Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne.
-Ezequiel 11:19
Kaya es como una piedra con flores, pero dichas flores tenían dolorosas espina...
—El capitán del equipo va con el balón... se mete entre los defensores de Busan Arts Institute... ¡y anota! ¡cuatro puntos para el equipo de K'Arts University!
Todos los estudiantes universitarios hicieron una ovación ante la mágica encestada del capitán del equipo, Lee Yoonsuk.
Alcé la mirada de mi libreta de pentagramas musicales, era la única que estaba sentada en las gradas mientras que el resto no paraba de vociferar palabras animosas al equipo local; no me gustaba mucho estar presente en los partidos locales organizados por la universidad, me aburrían de alguna forma.
Pero estaba allí por Haeri, mi mejor amiga y compañera de clases, la cual iba fielmente a ver a su prometido jugar cada partido.
Sí, dije prometido, ambos son cristianos y pues tienen esa costumbre de ennoviarse y casarse.
Estaba bien, así la población de adultos jóvenes de la universidad vería un buen ejemplo para que no andasen de promiscuos por la vida.
—Aigo~, mi chico es genial. –Haeri suspiró de forma enamoradiza junto a mí, a lo que yo negué con la cabeza.
—Estás colada por él. –Murmuré escribiendo las últimas letras de una canción que estaba componiendo.
La castaña rió tiernamente, asintiendo con la cabeza.— No lo voy a negar.
Otra anotación por parte del equipo local universitario, ocasionó que los estudiantes soltaran otra ovación de silbidos y gritos eufóricos.
Era difícil escribir una canción con tanto bullicio.
Por lo que resoplé dándome por vencida, y guardé en mi mochila la libreta al ver que no podría finalizar esa canción antes de salir de la universidad.
Y estando en el trabajo, menos tiempo iba a tener.
—Vamos, Kaya-sshi, ve el partido que está genial. –Rogó Haeri haciendo pequeños pucheros.
Ella y su aegyo a veces me causaban feos escalofríos.
—Ugh, está bien. –Suspiré con pesadez y miré hacia el frente, notando a los jugadores correr de un lado a otro con aquel balón naranja en la mira.
En manos de Lee Yoonsuk.
Él era estudiante de Vocalización, ambos íbamos en último año y era todo un prodigio de la música, rapeaba como si fuese Eminem o algo similar y tocaba magistralmente el piano en la clase de Instrumentalización.
Todo un máster de la música, y muy popular.
Mas él parecía el típico chico malo y sin sentimientos de los doramas, él no hablaba con nadie más que con Go Hyesuk, su mejor amigo y estudiante de último año de danza.
No piensen que era una acosadora de aquel basketbolista, para nada, simplemente soy observadora y al ser ambos muy populares pues no era tan difícil saber sobre él.
El partido terminó, y finalmente podíamos retomar las clases del día, las cuales terminaban a las cuatro de la tarde.
Bastante tiempo.
Miré a Haeri ir a abrazar a su novio, Bae Seokjung, con notorio amor y cariño.
Ellos dos eran la pareja más adorable de todo el campus, y no los culpaba.
A veces... me preguntaba si yo podría vivir algo así.
—¡Kaya-sshi! –Escuché a mi amiga llamarme, haciéndome sobresaltar.
—¡Voy! –Avisé tomando mis cosas, para acercarme hasta ellos.
Tenía que dejar de soñar despierta.
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4:00PM
Las clases transcurrieron de veloz manera ése día, cosa que era sorprendente ya que la mayoría de veces era lento.
Pero que acabara la jornada universitaria tan rápido en aquel día, era un gran alivio para todos.
Haeri y Seokjung se habían ido juntos en la camioneta de este último, puesto que tenían que ir a la iglesia debido a un compromiso, así que me fui caminando a casa.
Preparándome para pelear con mi padre, donde él sin dudarlo me golpearía como muchas otra veces.
Era un círculo tóxico, y a veces no sabía cómo salir de él; Haeri me decía que Jesús era la respuesta para eso, pero aún no me convencía del todo.
No sé por qué aún no lo hacía.
Mientras caminaba por la avenida, algo captó mi atención. Y eso fue el ver al capitán de basket estar sentado en una banca de la plaza, cerca del barrio de Hongdae.
Escribiendo en una libreta, parecida a la mía.
Estaba componiendo, sin duda alguna.
Y de la nada, sus felinos ojos se clavaron en los míos, quizás al notar mi fija mirada sobre él.
Fue allí que no supe qué decir o hacer.
Su mirada semejante a la de un gato me dejó estática en mi lugar, hasta que se levantó tomando su mochila y se fue caminando de forma relajada.
Lee Yoonsuk era el ser más misterioso que había conocido en toda mi vida.
Y que muy en el fondo, sentía una gran curiosidad por saber sobre él y el origen de su actitud.
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