Luna Roja [+18] [Sangre & Acero I]

29 || Boda

⚜️

|Paige Wallas|

Los acontecimientos que tuvieron lugar hace una semana en la fiesta de Mia, continúan generando una atmósfera de tensión palpable entre los miembros de la familia, por lo que esta situación ha llevado a Ryan y a mí a tomar la difícil decisión de pausar los preparativos de nuestra boda. A pesar de la emoción y la anticipación que normalmente acompañarían en un momento tan especial como este, no nos sentimos en paz llevando a cabo los preparativos mientras otros todavía lidian con el dolor y la angustia que esos eventos provocaron.

Sin embargo, a pesar de nuestras preocupaciones, Mia ha insistido en que se encuentra bien y que no desea que su sufrimiento interfiera en nuestra felicidad. Su generosidad es admirable pero, aun así, nos dejaba en un dilema emocional, ya que queremos honrar tanto nuestra relación como el bienestar de aquellos que nos rodean, sobre todo de Mia, quien se había convertido en alguien muy especial e importante para mí, al igual que Mike lo era para Ryan.

—Paige, en serio, estoy bien —Dijo Mia intentando convencernos.

—Mia, no lo estás, y lo mejor en este momento es que aceptes cómo te sientes y nos permitas ayudarte —Respondí, notando cómo sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas al escucharme—. Ryan y yo tenemos muchos años por delante para llevar a cabo nuestras alianzas y formar una familia, pero ahora mismo tú eres nuestra prioridad. Así que, por favor, déjanos apoyarte, tal como tú lo harías con nosotras si estuvieras en nuestra situación.

En ese instante, Rassel, quien había permanecido en silencio, asintió con la cabeza en un gesto de total afirmación a mis palabras. Su apoyo silencioso reforzó la idea de que, aunque los tiempos sean difíciles, la unión y el amor familiar son los pilares que nos sostienen en momentos de adversidad.

—Yo... no sé qué hacer, qué pensar, qué sentir... —Sollozó—. Lo he querido por tantos años... y yo... solo no esperé que me engañara así.

A medida que la conversación avanzaba y Mia soltaba todo su dolor, la tensión en la habitación disminuyó ligeramente pero la preocupación por Mia seguía siendo palpable.

La atmósfera que antes estaba cargada de incertidumbre, comenzaba a transformarse en un espacio donde el apoyo y la comprensión podían florecer; la verdad es que cada una de nosotras sentía el peso de la situación, y el hecho de poder expresarlo abiertamente nos unía aún más.

Rassel, que había estado escuchando en silencio, decidió intervenir. Su voz, siempre calmada y reconfortante resonó con una dulzura que solo ella podía transmitir.

—Mia, lo que sucedió fue impactante y es normal que estés sintiendo una mezcla de emociones. No tienes que cargar con todo esto sola. Estamos aquí para ti, y no hay nada de malo en pedir ayuda.

Mia asintió lentamente, como si comenzara a procesar sus propias emociones; sabía que había estado intentando ser fuerte, no solo por ella misma, sino también por todos nosotros. Sin embargo, la realidad de la situación era que todos estábamos heridos de alguna manera, y era fundamental reconocer ese dolor.

—Tienes razón, Rash —Respondió Mia, su voz sonó un poco más firme—. He estado tratando de ser fuerte, pero a veces siento que estoy en un mar de confusión. No sé cómo manejar lo que pasó.

—No tienes que tener todas las respuestas ahora mismo —Dije, acercándome a ella y tomando su mano—. Lo importante es que estamos juntas en esto. Podemos encontrar la manera de sanar como familia.

—Quizás podríamos planear algo juntas, algo que nos ayude a distraernos y que tú puedas estar tranquila. No se trata de olvidar, sino de encontrar un espacio donde estés cómoda y nosotras podamos apoyarte.