Capítulo 25

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Julia lo reconoció en el mismo instante en el que sus ojos se cruzaron  con los suyos.

Sus ojos oscuros y su pelo castaño. Casi como la primera vez que le vio. Pero ya no sonreía. En su boca no se dibujaba esa sonrisa perfecta a la que Julia se le hacía imposible negarse.

Se acercó a él, decidida pero con paso torpe. Y Julia vio como el semblante del chico se iba relajando. Casi como si esperara que le abofeteara en ese mismo instante.

-¿Qué haces aquí?-Repitió la chica cuando estaba lo suficientemente cerca del chico.

-Quiero hablar contigo.-Respondió el chico clavando su mirada en Julia. El rostro de la chica era algo pálido, como si su rostro fuese el vivo reflejo de su desolación, de todos sus problemas.

-Ya, pues yo no quiero hablar más contigo, Carlos.-Dijo Julia cruzándose de brazos.

Carlos soltó un largo suspiro sin dejar de mirar a la chica. Que Julia no quisiera escucharle era una opción que Carlos ya había contemplado y no iba a quedarse de brazos cruzados ante aquello. Carlos era de los que en una batalla no sabe cuando retirarse.

-Dijiste que no me odiabas.-Le reprochó el chico. Y Julia se dio cuenta de golpe que sus palabras habían calado demasiado hondo en Carlos. Era cierto aquello que le había dicho, se le hacía insoportable la idea de pensar que Julia pudiese odiarle.

-Y no te odio Carlos, simplemente no quiero hablar más contigo.-A Julia le estaba empezando a resultar complicado seguir evadiendo a Carlos. Mostrarse fría como un témpano de hielo frente a él cuando se moría por fundirse entre sus manos.

-Quiero hablarte de trabajo.-Dijo Carlos acercándose a la morena sutilmente.

-¿De trabajo?-Preguntó extrañada Julia dando un paso atrás. Mantenerse firme con Carlos ya le resultaba demasiado complicado en la lejanía, para encima sumarle proximidad.-Mañana me pasaré por tu despacho.-Dijo Julia zanjando el tema.

-¿Tú no querías perderme de vista cuanto antes?-Dijo Carlos alzando una ceja.

Julia lo miró, sopesando la idea. Tal vez si se iba con él y hablaran un rato podrían zanjar las cosas de una vez por todas. Y siendo sinceros, pasar tiempo con Carlos no era algo que la desagradara. Por mucho que se obligara a sí misma en repeler la idea.

Miró hacia atras y vio a sus amigas esperándola. Las miró a todas pero su mirada se detuvo en Alba, esta suspiró y asintió. Aquello fue suficiente.

-Tienes una hora.-Sentenció Julia dando un paso al frente.

Carlos asintió conforme con la decisión de la chica y aligeró el paso hasta quedarse de pie delante de la puerta de su coche.

-Sube.-Le ordenó a Julia mientras él se metía en su asiento y buscaba en su bolsillo las llaves del coche.

Julia obedeció y se sentó en el asiento del copiloto sin rechistar.

Pero nada más entrar en el coche Julia vio como el pestillo de la puerta se bajaba.

-¿Que coño haces?-Preguntó Julia girándose y mirando a Carlos.

-Asegurarme de que me escuchas.-Dijo Carlos poniendo en marcha el coche.

Julia cruzó los brazos alrededor de su pecho y dejó que Carlos la llevara donde quisiera.

La miraba de reojo pero Julia mantenía fija la mirada por la ventanilla.

Deseaba que le mirara. Que en sus ojos viera que no era odio lo que albergaba en su interior. Que la noche que ambos habían compartido juntos había revuelto también las ideas fijas de Julia. Necesitaba una señal.

Cien maneras de mirarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora