Rafael se detiene sin motivo, continúo caminando un par de pasos más y me detengo también.
—¿Qué pasa? — pregunto.
—Estoy cansado.
—¿Cansado? Si quieres ser un buen guerrero no hay lugar para cansancio. Vamos, démonos prisa.
Vuelvo a caminar y oigo a Rafael esperar un momento antes de seguir también.
Ya es de día, ha salido el sol desde hace bastantes horas y nosotros no hemos dejado de caminar desde la noche.
Todo pinta igual, árboles, árboles, y más árboles.
Ah. Y ahí hay árboles también.
No veo más, no hemos oído a alguno de los nuestros cerca y estoy seguro de que los otros creen que incluso ya hemos muerto.
Siento el regenerarse de mis huesos bajo mi piel, y aunque no es algo tan doloroso, es bastante incómodo.
—En cuando lleguemos voy a ir con algún doctor — comenta Rafael emparejándome —. No sé a qué, pero voy a ir.
Dejo escapar una risa y sigo caminando, para cuando lleguemos hasta las heridas se habrán curado.
—Pero tú irás con Kristen, eh — continúa codeándome.
—Puede ser.
—¿Qué te lo impide?
—Que primero quiero llegar antes de cualquier cosa, ni siquiera sabemos cuanto falta por llegar.
—Esperemos que no mucho.
—Esperar... sí, esperemos.
—¿No te gusta?
—¿Esperar?
—No, Kristen.
—Ah.
—¿Te gusta?
—Es linda — acepto.
—¿Sólo eso?
—Pues, ¿qué más quieres que te diga? Me atrae, sí. Pero no lo suficiente, es bastante linda conmigo, se preocupa por mí y todo, pero... no lo sé, no despierta demasiado en mí.
—Vaya, yo la he visto cuando estás cerca y se ve que la tienes en las nubes.
—Creo que no he hecho nada para tenerla así...
—¿Existir no es suficiente? — pregunta con un tono de voz afeminado y me dan ganas de meterle un golpe.
—Seguro.
—Mira eso — dice frenándose y poniendo un brazo frente a mí para que me detenga también.
—¿Qué cosa?
—¡Agua! — exclama antes de salir corriendo en dirección a lo que parece ser un lago de tamaño muy pequeño.
—Parece un charco — contesto caminando en su dirección con calma.
—Un charco — repite quejumbroso y se hinca a la orilla para tomar agua entre sus manos y beber.
—Bueno, no todo está tan perdido — acepto hincándome a su lado y haciendo lo mismo que él.
—Nosotros sí.
Rafael se pone de pie entonces, me lo quedo mirando mientras comienza a quitarse la ropa de encima y la deja en el piso.
—¿Qué haces? — cuestiono.
—¿No es obvio? Voy a entrar, el cuerpo está matándome, necesito ayudarle a regenerarse un poco por lo menos antes de seguir.
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Almas perdidas
Paranormal*Libro cuarto. El encuentro en el bosque aquella tarde de Halloween no fue el inicio de la historia, sólo fue el reencuentro entre el pasado y el presente de dos almas con muchos sucesos olvidados en el tiempo. La realidad puede ser muy diferente a...