy acostumbrada.—Hara desliza sus delgados dedos por su frente, quitando los mechones oscuros que caen sobre ella, incapaz de dejar quietas sus manos—Pero hay veces en las que...—Niega—Por eso quise venir.Por lo que dijiste el otro día...—Admite—No pude dejar de pensar en eso.

—¿En qué cosa?

Hara duda durante varios instantes, como si no supiera cómo responder.Lo piensa bastante antes de decir:

—En que la vida es corta.—Sus ojos se fijan en su rostro—El futuro no es más que lo desconocido, lo insondeable.¿Quién sabe qué puede suceder en el futuro? Nadie.Podría morir mañana sin conocer Seúl, sin cumplir esa lista...—Las palabras se deshacen en su boca antes de concluir:—Me dí cuenta de algo cuando me dijiste esas palabras y eso es que lo único más terrible que arrepentirse de lo que se hizo es lamentar lo que no se hizo.

Su mano roza suavemente la suya, como una suave caricia en señal de agradecimiento, dándole escalofríos.

—Gracias, Jinho.Voy a disfrutar de este viaje gracias a tí.

Él no consigue respirar hasta que ella se voltea y deja de mirarlo.E incluso entonces está tan fascinado por ella, por su repentino gesto y sus palabras, que no puede dejar de mirarla.

Kang Ha Ra no sólo le gusta, no.El sentimiento está escalando rápidamente y se muere por conocer aquellas partes de ella que aún desconoce.

Pero sí.

Hara tiene razón en muchas cosas.

Y cuánta razón tiene...él claramente no lo sabe.

The list » JinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora