Capítulo 6

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Hola, he vuelto en gloria y majestad :p, ¿extrañaron esta historia?, espero que sí. Bien no los aburro más. Disfruten el nuevo capítulo, hasta la próxima

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Las olas chocaban en la arena y el viento soplaba su cabello, era refrescante. Sofía suspiró y esbozó una sonrisa. Ver el mar de esa forma la tranquilizaba, en ese lugar no había guerras, ni muertes, ni escasez, en ese pequeño espacio, entre la arena y el mar, el tiempo se detenía.

Sintió a alguien sentarse a su lado, ella miró a su amigo con una sonrisa, éste estaba serio y preocupado. Tenía algo que decirle a la muchacha, algo que de seguro le disgustaría. Sofía sospechó que algo iba mal con él, su semblante cambió completamente.

— ¿Qué te pasa?, pareces achacado —espetó ella cruzada de brazos. Ya se iba hacer de noche, y la helada de la tarde estaba bajando.

—Me enlisté. —respondió sin inmutarse. La muchacha abrió la boca para decir algo, pero no salían palabras. Sus ojos se cristalizaron y un agudo dolor apareció en su corazón. El miedo tomó riendas sueltas por su cuerpo. —Lo siento. —se disculpó el chico antes de recibir una gran reto de ella.

— ¿Porqué?, aun eres chico y no te habían llamado, mejor cómprate una pistola y explota tu cabeza. —expresó dolida. No quería que su amigo se fuera a la guerra. ¿Cómo había sucedido eso?, se supone que se quedaría en Antofagasta hasta que todo pasara, que la guerra terminara, para ellos poder hacer una vida... juntos. Él la abrazó y besó su cabeza con cuidado y pena, pero esa decisión la había tomado desde hace mucho tiempo. Encontraba injusto todo lo que sucedía a su alrededor, tener lo brazos cruzados sin hacer nada lo irritaba. Sabía que su participación no serviría de mucho, pero el solo hecho de creer que estaba haciendo algo distinto lo llenaba. Sofía se alejó y esbozó una sonrisa, esa que él tanto quería. — ¿Cuándo te irás? —le preguntó.

—La próxima semana. —ella asintió. —Sofí, volveré, estoy seguro.

—Eso espero... no mueras ¿Si?

—No lo haré.

De pronto él se desvaneció frente a ella y su corazón se detuvo. El mar y la playa desapareció dando paso a su salón de clases. Estaba sentada en el piso. Al no ver a nadie se puso de pie. Caminó lentamente a la entrada. Estaba sudando, el nerviosismo se apoderó de ella y el miedo volvió como si fuera un sentimiento común en ella. ¿Era la misma pesadilla de siempre?, no, no lo era. Todo parecía calmado y limpio. Un aura de paz se apoderó de todo el lugar, pero no de la chica.

Abrió la puerta con lentitud y la empujó despacio. Un aire refrescante golpeó su cara y con sorpresa se dio cuenta que allá afuera había un gran bosque. Un paisaje hermoso y tranquilizador. Oyó el sonido del agua a su derecha.

Sabiendo que era un sueño, caminó a esa dirección. El aire era húmedo y el bosque estaba de la misma forma. Las hojas mojadas tocaban su piel mientras ella caminaba esquivando los troncos muertos que impedían su andar con normalidad. Corrió con sus manos las hojas y arbustos que se cruzaban encima de su cara y, que no la dejaban ver bien del todo. Cuando el sonido se hizo más audible, Sofía, apuró el paso.

Llegó a la orilla de una gran río. Sus aguas transparentes dejaron ver las pequeñas rocas en el fondo, y los salmones y jureles nadar tranquilamente.

Encontró ese lugar precioso, ¿Dónde estaba?, no lo sabía, jamás conoció un sector así. Se puso lentamente de cuclillas y miró su reflejo en el agua. La tocó y sonrió al sentir lo helada que estaba. Su rostro no se veía nítido por el movimiento, una sensación extraña pasó por su nuca, y de pronto el agua se oscureció. Tragó saliva y estiró el cuello para poder observar mejor. En el agua no solo estaba ella, sino también, otra persona, una con unos penetrantes ojos rojos que la miraban con una sonrisa. Sin duda era ella, pero en si, no lo era. Se puso de pie alterada, y jadeante. Se dio media vuelta para enfrentarse a ella misma, pero desapareció. Retrocedió mojando sus pies en el río y miró por todas partes buscándose.

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