Luna Roja [+18] [Sangre & Acero I]

31 || Nítido

⚜️

|Rassel Leonhart|

Sentía la brisa fresca y vivaz agitando mi cabello y golpeando mi rostro con una intensidad casi eléctrica, pero eso no iba a detenerme. Montar sobre el imponente lomo de Hunter mientras regresábamos al jardín interior de la magnífica mansión, se había convertido en una experiencia inolvidable, un momento de pura conexión con la naturaleza y la majestuosidad de este magnífico animal.

Hunter no era solo un lobo; era un ser extraordinario, majestuoso y de una envergadura asombrosa, cuyas poderosas zancadas resonaban en el suelo como un eco de fuerza y libertad. Cada movimiento que hacía transmitía una fascinante mezcla de gracia y ferocidad, y me sentía transportado a un mundo donde la belleza salvaje reinaba, acompañada por la profunda serenidad que emanaba de este magnífico compañero. Sin lugar a dudas, esta aventura juntos se convertiría en un recuerdo que atesoraría para siempre.

Una vez estuvimos en el jardín interior, Hunter se despidió de mí, con la promesa de que nos veríamos más seguido y, cuando Leo tomó su forma humana, rápidamente lo envolví en un gran abrazo.

—Gracias por esta experiencia. Me encantó —Sonreí—. Me gustaría también que empezaramos a planear nuestra boda.

—¿De verdad?

—Sí, deseo poder escuchar a Hunter también y no solo mientras estés en tu forma lobuna. Deseo poder conocerlo más y establecer un vínculo tan fuerte con él como el que tú y yo tenemos.

—Es bueno saberlo. De hecho, me alegra saber cuánto te importa.

—Ustedes para mí son uno solo, son parte de mí y... los amo. Quiero estar bien con ambos.

Él me miró fijamente mientras una bonita sonrisa se abría paso por sus labios, un gesto que me hizo sonrojar. Leo era tan precioso que con solo admirarlo me hacía delirar.

—¿En qué estás pensando, fresita traviesa? —Acarició mis mejillas—. Estás toda rojita.

—Oh, no me molestes —Refunfuñé—. Solo tengo curiosidad por algo.

—Pregunta lo que sea, sabes que te responderé —Tomé su mano y juntos empezamos a caminar hacia la mansión.

—¿Por qué tu ropa está intacta?

—¿Esa es tu pregunta? ¿Tanto quieres verme desnudo?

—¡Oh, deja de burlarte de mí! —Me alejé de él y empecé a caminar rápido.

—No te molestes, fresita —Me envolvió en un abrazo desde atrás—. Solo estaba bromeando y, respondiendo a tu pregunta, el traje de entrenamiento está hecho de un material especial mágico, al igual que casi toda nuestra ropa en general. Ese es uno de los convenios que tenemos con las hadas.

—¿En serio?

—Sí, pagamos una buena suma por ello pero es absolutamente necesario. No queremos quedarnos a medio vestir después de una transformación, especialmente porque casi siempre estamos rodeados de humanos normales. Muchos de ellos no tienen la menor idea de nuestros orígenes, y eso puede volverse problemático si no somos cuidadosos.

—Entiendo eso, y es realmente fascinante. Así que eso quiere decir que utilizan magia avanzada para crear un material de ropa que se adapte a nuestra naturaleza cambiante. Es como si la tela misma estuviera viva, ¿verdad?

—Exactamente —Respondió él, asintiendo con una sonrisa—. Lo hacen, aunque la mayoría de las veces se apoyan en objetos mágicos como las piedras de maná. En su reino abundan en cantidad, y sus minas están llenas de ese material extraordinario. Cada prenda que llevan no solo es funcional, sino que también está imbuida con propiedades mágicas que les permiten adaptarse a las circunstancias, cambiando de forma y textura según la necesidad.