﹁ending escene.

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Intenté cubrir el sol con mi mano con un ojo entrecerrado debido a que los rayos no me permitían ver, abría y cerraba mi palma como si pudiese apachurrar la gran esfera amarilla y desaparecerla.
Esperaba por el termino de la clase de deportes, resulta que hace unos meses me diagnosticaron asma.
¿Loqs episodios de dificultad para respirar?  Sí, eran debido a eso. Exceso de estrés dijo el doctor, no era un caso que se diera mucho, ni un causante muy normal.
Todos mis episodios dieron inició cuando no podía más con el incidente de Jimin,  las cosas se resolvieron entre ambos pero a veces el aire frío me hace opresión en el pecho.
Mamá tomó precauciones evitando cualquier cosa que pudiese dañarme, ya que por el momento no existía tanto la necesidad de usar inhalador.

Movía mis pies marchando para desaburrirme, una sombra gigante hizo que levantara la vista para encontrarlo a él.
Su cabello brillaba, literalmente, el sol en él tenía un efecto precioso, los reflejos parecían tener destellos de estrellas.

─¡Te he traído un paquete de galletas!── jadeaba, recién terminaban de dar unas cuantaas vueltas.

─¡No es necesario! Estoy bien.

─Por favor, aceptalas. Al menos come algo mientras dan la hora de almorzar.──Jimin se despidió con una sonrisa de oreja a oreja, sus ojos hicieron esa caracteristica curva que los hacia ver felices también. Dio la vuelta haciendo una señal con sus dedos. Eso significaba que al salir de la escuela le acompañaría a ballet.

Asentí sin objeción, hacia tiempo que no miraba a mi hermoso danseur.

Ese día decidí hacer algo que deje por pereza, mi lápiz jugaba entre mis dedos, las hojas blancas con algunos rayones y círculos mal formados se azomaban en la esquina, el fondo era de golpes contra el piso.

Jimin saltaba de un lado a otro y caía.

Estaba cansado.

Esa escena me aterraba más que cualquier otra. Los moretones en sus rodillas hablaban sobre cuánto era su pasión por el baile que trataba, trataba, trataba y trataba aún más para perfeccionar cada movimiento.

¿Por qué no le ayudas? preguntarán.

La primera vez que le vi hacerse daño en el estudio corrí a su ayuda, la segunda vez yo misma coloqué una bandita en su herida, la tercera...él ya no ne permitió acercarme.

"Debo aprender a caer y aprender a levantarme solo", fue lo que dijo esa noche antes de llevarse los pies adoloridos.

─Ya recorde la razón por la que deje de venir.──hablé mirando a la ventana──Que no me permitas ayudarte...no me gusta.───traté de sonar lo menos grosera.

Gimió tirandosé al frío piso.

─Ayudas más de lo que imaginas, es bueno que después de caer a la hora de mirar atrás tu estés ahí. Sé que si algún día no puedo hacerlo por mi mismo, tú estarás ahí, y esa es la ayuda más bonita que puedo recibir de ti.

─¿Qué hay si yo tampoco puedo levantarte?──vacilé.

─Sé que entonces te tiraras conmigo.

Sonreí luego de suspirar por la confianza en su voz.
─O me harás burla por caer, ambas son válidas.───colocó un toque de humor.

─Jimin...¿Qué somos?───cuestioné de la nada.

No hubo respuesta veloz, lo que me hizo prestar más atención.
─¿Tu qué crees que somos?

Encogí mis hombros aunque él no pudiera verme, seguía en el piso, con la vista al techo.──Todos los días nos veo como algo nuevo.

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