Mi Infierno Mi Perdición...(Completa)

Capítulo 37.

—Me iba a pedir matrimonio—lo abrace llorando con mucha fuerza.

—Lo lamento señorita—escuche sus pasos al irse. Tome la caja y la observe nuevamente.

—¿Sabes qué mi niño?—tome el anillo en mis dedos— Acepto—me lo coloque— Aunque no estés conmigo, yo siempre estaré contigo como lo prometí, pienso acompañarte en cualquier momento, quiero estar contigo para toda la vida—las lagrimas recorrieron mis mejillas— Lamento que estés aquí Dylan—me levanté y dándole un beso en la mano en forma de despedida salí.

—Hasta que sales niña—dijo empujándome a un lado.

Sin decir nada me senté al lado de Jeick.

—Él... Me quería pedir matrimonio—suspire.

—Lo sabía—lo observe.

—¿Lo sabías?—asintió— Es increíble, ¿Por qué no me lo dijiste?

—Lo iba a hacer créeme, pero no pude, simplemente no pude—una lagrima recorrió por su mejilla— Estabas tan mal, te vi muy mal que sentí que no era el momento—sin pensarlo lo abrace.

—No sé como haré esto.

—Te ayudaré a salir de está hermanita, lo haremos juntos.

—Ya hable con el Doctor y llegamos a un acuerdo de que lo desconectaremos—¿Qué?

—¡No pueden hacer eso!—me levanté.

—Es nuestra decisión Isabell, no puedes hacer nada—iba a seguir reclamando, pero Jeick me tomo del brazo.

—Isa, tal vez esto sea lo mejor, él está sufriendo allí dentro, déjalo ir... 

"Déjalo ir" esas dos palabras que me destruían cada vez más, a lo mejor tiene razón, él quisiera irse.

Pero no es tan sencillo como aparenta, no es fácil, simplemente no lo es

"Déjalo ir" Vaya, ¿Quién iba a decir que yo estaría de acuerdo con está absurda idea?

Es algo que en mi vida no lo permitiría, pero aquí estoy enfrente de él viendo como lentamente el doctor lo desconecta.

Es inexplicable como una persona te ha hecho sentir tantos sentimientos a la vez, es tan loco como una persona que pensabas que no sentirías más que amor puede destrozarte por completo.

Y siento que a la vez todo a mi al rededor se vuelve gris...

**Una Semana Después**

Hace una semana que desconectaron a Dylan, hoy es el entierro, y realmente no siento el cambio que dijeron que iba a sentir. Esto es lo peor que me ha podido pasar.

—¿Estás lista? 

—Nunca lo estuve—me observe por ultima vez al espejo, mi reflejo se veía bien, un suéter negro, un jeans, y con una cola amarrada, ¿simple?,  tal vez, pero entonces las lagrimas se asomaron por mis pálidas mejillas.

—Hey, mi niña no te preocupes todo este tormento acabará te lo aseguro.

****

El Cura cifraba parte de la biblia que leía en cada entierro la tumba bajaba lentamente, y mi corazón se estrujaba cada milímetro de segundo por hora. Aprete la mano de Jeick muy fuerte, él me observo y conservo su mirada sobre mí, lo que ocasiono mis lagrimas. Observe el ataúd de madera nueva bajar para que permaneciera bajo tierra por el resto de la humanidad.

—Amen.

—Amen—repitieron todos los presentes después de él.

Jeick y yo nos quedamos solos frente a la tumba ya enterrada de Dylan.

—Nunca me olvides—cerré mis ojos— Te lo pido.

Frente a mí lo tenía. Como si nada hubiera ocurrido la noche de días atrás, con su hermosa sonrisa que tanto amé y amaré por siempre. Él me miró con aquellos ojos azules con ternura y amor mientras secaba algunas lágrimas que corrían por mis mejillas.

—Nunca lo haré—solloce, a la vez que el llanto aumentaba. Él quitó su mano de mi mejilla  y rió. Esa imagen se fue dispersando. Limpié las lágrimas, como si ellas fueran las causantes de la desaparición. Pero por desgracia, no— Tampoco olvides todos nuestros momentos juntos, tu primer beso, tu primer gran amor, el día en que nos conocimos; el día en que te pedí que fueses mi novia. Ten siempre eso en tu memoria—musitó él— También lamento no haber cumplido mi última promesa. Pero a pesar de que me fui no creas que me alejare de ti, estaré contigo, siempre...—sonrió— Te amaré por siempre.

La imagen de él acabó por desaparecer, sólo la escuche por última vez. Como una bonita frase, que me hizo sonreír, más porque salió del corazón inexistente de Dylan.

—Nadie escoge su amor, ni el momento, ni el sitio, ni la persona. A veces la persona que menos te esperas puede ser aquella que alegre tus días, tus momentos y te regale su gran corazón, como lo fuiste tú para mí...

Fin.

Vayaa, todo acabo :'(

Siento que no debo de decir nada.