12 || Benditos celos

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|Rassel Leonhart|

—¿Me podrías explicar qué significa esto? —Pregunté observando a Samantha, quién estaba cómodamente entre los brazos de Leo.

—Mike la atropelló por accidente, así que la trajimos aquí. Tumblirdine ya viene a revisarla.

—Pues no entiendo para qué, si yo la veo entera e ilesa.

Y mentira no era; la rubia estaba consciente, no se le notaban heridas visibles y la muy maldita me sonreía con prepotencia cuando Leo no la estaba mirando. Estaba segura de que todo esto era una artimaña de su parte.

—Rassel...

—¿Por qué precisamente la traes tú en brazos? Oh, déjame adivinar, ¿no quiso que nadie más que tú la trajera, no es así? —Leo permaneció en silencio, dándome totalmente la razón—. La quiero fuera de la mansión.

—Se irá una vez la hayan atendido.

—¡Qué no tiene nada, joder! —Estallé cuando la vi sonreírme una vez más—. ¡Solo mira cómo me sonríe por conseguir lo que quería!

Cuando Leo la observó, la rubia fingió llorar y sentirse dolida. Y, al ver cómo él parecía creerle, decidí no seguir con aquella situación.

—Escúchame bien, Samantha, porque no volveré a repetir esto; como Tumblirdine diga que no tienes nada, que estás totalmente sana, le pediré a Paige que te muela a golpes por mentirosa y trepadora —La mirada de la rubia se lleno de sorpresa al igual que la de Leo—. En cuanto a ti, cariño, no vas a intervenir en mi decisión. Podrá ser tu amiga, pero yo soy tu mujer y no tienes idea de cuánto me molesta que la pongas a ella por encima de mí.

Estaba exagerando, lo sabía, pero justo en este momento no tenía el control de mis sentimientos. Una vez dije lo que tenía que decir, me encaminé nuevamente a la cocina donde todas me esperaban, y supe por sus miradas que habían escuchado todo.

—Rash... ¿estás bien?

—No, no lo estoy —Baje la mirada—. Estoy... molesta. ¿Cómo alguien con su poder puede caer en estas tretas tan estúpidamente?

—Es un hombre —Dijo Paige, provocando que sonriera a duras penas—. No te preocupes, apalearé a la rubia ponzoñosa en tu lugar.

Ella también sabía que la rubia mentía, y estaba segura de que todos lo sabían.

«Menos Leo, por supuesto» me recordó mi mente, haciéndome gemir de frustración.

Cené sin su compañía, permitiéndome así comer tranquilamente junto a Paige, Mia, Marie y Nicole. Un ambiente de mujeres, justo lo que necesitaba ahora.

—Con permiso —Musitó Mike—. Luna, le tengo noticias.

—¿Mintió, verdad?

—Lo hizo —Suspiró con pena—. Tumblirdine dijo lo que todos ya sabíamos; está sana, sin lesiones y, en caso de haberlas tenido, estas hubiesen sanado solas por su regeneración.

—¿Podrías explicarme qué pasó realmente?

—Estábamos en una reunión en la embajada de razas con las hadas, finiquitando el envío de ciertos materiales que servirán para la construcción de las casas quemadas en el este del territorio. De regreso, Samantha apareció en la entrada de la embajada buscando hablar con Leo, pero se me ordenó seguir adelante. No creí que estuviese tan loca como para arrojarse sobre la camioneta hasta que la tuve en frente —Bufó con enojo—. Ante las miradas de todos tuvimos que traerla, pero ya sabe cómo es ella.

Luna Roja [+18] [Sangre & Acero I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora