57: el chico.

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Luego de despedir a Jinho en su puerta de una manera cómicamente extraña (ya que él se había inclinado a darle un beso y luego se había arrepentido al ver la enorme figura de su hermano en la ventana) Hara ingresó a la casa con una enorme sonrisa en sus labios, sintiéndose cálida y feliz por dentro.

Su madre estaba saliendo de la cocina cuando la vió.Aunque actuaba casual,  por su sonrisa complice supuso que ella y su padre también habían espiado por las ventanas.

—Me gusta ese chico, hija.—Le dijo al detenerse por un segundo en el marco de la puerta—Me gusta mucho.

Hara luchó contra la luz que se coló en su expresión, pero perdió miserablemente.

—A mí también, mamá.—Respondió—A mí también.

Los ojos de su madre se llenaron de lágrimas y asintió.Luego continuó silenciosamente con sus tareas.

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