58: pronto.

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Hara volvió al cassette que Jinho le había regalado (como siempre, reservándose la última canción para el próximo viaje en tren) y saboreó los caramelos de miel como si fueran un bálsamo mágico para todos sus malestares.Ya no se sentía tan cansada como ésta mañana cuando se había forzado a salir de la cama.De repente, la energía y el aliento vital de sus besos resumaban por todo su cuerpo.

Dos horas despues, está tan concentrada con el walkman en su regazo que no nota a Jiwoo en su puerta hasta que entra en su espacio visual.

Aún sigue muy molesta con él.No se olvida todo lo que le hizo a Jinho y las cosas horribles que le dijo, cosas que él no se merecía.Durante un momento considera decirle cosas igual de hirientes para que sepa cómo se siente ser acosado.Pero entonces se percata de la expresión en el rostro de su hermano y se detiene.

Tristeza.

Preocupación.

Durante los últimos tres años esos sentimientos no habían abandonado ni por un segundo la expresión de toda su familia.Abundaban en la casa, volviendo el ambiente más volátil y pesado.Pero hoy, por primera vez en mucho tiempo, se habían disuelto gracias a Jinho.Las risas llenaron los pasillos en su lugar.Y ella no sabe cómo agradecerle por ese regalo.

Ahora, viendo que esos sentimientos vuelven a asentarse, al instante se siente culpable por molestarse con su hermano.A pesar de que sus acciones no fueran las correctas, la intención que tuvo no había sido vil.Él intentaba protegerla.De hecho, toda su familia lo hacía, cada uno a su manera.Jiwoo era probablemente el que peor lo llevaba.La violencia había sido la única manera de manejarse alrededor de los otros y con ella, bueno...se conducía como si estuviera hecha de cristal todo el tiempo.

Hara extrañaba la alegre versión de Jiwoo.Aquella luminosa persona que solía alegrar la habitación tanto o más que Kino.Siendo su hermana melliza, habiendo nacido ambos con minutos de diferencia, ella conoce el corazón de su hermano como nadie.Y sabe la bondad de la que es capaz.La tristeza y la impotencia lo habían empujado a su límite, pero él sigue siendo su alma gemela.Sí, cometió un error.Pero su motivación no fue cruel.

Aún así se asegura de que él vea la molestia escrita en sus ojos cuando lo mira para escarmentarlo.Es necesario que sepa que, a pesar de todo, lo que hizo no fue correcto.

Pero entonces él se lleva toda su determinación al hablar.

—Él no tiene idea, ¿verdad?

Los ojos de su hermano ya no tienen residuos de enojo.En ellos sólo hay tristes certezas que ella intenta ignorar.Ante sus palabras, Hara no puede evitar encogerse como si le hubieran estrujado el corazón.

Así como así, toda la alegre despreocupación que Jinho le había traído con su presencia se enfría hasta esfumarse.

Ahí está el mismo elefante de siempre en la habitación, tragándose su felicidad de un mordisco.

Ya no debería doler, pero lo hace.

Duele como siempre.

—Tienes que decirle pronto.—Pronuncia Jiwoo, la pena saturando sus ojos.

—Pronto.

Hara miente.Miente con temblorosas manos, aún aferrándose a los envoltorios de caramelos y con ellos a sus esperanzas.

Jiwoo suspira y deja caer sus hombros.Le mata por dentro ver la forma en la que la felicidad se esfuma de los ojos de su hermana, pero necesita que sepa que la realidad no puede ser ignorada por mucho tiempo más.Él lo sabría pronto, tarde o temprano.Cuando habló con Jinho, al instante supo que él aún no lo sabía.Y aunque no le gustaba admitirlo, el chico le había agradado.Tenía agallas, se preocupaba y hacía lo imposible por su hermana.Por ello necesitaba saber.

—Pronto.—Repite para su hermana, pronunciando las palabras con suavidad pero haciéndole saber que hay firmeza en cada una de ellas—Tienes que hacerlo pronto, Hara.Es como una bandita, cuanto más rápido la saques mejor.

Hara lo duda.

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