No pasaron muchos días para que Sofía reaccionara a lo que le pasaba a su entorno. Las miradas de miedo de los demás trabajadores la intimidaban, sintiéndose una especie de animal asechador. Hubo momentos en los cuales quería enfrentarlos, pero no tenía el valor suficiente para hacerlo. Solo hizo oídos sordos y trató de no llamar la atención, aunque eso era un tanto imposible, ya que, su sola presencia era suficiente para causar ese revuelo incómodo.
No había hablado con Héctor desde el incidente que tuvieron. No sabía si se sentía culpable o aliviada por lo que hizo. Era una sensación rara, en momentos un alivio indescriptible pasaba por su cuerpo, para luego sentir una molestia en el estómago que solo la culpa puede producir. Sus sentimientos cambiaban cada vez que su cabeza comenzaba a analizar la situación. Por bien estar físico y mental, decidió no pensar más en el chico y quedarse en lo realmente ahora importante... la operación.
De solo imaginarse eso su cuerpo se estremecía. ¿Qué le harían?, no quería ni imaginárselo. Aunque había puesto limites, sabía que era fácil de persuadir, así que si le pedían algo que no quería hacer, ella debía permanecer fuerte y rechazar. ¿Simple no?, sonaba así, pero por mas inteligente que fuera la muchacha, su corazón blando y su cabeza confundida, no eran buena combinación.
"Sofía tonta, se fuerte", se repitió una y otra vez en su cabeza mientras caminaba a la oficina de Pablo a tomar desayuno como lo hacía todas las mañanas.
Ya no sabía que pensar, algunas veces ese hombre parecía el malo de la película, en otras el bueno. ¿Cómo alguien puede comportarse de esas dos formas?, pero en sí, ¿el bien y el mal existen en su totalidad?, siempre se lo preguntó, para ella eso era relativo.
Antes de golpear la puerta sintió que le tocaban el hombro, se dio vuelta para ver a Lucas que sonreía tranquilamente. Ella le respondió de la misma manera.
Para Sofía Lucas era diferente. Le recordó bastante a la relación que tenía con Benjamín, pero con una sensación más de hermandad. Lucas era preocupado, y atento con ella, muy distinto a cuando lo conoció ese fatídico día.
—Buenos días Chofi, madrugaste—la saludó abriendo la puerta por ella.
—Creo que ya no puedo dormir más allá de las seis de la mañana—respondió encogiéndose de hombros. Desde su habitación, se escuchaba siempre una alarma que tocaba a la misma hora. En un principio, cuando había llegado, pensó que era algo raro, ahora supo que era el despertador de los novatos. Ella ya se había acostumbrado a despertarse antes que esa molesta alarma sonara.
—Eso es bueno, te saltaste un paso—dijo haciendo una mueca de culpabilidad. Sofía frunció el ceño.
— ¿De qué hablas?, ¿Ya me ocultas cosas? —lo apuntó con el dedo acusadoramente. Lucas rio.
—No Chofi, aunque no lo creas, me acabo de enterar—Sofía pestañeó ingenua—. Pablo te lo explicará.
Lucas le dio un pequeño empujón para que entrara, y Sofía, con los ojos entrecerrados por lo sospechoso de la situación, miró a Cristina y Pablo que arreglaban la mesa para comer. Al ver a la muchacha sonrieron.
—Sofía, buenos días—espetó la argentina alegremente.
—Por esa cara veo que Lucas ya te fue con el cahuín —interrumpió Pablo sentándose e indicándole a Sofía que lo hiciera también. La muchacha hizo caso y se sentó frente a él.
—Ni siquiera alcanzó para chisme—respondió mirando a Lucas. Este se encogió de hombros.
—No te preocupes, se lo acabo de decir—se excusó el hombre que apoyó los codos sobre la mesa—. Por lo sucedido el otro día, y la conmoción que causaste entre los novatos, tuve que actuar rápido y se me ocurrió la más brillante idea—Sofía frunció el ceño y se cruzó de brazos—, ¿Sabes cuantos soldados me detuvieron para preguntar por ti? —hizo una pausa. Sofía negó con la cabeza—. Cientos. Así que no tuve más remedio que decirles que eres una superior que viene de la capital a ver nuestros entrenamientos. Y que lo sucedido el otro día era parte de ello —sonrió. Sofía se quedó pensando chasqueando la lengua.
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Operación Latinoamérica
Khoa học viễn tưởngEres una máquina asesina y no lo sabes. Traicionaste a tu país y no lo sabes. Eres parte de un plan maquiavélico y no lo sabes. Pero lo que ellos no saben es que tú puedes cambiar la historia. *** Chile, 2043. El agua y la comida es es...