Capítulo 16

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Sofía, más bien la Carmesí se enderezó y clavó su mirada en la de Lucas, no tenía ninguna expresión en su rostro, parecía una especie de maquina sin sentimientos. Se quedó con los brazos a los costados sin emitir ningún ruido. Lucas tragó saliva. Se acercó a ella con cuidado y no quería emitir un sonido o movimiento brusco que pudiera importunar a la Carmesí.

Ella lo seguía con la mirada, poniéndolo más nervioso aún, no temía de ella, sino, de cómo reaccionaría, como afectaría eso a Sofía, no quería más accidentes.

—Esto lo diré fuerte y claro, ¿Qué quieres de Sofía? —preguntó firmemente sin titubear. La Carmesí pestañeó repetidas veces. Pero no dijo nada, ni siquiera se movió—. ¿Qué quieres conseguir? —continuó sin resultado. Gruñó—. ¿No ves el daño que le haces a Sofía? —gritó. La muchacha cerró los ojos y tomó aire votándolo lentamente. Abrió los parpados y clavó nuevamente la mirada en Lucas, pero esta vez lo que salía de sus ojos era vida, no algo inerte, sino, algo con alma, eso lo sorprendió.

—Cuida lo que dices Lucas. Yo sé perfectamente cómo está Sofía, no trates de provocarme con cosas tan absurdas—habló la chica moviendo su cuello para acomodar sus acalambrados músculos. Lucas se paralizó, eso era imposible, lo esperaba pero, "¡Dios mío!" gritó por dentro. La Carmesí comenzó a caminar alrededor del gimnasio con naturalidad, lo observó determinadamente y arrugó la nariz cuando vio una pequeña rata cruzarse por sus pies—. ¿No encontraste un lugar más limpio para nuestro primer encuentro?, odio el desorden

—T-tú... pu-puedes—tomó aire—hablar...—estaba anonadado. Estaba hablando con ella, entonces todas esas sospechas que Sofía tenía eran ciertas, la carmesí era distinta.

—Claro que puedo. También se bailar, caminar, hacer bromas y matar personas, en lo último es en lo que me especializo más—limpió con su mano un espacio en la grada que ya se estaba cayendo de lo vieja que estaba, y se sentó con cuidado—. Aunque de eso, ya me he retirado. Esperé mucho por esto, sabía que se te ocurriría, Sofía es inteligente, pero a veces se le va la onda—sonrió como si nada y Lucas la miraba con la boca abierta, la Carmesí suspiró—. Oye, no pierdas el tiempo preguntándote si esto es real o no.

—Lo siento, es que es impactante. Es... no sé cómo explicarlo.

—Es raro, lo sé. Pero necesitaba hablar contigo personalmente, eres una especie de súper héroe para Sofía, así que puedo confiar en ti—Lucas se sorprendió con eso, ¿Súper héroe?, ¿eso pensaba Sofía sobre él?, no pudo evitar una sonrisa por la ternura que le producía—. Necesito hablar con ella, para explicarle algunas cosas.

—Puedes decírmelas a mí, yo le contaré todo a ella—se ofreció Lucas. Los rojos ojos se clavaron en él incomodándolo, era difícil concentrarse en sus palabras con esa mirada tan intimidante.

—Ni loca, son temas familiares, y tú no entras en esa lista—se puso de pie y caminó a él—. Ella debe hacerlo, te diré como, pero será difícil. Sofía es... especialmente distraída y tonta para sus cosas, posee un cerebro e inteligencia privilegiada que no le ha sacado el provecho suficiente, debe pensar más allá de la lógica. ¿Me entendiste? —Lucas negó con la cabeza. Era bastante la diferencia entre ella y Sofía. La chica era más niña, sabía lo que quería, pero también impulsiva y explotaba con todo, haciendo que dijera cosas que después se arrepentiría de decir, para luego disculparse con ese tono de chica dulce e inocente. En cambio la Carmesí tenía una mirada y personalidad sombría.

—Tengo preguntas—dijo Lucas.

—Lo sé señorito, pero concentrémonos en lo que es importante, So-fí-a. Ella, nadie más—Lucas asintió e hizo un gesto para que continuara—. Ella debe conectarse con su yo interior, que la mente y su espíritu se junten en uno solo, donde nadie más exista, solo la paz. Esa será la única manera de poder establecer una conversación normal.

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