Capítulo 29

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La preocupación era evidente. Lo que vieron no tenía mucha explicación y Sofía tampoco quería decir algo al respecto. Sabía que esa era una señal, de que la Carmesí pronto se iría, que ya no existiría.

—¿No dirás nada?—preguntó Lucas. Luego de lo sucedido, ambos habían ido a la habitación de Sofía a recoger sus cosas y al fin poder ir a hablar con el padre de Julio. Ella no estaba muy segura de lo que hizo la Carmesí, solo que, golpeó a Héctor y casi le corta la cara a Ramiro, estaba un poco molesta por eso.

Sabía que la pregunta de Lucas no se refería sobre su reacción a lo que pasó, sino, a lo que él vio de la Carmesí. Sofía no podía revelar nada, y eso, la ponía ansiosa y nerviosa. Suspiró.

—No puedo decirte algo que ni yo misma sé. Trataré de contactarme con ella, pero por ahora debemos irnos—dijo para calmarlo, y al parecer funcionó. Lucas asintió y ambos salieron de la habitación para dirigirse a la oficina de Pablo, estaban contra reloj.

***

Ramiro y Héctor estaban en la enfermería. El último había quedado muy mal con la golpiza y su hermano, se sentía algo culpable de no poder hacer nada.

A pesar de todo, nunca habían podido hablar como lo que eran, hermanos. La traición de su padre y la propia traición que ellos le harían a él, era un tema que nunca quisieron tocar, pero que, el mayor de los Chaura, no podía dejar pasar, no ahora, no cuando estaban a punto de empezar con la emboscada hacia su padre.

Héctor lo miró y notó de inmediato que algo iba mal en su hermano.

Siempre habían tenido una extraña relación, no eran muy cercanos y Héctor, sabía que era gracias a él y la crianza de su padre, ya que no tenía muchos pensamientos de su madre. Un extraño recuerdo pasó por su cabeza y frunció el ceño.

—¿No crees que es raro? —preguntó de pronto Héctor a su hermano. Él lo miró—. Cuando vio que me golpeó, no hizo nada, pero cuando te vio a ti en peligro...accedió a la Carmesí—esbozó una sonrisa—. ¿Preferencia?

Ramiro sonrió y negó con la cabeza.

—No creo que sea eso. De los dos es a ti a quien más quiere. No te pongas celoso—bromeó.

—Ramiro...¿qué le pasó? ¿Cuándo fue que cambió tanto? —la tensión creció y Ramiro puso una mirada serena. Él tampoco lo tenía muy en claro.

—Cuando ella murió...supongo—respondió mirando al techo. Héctor se estremeció.

—La Carmesí un vez me dijo que ella se había matado—Ramiro se tensó y desvió la mirada de su hermano, esto lo alertó—. ¿Es verdad?, ¡Responde!

—Sí, es verdad—Héctor se quedó mudo. No lo podía creer. ¿Cómo era posible?—. No sé porque nunca nos dijo el viejo sobre eso...pero ahora ya es tarde.

—Nos tendrá que decir...—miró a su hermano con rabia—. Le soporto que quiera vender a su país, pero no que sea el responsable de la muerte de la mamá, eso... jamás.

—Héctor...

—Si es así...es mejor que no me mire a la cara—saltó de la camilla en la que estaba y salió de allí sin detenerse. No quería pensar nada, pero las palabras de la Carmesí retumbaron en su cabeza.

Algo malo presentía, y odiaba esa sensación, ya que lo sofocaba.

***

—Bien, nos iremos. Tomaremos el túnel hasta Antofagasta, ahí un helicóptero nos esperará para ir a Uruguay, donde se encuentra el papá de Julio— informó Lucas.

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