Capítulo 8

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Suspiró un tanto calmada de no ser descubierta, y que no le hayan dicho nada por haberse subido al ascensor. Al parecer pensaron que volvería a su habitación. Que ilusos. Sofía apretó el botón para ir al menos cinco y esperó bajar.

Algo en su corazón saltó, y muchas dudas se cruzaron por su mente. ¿Qué tenía de especial ese laboratorio que todos le prohibían estar allí?, debe ser algo importante, de eso no cabía duda. El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron de par en par.

Un gran pasillo le dio la bienvenida. A su izquierda había una muralla totalmente blanca, al frente a muchos metros de distancia otro ascensor, y a su derecha un gran ventanal que iba del piso hasta el techo. Se bajó del ascensor y extrañada ante ese nuevo lugar dio unos pasos. Las puertas se cerraron detrás de ella asustándola.

Había mucha iluminación, así que no entendía mucho el pánico que estaba sintiendo en ese momento, pero su instinto le decía que no era el lugar correcto donde estar. Tragó saliva y caminó lentamente al ventanal. Entrecerró los ojos para ver a través de una fuerte luz que se divisaba al otro lado del gran vidrio.

Esa fuerte luz se apagó de lleno para dar paso a una tenue. Sofía se enderezó y se congeló en su lugar al ver algo totalmente increíble. Allí dentro habían muchas personas de bata blanca caminando de un lado a otro. Todos mirando a la misma dirección, entre ellas Pablo,  con una mano en su mentón y junto a él una mujer que le susurraba cosas al oído seriamente. Pero claro, eso no fue lo que hizo que Sofía se estremeciera, sino, lo que todos miraban atentamente. Detrás de esa pared trasparente, aparte de esas personas, había una más, encerrada dentro de una gran caja de cristal.

Lucas, estaba dentro, de pie, conectado a un montón de cables y sondas. Agujas clavadas desde su cabeza a los pies. Sofía comenzó a temblar del pánico. ¿que significaba eso?, ¿Qué le estaban haciendo a Lucas? Negó con la cabeza reiteradas veces, no, no podía ser Lucas.

Los ojos del muchacho estaban cerrados y su cabeza baja. Sofía chilló sin querer,  con eso llamó la atención de todos dentro, entre ellos Lucas.

La muchacha retrocedió al ver la inexpresión en el rostro de Pablo, que al verla no se inmutó a nada, solo entró en un estado de alerta. Ella cruzó miradas con él y se congeló. Ese hombre no tenía alma, o por lo menos eso pensó ella. ¿Había matado a Lucas?, no lo sabía, pero solo una cosa era cierta, estaba en peligro.

Miró nuevamente a su amigo y abrió la boca sorprendida. Su cuerpo se estremeció y un pequeño temblor en las piernas apareció junto con un gran miedo. Era la primera vez que veía algo parecido, a pesar de que ella lo vivió y soñó muchas veces, nunca, pero nunca lo había visto en vivo y en directo.

Lucas la miraba con recelo. Su roja mirada se incrustó en la de Sofía. Eso le produjo un escalofrío, ¿era un Carmesí?, ¿Lucas estaba en su forma Carmesí?, si, lo estaba y ella no lo podía creer. En un momento el chico gruñó y trató de zafarse de todas las sondas que lo sostenían. Todos se pusieron en alerta y Sofía nuevamente retrocedió.

Ahora entendía el interés de que participara en la operación... ¿A ella le harían lo mismo?, no podía ser cierto. Ella no quería transformarse en esa cosa que produce tanto miedo, aunque se le dijo en un principio que eso sucedería, pero no de esa manera, no quería que experimentaran con ella como si fuera un ratón de laboratorio, no, no quería y no lo permitiría. Debía huir, correr, escapar lo más rápido de ese lugar.

Pablo le dio instrucciones a unos hombres que estaban a su lado de ir donde la chica. Sofía alerta se percató como ambos la miraban y daban pasos para salir de allí.

"Mierda, no" espetó en su mente.

Miró por todas partes y retrocedió rápidamente por el mismo camino por donde llegó. De pronto una especie de alarma comenzó a sonar sobre su cabeza, eso no era buena señal. Se asustó, debía salir de allí. Antes de apretar el botón del ascensor para subir, las puertas de este se abrieron de par en par. Sofía se topó cara a cara con unos hombres armados. Sin pensarlo dos veces, retrocedió nuevamente, pero esta vez más rápido que antes. Sabía que la buscaban a ella.

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