No podría haber esperado a alguien mejor, ella en definitiva tenía una asombrosa pasión por la música, y todo lo que pudiera preguntarle en lo que se refiriera a ello lo respondía con total acierto. En un principio estaba cabreado ante la idea de tener que aguantar a un latoso o latosa haciendo un proyecto como este, pero Kaya era la buena elección que pudo haber hecho Kang.
Habíamos avanzado considerablemente en la canción, teníamos el título, la primera estrofa y el estribillo así que solo faltaba el resto y ensayar las voces.
—Debo irme, mi padre ha de estar esperando. Jodida mierda… –Masculló ante lo dicho, y debo admitir que me ocasionó una ligera curiosidad.
Mas no era un metiche ni nada semejante para andar inmiscuyéndome en temas ajenos, si odiaba que se metieran en los míos era obvio que menos me interesaba en los ajenos.
—Te abro la puerta. Mañana a la misma hora entonces. –Solté rascando mi nuca con cierta pereza, tenía ganas de dormir un maldito siglo, y hablaba muy en serio.
Solo atinó a asentir con la cabeza en respuesta a mis palabras, y tras una reverencia corta le dejé salir del apartamento para ver su silueta perderse en el interior del elevador. Ingresé a mi apartamento de nuevo, esta vez caminando en dirección a mi habitación porque podía sentir el imán imaginario de mi cama atraerme sin esfuerzo.
Me lancé a esta boca arriba, volviendo a caer en el mar profundo de pensamientos que me embarcaban día y noche, el condenado pasado agobiándome como una horrible e infernal canción de cuna.
«Eres un vago desgraciado, te largas de aquí.»
«Tu hermano mayor es un orgullo. Pero tú eres el peor fracaso de esta familia.»
«¡Se supone que soy tu novia y me tratas como si fuera una mierda! Jódete, Lee.»
Chohee... la recuerdo bien, intentó hacer el papel de novia que saca al novio del agujero en el que está metido, la típica historia de la niña buena que se mete con el maleante de la escuela, típico cliché estúpido de las historias que escriben las niñas soñadoras del baboso príncipe azul o el guapo chico malo de siempre.
Patrañas.
Jung Chohee, era todo lo contrario a mí, una ternura andante si es que podía llamarse de esa forma, con cabello castaño y ojos oscuros enormes para ser coreana, perfección en persona.
Perfección que destruí poco a poco por mis demonios internos, los que me atormentan desde que tengo capacidad de pensar por mí mismo; intentó ayudarme con mis trastornos de ansiedad y depresión, el que dejara de fumar y que dejara de ser agresivo con las personas.
Pero no, nunca pudo. Nadie ha podido sacarme de donde estoy, del fango.
—Nadie. –Murmuré cerrando mis ojos.
Nadie, solo la música que ha sabido mantenerme a flote, a pesar de que sigo hundiéndome.
Oí la puerta abrirse, de seguro eran ya las doce en punto y ni enterado de eso, realmente me importaba un carajo mi alrededor en aquellos instantes, supuse que era Hyesuk que estaba entrando a mi habitación.
Qué panorama se iba a llevar.
—Joder, hyung... –Le escuché susurrar apenas entró de lleno a mi cuarto.– pareciera que hubo un huracán en este lugar.
Efectivamente, había tirado todo de nuevo como cada vez que la ansiedad y la ira se mezclaban en mi organismo, las continuas palabras en mi mente que me hundían una y otra vez sin piedad. Esa era mi realidad cada día, esos eran mis tormentos.
—Púdrete. –Murmuré llevando el cigarro entre mis dedos a mi boca, dando una fuerte calada.
El humo salió por mi boca, semejante a un volcán en erupción.
—No tomaste tus pastillas, ¿verdad? Las necesitas y lo sabes. –Recordó entrando al baño de seguro, yo estaba en el suelo sentado dándole la espalda a un lado de la cama.
Así que no podía ver qué estaba haciendo, pero sí percibí que había ingresado al baño, quizás a tomar el bote de pastillas recetado por el psiquiátra.
Ese estaba más loco que yo, queriendo drogarme sin duda con pastillas para dormir y antidepresivos.
Se inclinó junto a mí, extendiendo un vaso con agua y las dos píldoras blandas que debía tomar, pero mi vista estaba perdida en la pared con mis sentidos adormecidos por completo. — Hyung, tómalas... por favor.
Él debía sufrir tratando de hacerse cargo de mí en esos momentos, pero aún se mantenía ayudándome fielmente, y eso era algo que no pasaba por alto por muy jodido que yo estuviera.
—Maldición, Suk... a veces quisiera que te largaras para que no tuvieses que pasar por esto. –Mascullé entre dientes, tomando las pastillas junto con el vaso.
Y de un solo trago, tomé ambas sintiéndolas deslizarse por mi garganta con parsimonia, dejando un amargo sabor por aquel canal. El castaño me sonrió orgulloso, justo como un padre hacia su hijo que realizaba una buena hazaña.
—Ya está, ahora limpiemos esto. –Animó ayudando a levantarme del suelo, me dejé hacer por él.
Entre ambos comenzamos a recoger todo lo que estaba tirado, y lo que estaba roto pues... ya tendría que reponerlo, vender por internet unas cuantas mezclas daba una ganancia decente. Volví a tirarme en la cama, mientras que mi amigo se sentó en una esquina de esta, mirándome.
—Y... ¿comenzaron Kaya y tú el proyecto? –Me preguntó tras un largo silencio.
Asentí brevemente.— Es buena compañera de trabajo, y sabe de música como yo... jamás pensé que una chica podría ser tan elocuente cuando la mayoría aquí son unas descerebradas llenas de plástico.
Aquello hizo carcajear a mi amigo, a lo que sonreí levemente.
—Entonces no te dio problemas, pueden volverse grandes amigos y así dejas tu repelente actitud con las mujeres. –Guiñó un ojo en mi dirección, ganándose de mi parte que le mostrase el dedo corazón.
—Eres tarado de nacimiento, sin duda.
—Vamos, hyung, ¿vas a negarme que Kaya-sshi es jodidamente hermosa?
Resoplé, pero asentí.— Tienes razón, no soy ciego.
Pero por causa mía, ella se rompería en pedazos más adelante.
Perdooooonen la tardancia 😅 comencé a trabajar pero mi área de trabajo me da inspiración 🙈 capítulo narrado por Yoon 😏 comenten y voten! 🙏
¡Dios les bendiga!
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𝖘𝖙𝖔𝖓𝖊 𝖍𝖊𝖆𝖗𝖙 💙 novela cristiana
SpiritualY les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne. -Ezequiel 11:19 Kaya es como una piedra con flores, pero dichas flores tenían dolorosas espina...