Capítulo 4

1.1K 99 41
                                    

                  

— ¿Carmesí? —preguntó la muchacha un poco curiosa, ese término Pablo lo usó mucho en el poco tiempo que estuvieron allí. El hombre miraba a la muchacha con impaciencia, esperando que siguiera preguntando, ella era un manojo de dudas, no sabía por dónde comenzar—. Eso suena...raro—continuó mirando sus manos bastante pensativa.

Pablo miró a Cristina y con un gesto ella se dirigió a su escritorio reproduciendo imágenes de holograma en medio de la gran mesa. Sofía levantó la mirada un poco impresionada, estaba el mapamundi con algunos puntos marcados en rojo. Pablo se dirigió al lado de ella e hizo un tipo de zoom en Sudamérica.

—En el 2016, después del atentado que sufrió Estados Unidos en Central Park, el mundo se dio cuenta que estaban muy desprotegidos y además, que no podían tener control de las personas y quienes entraban a los países—hizo una pausa. Sofía asintió, ella sabía muy bien esa historia, después de eso comenzaron los problemas en el mundo, guerras, conflictos de interés, la matanza de la vida silvestre y la vegetación, y la globalización que se aceleró a un ritmo impresionante—. Por eso hubo una gran conferencia donde los mandatarios de cada país debieron asistir obligatoriamente, entre ellos los de Chile.

<<Todos llegaron a un acuerdo, debían crear un sistema único e infalible para poder sostener el bien estar de sus patrias y de sus ciudadanos, desde ese minuto, decidieron implantarles un chip a todos quienes pisaran la faz de la tierra, ellos lo llamaron chip de identificación, nosotros... el mal. —se encogió de hombros—. Lo vendieron como si fuera la cura para el cáncer, crearon el miedo masivo e hicieron que fuera obligatorio, no tuvieron mayor problema en que todos lo hicieran, pero tomó diez años para que la mayor parte de la población lo tuviera, en el día de hoy todos lo tienen... hasta nosotros>>.

Sofía se tocó la nuca, no había pensado mucho en su propio chip, lo encontraba bastante útil. No debía cargar con ningún documento. Solo era necesario cruzar una puerta para que las personas la identificaran, pero ahora con eso lo encontraba un poco retorcido. Se acomodó en su asiento y miró a Pablo.

— ¿Qué tiene que ver esto con los Carmesí? —lo interrumpió. Pablo suspiró, ahora era momento de contarle la historia, una que ella jamás creería. Se aclaró la garganta y caminó alrededor de la mesa.

—En el 2012, un hombre llamado Patricio Aldunate se le ocurrió una idea, algo revolucionario que podría cambiar al mundo—Sofía se congeló, Patricio era el nombre de su abuelo, ¿Qué tenía que ver con esto?, quería preguntar, pero sabía que debía escuchar primero la historia antes de lanzarse de lleno con la interrogación—. Después de mucho estudio y en la espera de que la tecnología avanzara un poco más, tu abuelo creo esto—cambió la imagen a un chip. Se veía el dedo índice de una mano y el pequeño dispositivo en ella, nada de otro mundo—, el primer prototipo. Lo que él quería lograr era que el ser humano sacase toda su capacidad, que fueran seres completos. ¿Me entiendes? —ella negó con la cabeza—.  ¿Conoces la historia de que el ser humano simplemente ocupa el diez por ciento de su cerebro?

—Se supone que es así, Albert Einstein lo dijo—confirmó la muchacha recordando los libros que había leído sobre él. Pablo negó con la cabeza.

—Eso es un mito. El ser humano se distingue en dos conceptos claves y muy básicos, la capacidad y actividad cerebral. La actividad cerebral es la que utilizamos en un cien por ciento, para hacer todas nuestras cosas cotidianas. Y la capacidad cerebral es la que no se usa del todo, es como un don, cada ser humano tiene una capacidad diferente, algunos se destacan con la música, otros con la ciencia, matemáticas, estudio de lenguas y esto es porque su capacidad es mayor a la de otros. Tu abuelo sabiendo esto creó este chip. Lo que quería lograr era que los humanos sacáramos toda la capacidad que tenemos almacenada en nosotros para usarla de una buena manera—Sofía se quedó pensando un momento para procesar esa información, un chip que hiciera que sacara tus capacidades... ¿No sería lo mismo estudiando o dedicándote a un cien por ciento a ello?, bueno no iba a discutir sobre lo que pensaba su abuelo—. ¿Te has preguntado porque eres buena en todo? —continuó el hombre. Ante esa pregunta Sofía se quedó totalmente pálida.

Operación LatinoaméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora