Capítulo 17

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-Julia, despierta, Marilia se ha despertado.-Escuchó que decía Alba tirando suavemente de su brazo.

Se había quedado dormida y por el dolor de su cabeza supuso que no había sido mucho rato.

Se levantó de la cama de un salto y se dirigió al baño. El mismo en el que habían encontrado el cuerpo inconsciente de Marilia. El charco de sangre, ahora ya seco y de un color mucho más oscuro que antes permanecía allí. A Julia le recorrió el cuerpo un escalofrío.

Se miró al espejo. El reflejo que le devolvió era absolutamente deplorable. Se lavó la cara con las manos y se hizo una coleta. No era lo mismo que meterse bajo la ducha pero por lo menos le camuflaba esa pinta.

Al salir del baño se encontró con Carlos que salía de su cuarto con los ojos entrecerrados y el torso al descubierto.

Por un momento tuvo un flashback de aquella vez en la que le vio en las duchas. Desnudo. En todo su esplendor. Y es que a penas era consciente de que había estado apunto de volver a tenerlo así. Pero en vez de bajo la ducha, bajo sus brazos.

Se avergonzó. Sus propios pensamientos hacían que se avergonzara. Que se sintiera tímida y ruborizada.

Carlos se frotó los ojos mientras de su boca salía un largo bostezo. Tampoco él había dormido mucho y es que tampoco estaba preparado para digerir todo lo que le había sucedido.

Vio a Julia, al final del pasillo, contemplándole. Mirando su cuerpo pero con la mirada perdida. Como si viera algo más, como si recordara algo de repente.

Aún llevaba su sudadera puesta y es que nunca esa sudadera le había quedado tan bien a nadie. Deseaba quitársela. Tirarla en algún lugar de la habitación sin importarle donde acabara.

-¿Has dormido algo?-Preguntó Julia al ver que el chico le devolvía la mirada.

-Sí, algo he dormido, ¿Tú?-Preguntó el chico que veía a la morena mucho más espabilada de lo que lo estaba él.

-Sí, algo también.-De nuevo parecían dos extraños. Dos personas sobre las cuales no existía absolutamente nada. Ni atracción ni deseo. Nada. Era absurdo.

-¿Estáis listos?-Preguntó Dave subiendo las escaleras de la casa y dirigiéndose a Julia y Carlos que parecían ser los últimos en salir.

Esta vez fue Dave el que condujo el coche hasta el hospital. Alba iba de copiloto a su lado. Estaba rara. Sabía que la situación de Marilia no era algo como para tirar cohetes pero estaba convencida de que había algo más. No había articulado palabra desde anoche. Y Julia quiso recordar en vano el momento en el que se torcieron las cosas. Pero el alcohol de nuevo evitaba que Julia rellenara esos huecos en su memoria.

A su lado iba sentado Carlos con la vista fija en el frente. Él, era uno de los más interesados en que Marilia se despertara. En su cabeza no paraba de rosonar el momento en el que Marilia le había besado. Ni siquiera creía que a la chica le gustara Carlos.

Aún llevaba su sudadera puesta. No se la había quitado desde que se la había dado. Y eso, sin ninguna razón, le complacia.

Cuando llegaron al hospital Miki esperaba en la puerta, fumando. Parecía aturdido, algo ido. Como si de repente fuera consciente de miles de cosas.

-Pasad, están dentro Marta y Natalia.-Dijo Miki al ver llegar a todos sus amigos.

Entraron todos a la vez, sin hacer mucho ruido para que no les echaran de allí.

En el pasillo estaba Marta, esperándoles.

-¿Podemos hablar un momento antes de que entréis?-Preguntó Marta agarrando de las manos a Julia y Alba.-Vosotros podéis pasar si queréis.-Dijo dirigiéndose a los chicos.

Cien maneras de mirarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora