XVIII: Crisis

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Me sentía como en casa tras haber regresado a mi trabajo, pero sentía una parte en mí que estaba rebosando en vacío, y se debía a que Yoonsuk no volvió a contactarme ni nada por el estilo; se había convertido en una maldita piedra en mis narices, y aún recordaba las duras palabras que me había dicho la última vez que fui a su apartamento.

«—Déjame solo, pesada.»

Pesada. Sí, definitivamente era cualquier cosa menos una pesada, y tenía derecho de pedir explicaciones porque, habíamos compartido un momento íntimo y lleno de sentimientos, o eso fue lo que sentí aquella noche.

Pero él... era como si hubiese dejado atrás su personalidad para actuar de esa manera, y Hyesuk tampoco comprendía que estaba pasando, por ende que decidimos ir los dos a averiguar que pasaba. Yo había tomado la decisión de vivir con Haeri, aunque sus padres me miraban como un bicho raro porque, quizá yo les parecía una mala influencia para su hija.

Vaya, y pensar que iban a actuar mejor como el Cristo al que profesaban, según ellos. Estaba más que claro que, si no era cristiana era mal vista para ellos.

Por motivos como ese, no confiaba en los religiosos, Haeri fue la única en ganarse mi confianza con su sincera actitud humilde, aunque a veces fuese una niñata, era transparente.

—¿Estás segura de esto? –Me preguntó al estar ambas en su pórtico, en espera de Hyesuk que vendría a buscarme.

Asentí con levedad, mirando aún hacia la calle de aquel vecindario.— Sí, necesito saber qué rayos le pasa a Lee, nos tiene apartados a Hyesuk a mí y del primero no comprendo por qué.

Vi a la castaña morder si labio inferior, como si estuviera pensando en algo que le afligiera.

—Kaya, tengo un presentimiento de que algo va a pasar... es una inquietud que Dios me ha puesto en el pecho, por favor... ten cuidado, y regresa apenas aclares dudas con Yoonsuk sunbae, ¿de acuerdo?

Tras su revelación, no pude evitar prometerle que lo haría, o al menos intentaría no actuar impulsivamente si algo entre Yoonsuk y yo pasaba, pero entendía su preocupación. Desde que hice la denuncia en la estación policial de Seúl, aún no daban con el paradero de Pierce Benson, por lo que él estaría rondando por ahí... acechando por mi paradero.

Entonces, la camioneta negra de Hyesuk se detuvo frente a nosotras, por lo que me despedí de Haeri y fui directo a subirme en el área del copiloto; saludé al prodigio de Danza con un agitamiento de mano, al cual correspondió mientras colocaba en marcha el vehículo.

—Hyesuk-ah, ¿qué es lo que pasa con Yoonsuk? Es extraña la forma en la que está actuando. –Inquirí con el ceño fruncido, denotando seriedad en el asunto.

Él me miró de soslayo, antes de suspirar profundamente.

—Hyung ha pasado por mucho, Kaya-sshi... él no está muy bien del todo, tiene ciertas condiciones que afectan su estado anímico... ansiedad, bipolaridad... sin mencionar la adicción al cigarrillo y el alcohol. –Confesó con cierta incomodidad, podía percibirlo fácilmente.

Era un tema delicado, pero no me sorprendía eso de Lee Yoonsuk porque ya venía sospechándolo, el tiempo que compartí con él me hizo darme cuenta.

Unos minutos de silencio ocurrieron entre nosotros, y luego pude ver la entrada subterránea del sótano donde Yoonsuk se presentaba como rapero underground, mi acompañante y yo nos miramos antes de bajar de la camioneta con lentitud.

Y debía admitir, que estaba más asustada que una niña miedica y pequeña.

El bullicio era igual como las pocas veces que había asistido a aquel sitio, el mismo olor a alcohol desagradable y cigarros, y quizás otras sustancias de contenido alucinógeno, todo permanecía igual

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El bullicio era igual como las pocas veces que había asistido a aquel sitio, el mismo olor a alcohol desagradable y cigarros, y quizás otras sustancias de contenido alucinógeno, todo permanecía igual. Hyesuk y yo nos abrimos paso entre la muchedumbre de personas, gritando en espera del próximo rapero.

Y al escuchar el apodo de «Artist» al ser nombrado, fue que mi cuerpo se erizó ante la primera rima que salió junto con aquella voz grave que ya conocía perfectamente.

Su rap era colérico, enérgico y cargado de emociones que fue inevitable sentirme identificada por alguna razón aparente; era como un grito rabioso de total descontento, como si estuviera enfadado con el mundo.

«Can't give it to me!»

Recuerdo que, me había contado vagamente el por qué había escogido su apodo de rapero como Artist, porque él se sentía así: un artista incomprendido de la música, pero no como el de una industria lleno de plasticidad y comercialidad, no.

Él se sentía como un artista incomprendido, por el mero hecho de hablar la verdad cara a cara, sin tapujos ni cubiertas blandas, él era directo en lo que expresaba con su música.

Razones por las que lo admiraba como un prodigio musical.

Cuando terminó su presentación, y fue ovacionado por el público presente, nos dirigió una mirada neutral a Hyesuk y a mí, y siguió su camino de largo hacia tras bambalinas, por lo que no perdí oportunidad de seguirlo a toda velocidad por el mismo camino.

—¡Kaya-sshi! –Escuché el grito alarmado de Hyesuk, pero no me detuve por eso.

Estaba dispuesta a sacarle una explicación a Yoonsuk, y que también quería tratar de ayudarle en lo que estuviese sucediéndole, porque me importaba y joder, estaba harta de negarlo.

Le quería, le quería de manera inmensa.

—¡Para en tu lugar, Lee Yoonsuk!

Ambos estábamos en un callejón, con luces de los postes que daban una leve iluminación a nuestras figuras. Él se giró con las manos dentro de su caqueta roja, con la expresión más fría y neutral jamás hecha por él en todo el tiempo que le conocía.

—¿Qué mierda quieres, eh? –Escupió de forma venenosa, y eso solo me hizo enervar aún más en ira.

—¡¿Qué mierda te pasa a ti, eh?! ¡Has estado evitándome desde ese día! ¿Solo fue algo de una y ya para ti? Porque lo dudo, algo pasa y no quieres hablar. –Grité encolerizada, sintiendo mis nudillos tensarse debido a mis puños apretados.

Él chasqueó la lengua, apartando la mirada de la mía por lo que acababa de decir.

—No tengo tiempo para niñerías, Kaya. –Sentenció, dispuesto a darse la vuelta para irse.

Y lo dije, tuve que hacerlo.

—Como una piedra, eso es lo que eres.

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¡Dios les bendiga!

𝖘𝖙𝖔𝖓𝖊 𝖍𝖊𝖆𝖗𝖙 💙 novela cristianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora