Capítulo 36

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Siento aparecer por aquí antes de empezar el capítulo pero quiero haceros una pregunta que me encantaría que respondieraís con sinceridad antes de nada en los comentarios.

Ahora que conocéis bien a los personajes y sus actitudes y personalidades, dejando de lado los shippeos y lo que conocemos de Carlos y Julia en la vida real ¿con quién queréis que se quede Julia?

Julia despertó al sentir el molesto ruido del despertador inundando la habitación.

Se revolvió en las sábanas hasta que el recuerdo del secuestro volvió a su mente de nuevo y se levantó de golpe de la cama.

Le pesaba la cabeza, como si hubiese estado durmiendo días enteros.

Todo estaba oscuro, en silencio.

Con los pies tanteó el suelo y aunque no se sentía del todo segura, se puso en pie. Se guiaba por el tacto de sus manos recorriendo la pared y es que aquella habitación no se le hacía familiar, ni siquiera conocida.

Finalmente encontró el interruptor de la luz y el pomo de la puerta, el cual agarró con fuerza pero sin llegar a girar la muñeca para abrir la puerta.

No sabía que iba a encontrarse al otro lado ni tampoco que era lo que quería encontrarse.

De momento lo único que encontró fue un largo pasillo, parcialmente iluminado con la escasa luz que remitía de una de las puertas de la casa.

Como una autómata se dirigió a ella y la abrió con prudencia, sin hacer mucho ruido.

-¿Ya te has despertado cariño? Te he hecho el desayuno.-

Un Rubén ya vestido y con un delantal rojo puesto cocinaba unas tostadas en la sartén.

Julia no entendía nada. No comprendía nada de lo que estaba pasando y se sentía extraña en el lugar.

-Julia, ¿Estás bien?- Preguntó el chico al ver que la morena no contestaba a sus preguntas.

Julia seguía callada, en silencio. Quería asimilar lo que estaba pasando pero no encontraba ninguna explicación a todo ello.

E intentó recordar el último momento que recordaba haber vivido.

Había ido casi obligada a la fiesta que habían organizado con la tapadera de recaudar fondos para una institución benéfica cuando realmente utilizarían aquel dinero para pagar la deuda de Marilia. Recordaba también los celos ardiendo en ella al ver a Carlos aparecer con Soraya en la fiesta. Y después, un hombre llevándosela arrastras de la fiesta.

Intentó hacer memoria y recordar lo que pasó después pero una imagen en blanco no paraba de sucederse en su cabeza una y otra vez sin dar explicación a nada.

Un delicado beso en sus labios la despertó de recuerdos incompletos.

-Parece que has visto un fantasma.- Dijo riendo Rubén mientas tomaba asiento en una de las sillas de la cocina frente al plato de tostadas que acababa de servir.- Desayuna cariño o llegarás tarde al trabajo.- Le aconsejó Rubén sirviéndose una de las tostadas.

-¿Trabajo?- A Julia le parecía que estaba viviendo una vida que no era la suya. Que alguien había tomado las decisiones que ella no fue capaz en su momento. Como si su tiempo siempre hubiese estado contado y sin previo aviso se hubiese agotado de golpe.

-¿Amor que te pasa? El trabajo en la empresa de tus padres.- Dijo Rubén que notaba a su novia más espesa de lo habitual.

Julia se quedó quieta. Era imposible que ella en cualquier universo alternativo hubiera aceptado trabajar para sus padres. Y si todo aquello ya le parecía extraño ese detalle solo aumentaba aún más su desconcierto.

Cien maneras de mirarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora