-¿Te crees tan valiente?-frunció el ceño y se alejo un poco mostrando calma. Solo guarde silencio-, bueno te propongo algo...-Típico de Gastón, todo lo quiere manipular-. Si tú ganas este partido, tendré que hacer reír a la chica más arrogante del I...
—¿Cómo te va con tu nueva amiga?—estábamos saliendo de la práctica de fútbol, y no faltaba que Gastón, mi mejor amigo viniera a saludarme.
—Hola, ¿cómo estas hermano?—dije sonriendole—, ¿Todo bien?
—Oye, te hice una preguntar—rodee los ojos—. No me digas, que aún nada—observo riendo.
—No, aún nada, pero te prometo que lo haré, en menos de 30 días.
—Eso espero, porque si no, bye, bye ropa, y hola, hola ropa interior.
—Ya lo sé, y si me disculpas me tengo que ir, hoy la haré reír.
Ignoré lo que dije y salí de los camerinos, para ir en busca de Isabell. Tal vez este día no la haga sonreír, pero si mi fase 1 no funcionó, intentare la fase 2. Al final del pasillo la vi sentada en un rincón leyendo un libro, me acerqué y me paré en frente de ella, ella alza su mirada y choca con la mía, rueda los ojos y dice.
—¿De nuevo tú?
—Si, ¿no me extrañaste?—sonreí pícaro. La fase 2 ha comenzado.
—Creo que ya sabes la respuesta—concluye parándose y caminando a su casillero—Y definitivamente es no—las personas ya comenzaban a irse, claro ya era hora de clase, hace como 10 minutos tocaron el timbre.
—Tienes historia hoy, ¿no es cierto?—me vio con una ceja levantada.
—¿Ahora te dignas a revisar mi expediente?
—No, ¿quién revisa expediente teniendo a tus amigas?—dije con sarcasmo.
—Los dos sabemos que no tengo amigas.
—Bueno si, pero un poco. Pero mira la parte buena, tenemos clase juntos—sonreí alzando mis brazos en señal de celebración.
—Para mi esa es la parte mala—dijo y cerró su casillero fuertemente.
—Antes de que te vayas, ¿te puedo hacer una pregunta?
—No.
—Vamos—suplique.
—No.
—Por favor—puse mi mejor cara de gato tierno y triste.
—¿Qué quieres?
—¿Cuál es tú punto de vista hacía la vida?
—¿En serio?—asentí—. Cinco palabras: La Vida Es Una Mierda—se iba a voltear pero la acorrale en los casilleros, estaba tratando de que la fase 2 me saliera como yo la quería.
—Te demostrare que puedes ser feliz, Te demostrare que la vida no es pura mierda como aparenta, y como tú dices que es—su respiración se acelero, su corazón latía a mil kilómetros por horas, me acerque más, y pudimos respirar el mismo aire.
—Así, ¿Cómo?—me miro retadoramente alzando una ceja, sonreí.
—Enamorándote...
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