XVII: Arte

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Verla, era un arte.

Podría pasarme todos los días así, observándola dormir en una paz infinita y nada efímera, porque era lo que ella merecía; mis dedos recorrieron su mejilla cálida, deleitándome con la suavidad de su piel bronceada, que me recordaba a la canela.

Estaba notando lo rápido que iba en picada, y no estaba seguro de si deseaba seguir con aquello. Ella me volvía loco, era más adictiva que los cigarrillos y eso era bastante para mí.

Sus ojos comenzaron a abrirse poco a poco, como una ventana que te mostraría un paisaje profundo al que no podrías apartar la mirada después. Enfocó sus orbes en los míos, demostrando una jodidamente tierna expresión de recién despertada que, le sentaba de maravilla.

-Yoon... -Maldición, su voz.

Solo me trajo memorias de la noche anterior, y realmente estaba aguantando las ganas de repetirlo. Me incliné hacia ella, y acerqué mi rostro lo más que pude al suyo.

-Ve a cepillarte, no planeo besarte con ese aliento a oso pardo. -Murmuré, esbozando una sonrisa burlona ante su expresión.

-Púdrete, Lee. -Masculló con enojo, levantándose de la cama usando una camiseta mía.

Seguí su recorrido hasta el baño, y sonreí de lado para mí mismo, hasta que noté los mensajes que llegaban en bombardeo a mi celular. Resoplé un poco, y me senté en la cama para empezar a leer cada uno de ellos.

Bae: Yoonsuk-ah, tenemos práctica de basketball ahora.

Mierda, la práctica. Claro que la había olvidado.

Tecleé una respuesta rápida, y vi a Kaya salir luego de cepillarse. Me miró inquisitiva, de seguro por mi expresión ofuscada y cansada.

-¿Qué pasa? -Preguntó, acercándose a mí para sentarse en mi regazo.

Suspiré afirmando el agarre de mis manos en su fina cintura, y miré un punto muerto de la habitación antes de responderle.

-Tengo práctica, la pasaron para hoy. -Mascullé desganado, apoyando mi frente en su hombro.

Kaya observó el celular que se hallaba en sus manos, revisando también los mensajes que de seguro tenía acumulados de sus amigos o quién sea.

-Haeri quiere reunirse conmigo, y la dueña del restaurante donde trabajo, dijo que mañana retomo mi jornada. Fueron unas buenas vacaciones. -Susurró alzando mi cabeza, para plantar un beso en mis labios.

Gruñí gravemente, gustoso de recibirlo. Era un incentivo para levantarme, al menos eso pensé.

-Bien, de vuelta al mundo real.

Bae Seokjung me observaba fijamente, y comenzaba a ponerme de los nervios por lo muy directo que estaba siendo

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Bae Seokjung me observaba fijamente, y comenzaba a ponerme de los nervios por lo muy directo que estaba siendo. La práctica había terminado hacía media hora, pero él y yo nos quedamos en la cancha para hablar del juego del jueves que se acercaba.

-Yoon-ah, ¿has estado bien estos días? Hyesuk-sshi dijo que no has estado hablando con él últimamente, y me preocupé.

De acuerdo, ¿de dónde rayos sacaba esas cosas? Y en definitiva, Hyesuk era un bocón a veces.

-No pasa nada, hyung. -Solté de forma brusca, pero en realidad... sí pasaba algo.

El haber golpeado al padre de Kaya solo me había traído memorias, memorias amargas de las pandillas que concurría y que participaba en peleas y esas cosas; haberle dado una paliza a ese jodido monstruo, solo me recordó que el mío seguía oculto dentro de mí.

Y Kaya fue una excelente dopamina para eso, callé su dolor y ella el mío esa noche, pero ahora que analizaba todo, el dolor volvía y estaba hartándome.

Todo estaba eclipsándose de nuevo.

-Haeri habló conmigo, que Kaya se quedó contigo... ¿ella está bien? -Preguntó también, antes de sorber de su botella de agua.

Asentí sin decir alguna palabra, mirando el piso de madera encerada de la cancha, pensando en Kaya y todo lo que ella estaba viviendo.

Lo pensé, una y otra vez.

«Hundirla contigo, sería egoísta y estúpido.»

Era cierto, mi bipolaridad, mi depresión y ansiedad, y la adicción al cigarrillo solo sería más y más basura para Kaya, y no se merecía eso con todo lo de su padre y los dolorosos recuerdos.

No, no iba a hacerle lo mismo que a Chohee, por mucho que Kaya hubiese calado en mí estos últimos meses, no iba a hundirla en mi mar turbio de trastornos y mierdas mentales y emocionales.

Seokjung pareció notar mi expresión consternada, porque colocó una mano sobre mi hombro para apretarla suavemente, como si quisiera darme algo de consuelo.

-Yoonsuk-ah, no sé qué te ocurre, no te conozco como a Kaya, pero... sé que también pasas por cosas muy duras, y quiero decirte que todas ellas tienen una solución. -Expresó con una sonrisa pacífica, muy seguro de lo que estaba diciendo.

Pero, como siempre, reí amargamente.

-Hyung, te respeto, pero dudo mucho que Dios pueda librarme de toda esta basura. No lo merezco, en dado caso.

Tomé mi mochila, y tras asentir con la cabeza hacia él, me dirigí a la salida de la cancha universitaria, para irme a mi apartamento y dormir un siglo.

Lo escuché alcanzarme, por el sonido de trote de sus zapatos, y se puso a mi lado en un rápido movimiento.

-Hablo en serio, lo hizo conmigo.

Lo miré inexpresivo, apretando los puños en el agarre de mi mochila.- No sabes una mierda, no vas a entender jamás por lo que pasé.

-Tal vez yo no, pero Jesús sí lo sabe, y él quiere sanar todo eso, Yoonsuk. -Dijo con total firmeza, queriendo que yo creyera en sus palabras.

Suspiré, tratando de analizar lo que decía, pero mi mente estaba nublada por esos momentos y no podía razonar en nada.

Así que, solo me fui de allí.

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¡Dios les bendiga!

𝖘𝖙𝖔𝖓𝖊 𝖍𝖊𝖆𝖗𝖙 💙 novela cristianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora