XIX: Explosión

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Los juegos de las luces de las farolas, y el neón del cartel del recinto de rap aficionado, hacían en ella un espectacular ambiente donde, se veía luminiscente en su totalidad; siempre pensé en el tiempo que la conocí, que me parecía absurdamente hermosa. Irreal.

Que ella, no era real.

—Te advertí que si te relacionabas conmigo, no iba a darte flores y arco iris como tus otros amigos. Soy diferente, Kaya, desde un principio te lo dije.

Era cierto que se lo había comentado, en unas ocasiones cuando nos reuníamos para el proyecto de Vocalización, y ella no refutó ni argumentó en contra de mi advertencia, porque quiso mantener la cercanía conmigo a pesar de mis humores cambiantes. Me había sorprendido, he de admitir, porque no creía que habría otra persona que sería capaz de soportarme con todo y mis demonios tormentosos del pasado.

Kaya los aceptó, sin tapujos o incomodidades.

La escuché soltar una risa irónica, reflejando la profunda amargura que salía dentro suyo.— Ése fue mi maldito error, creer que podría hacerte sentir algo... pero veo que me equivoqué, no sientes nada.

Si supiera que no era del todo cierto, que sí sentía, joder... lo que sentía era por su causa, que ella había logrado hacer latir otra vez el órgano bombeante en mi caja torácica, solo ella. Pero no, no iba a ser egoísta de arrastrarla a mi infernal desierto del pasado y la agonía asfixiante dentro de mí.

Volví a enfundar mis manos dentro de los bolsillos del hoodie rojo que cargaba encima, con mi mirada impasible bajo el borde de la gorra de béisbol que usaba.

—Entonces, ¿vas a irte? –Pregunté de manera vacía, como si mis palabras pesaran.

¿Quería que se marchara? Jé, claro que no, era una vil falacia que resaltaba en lentras grandes dentro de mi cabeza, pero como había mencionado con anterioridad, no iba a arrastrarla conmigo.

No iba a permitir que fuese otra Chohee en mi vida.

—Si eso quieres... pues me iré, Yoon.

Y la vi dar media vuelta, su largo cabello azabache y brillante se agitó ante el repentino movimiento, y la leve brisa atrajo ese olor delicioso hasta mis fosas nasales: cacao con algo de canela, particular y exclusivo de su hermoso cabello. Entonces, la vi desaparecer en la borrosa distancia con las tenues farolas encendidas, y sentí que iba a ser la última vez que la vería.

Comencé a pensar en la vez que la conocí, una chica extranjera incapaz de socializar con los estudiantes de la universidad, pero que eras imposible de apartarle la mirada de encima; ella tenía cierto magnetismo, cierta aura misteriosa que ninguna otra chica desprendía. Solo ella era capaz de desplegar esa sensación.

Descubrí lo talentosa que era en la música, en sus notas destacables de cada materia de la carrera, una chica excepcional, pero que al igual que todos, estaba rota por dentro.

Y eso, solo me hizo sentir atraído como una estúpida abeja al panal, porque ella entendía, porque sabía lo que era vivir un infierno diario y en soledad. Por esa misma razón, no le iba a dejar entrar a otro, yo tenía que enfrentarlo solo.

Sin ella, recibiendo daño colateral.

Sin ella, recibiendo daño colateral

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Derrotada. Aplastada.

Creía que eran términos bien acertados para la condición anímica que tenía en aquellos momentos, y que era imposible quitar esas palabras de mi cabeza ante lo que acababa de suceder hace unos minutos; Yoonsuk me había pateado fuera de su vida, como un jugador profesional de fútbol que patea la pelota hacia la portería.

Pero, ni siquiera una portería retendría mi impacto. Simplemente, me pateó más allá de los límites de su vida.

—Maldito idiota. –Mascullé con resentimiento, amargura, y todo lo que estuviera en la misma rama. Las lágrimas caían sin siquiera haberlo notado, y me sentí más estúpida debido a ello.

Nunca me consideré una persona nefelibata, siempre había pensado las cosas con cabeza fría y estaba completamente consciente de las cosas a mi alrededor, nunca me sumergí en una burbuja fantasiosa de una vida inexistente y perfecta.

Toda mi vida estuve con los pies sobre la tierra, anclada a la cruel realidad.

Pero, justo ahora deseaba estar en una burbuja, una donde no hubiese el significado del dolor, de la tristeza. Creía que mi piedra, llamada corazón, había vuelto a sentir sin temor a ser roto.

Y volví a equivocarme, como todos los científicos de antaño que intentaron muchos experimentos, y fallaron. La diferencia era, que consiguieron el éxito tiempo después, pero yo seguía sumida en el fracaso y la miseria.

—Zorra desgraciada.

La voz fue estridente, grave y con un veneno que podía inyectarse de inmediato en tus vías sanguíneas. Pierce Benson había aparecido por aquel callejón oscuro, y me había acorralado contra un muro macizo de concreto detrás mío.

—Ugh... maldito viejo, ¡muérete de una vez! –Grité sin importarme las consecuencias, ya nada tenía sentido para mí.

Todo, era un fracaso.

Sus manos fueron a mi cuello, mientras que una de sus rodillas se clavó en mi abdomen sin piedad alguna, provocando que soltara un quejido lastimero ante el dolor repentino, podía sentir que el golpe había sido certero para mis órganos, mi cuello estaba siendo presionado con fuerza.

Estaba segura, de que iba a morir.

—¡Te mataré al igual que tu desgraciada madre! –Gritó contra mi rostro, presionando más aún en mi cuello.

Mis ojos comenzaban a sentirse pesados, y estaba segura que el aire de mis pulmones se acabaría debido a la obstrucción en mi garganta. Iba a ser el fin de mi vida.

—¡Kaya-sshi!

Fue lo último que escuché hasta que mis ojos se cerraron antes de ser abrazada por la gran oscuridad.

°•🌙✨•°

Perdooooonen el atraso 🤣 pero aquí está lo prometido 🤭 faltan los capítulos finales! Kaya sobrevivirá? Quién la encontró? Hyesuk? Hani? Seokjung? Esperen al siguiente 😏 comenten y voten!

¡Dios les bendiga!

𝖘𝖙𝖔𝖓𝖊 𝖍𝖊𝖆𝖗𝖙 💙 novela cristianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora