❝𝘜𝘯𝘦𝘹𝘱𝘦𝘤𝘵𝘦𝘥 𝘊𝘢𝘮𝘱❞ ┋ ᵃˢʰᵉʳ ᵃⁿᵍᵉˡ

》V《

—Nena, ¿en serio creíste que éramos estúpidos para dejar tu celular en la cabaña?— Asher se acercó a mi.

—Primero, no me digas "nena"; segundo, ustedes si son estúpidos; y tercero, ¿donde esta mi celular? ¡Lo quiero ahora!— Lo empujé.

—Tranquilízate, nena— Agregó.

—Michael— Lo miré. —¿Podrías devolverme mi celular? ¡Por favor!— Los otros dos chicos miraron a Michael.

—Michael...— Hice puchero.

—¡Ustedes!— Emily apunto a Asher y Ethan. —No miren así a Michael—

—Yo.. eh... no..— sonrió nervioso.

—Está bien. Vayámonos Emily, se nos puede pegar el síndrome de los idiotas— Salimos de allí.

Corrimos hacia la fogata, por suerte la directora había terminado su historia y se había ido.

—¿Lo recuperaron?— Preguntó Mia preocupada.

—No, los imbéciles nos descubrieron—

—Son unos idiotas—

—Lo recuperare sea, como sea— Dije malvada.

La fogata terminó, todos se habían ido.. pero yo me quedé, viendo como la leña se hacía cenizas y el fuego se apagaba. Estaba sola, por fin un momento solo para mi.

—¿Que haces aquí sola? Si la directora te ve, te esperará un buen castigo— Escuché una voz masculina detrás de mi.

—¿Desde cuando te importo, idiota?— Dije al darme la vuelta y ver de quien trataba.

—¡Hey! No me digas idiota—

—¿Por qué no idiota?—

—Porque me llamo Asher—

—Te propongo un trato— Ignoré por completo su comentario anterior.

—Habla, nena— Sonrió.

—Tu me das mi teléfono, y yo prometo devolverte tu foto— Sonreí.

—¿De que foto hablas?— Pregunto confundido.

—Ya sabes, en la que que tu madre te ayuda a ducharte, creo. Y al parecer tenías, ¿dos años?— Dije no muy segura.

—¡Mierda! ¿Como la conseguiste?—

—En tu cabaña, sigo preguntándome porque trajiste eso aquí—

—¡Por qué estoy con mi madre! ¡Devuélvemela!—

—Primero mi celular— Extendí mi mano.

—Yo no tengo tu teléfono. Ahora devuélveme la foto—

—¿Porque?— Levanté una ceja.

—No.. no puedo decirte— Bajó la cabeza.

—Mi celular, y luego tu foto inútil—

—No es inútil—

—No se porque traes eso, la verdad es absurdo. Digo, verás a tu madre cuando termine este estúpido campamento—

—Y tú verás a tu mejor amiga cuando también se acabé. ¡No entiendes, mierda!—

—¡Eres un maldito histérico! No te la devolveré hasta que tenga mi celular.— Me levanté y salí de ahí.

(...)

Tocaron la puerta de la cabaña.

—¡Yo abro!— Corrió hasta la puerta Mia. —oh, hola chicos.—

—¿Quién es?—

—Los idiotas— Ellos pasaron.

—Toma tu celular sin valor, ahora devuélveme mi foto— Dijo Asher de repente.

—Primero mi celular—

—La foto— Él insistía.

—No confió en ti— Confesé.

—Yo menos—

—Celular...—

—Foto...—

—Actúan como pequeños de cinco años, Madison dame la foto, Asher dale el celular a Ethan. Nosotros los intercambiaremos, ¿listo?— Empezaron un cuenta regresiva desde tres, para que todo saliera como Mia había planeado.

Al terminar el intercambio. Le arrebate el celular a Mia.

—¡Oh, por fin!— Empecé a acariciar la pantalla.

—Vayámonos de aquí, tanto perfume me enferma— Mencionó Ethan.

—¡Esperen! ¿Puedo pasar a su baño?— Preguntó Michael.

—¿No puedes esperarte al de tu cabaña?— Dijo Emily obvia.

—Escucha, me tomé tres litros de agua, tanto líquido no puede esperar—

—¡ay! Pasa— El sonrió y entró al baño.

No tardo más de cinco minutos para salir.

—Bien, adiós virginales— Río.

—¡Hey!— Dijimos al unísono.

—Lo son, no finjan— Dijo Michael.

—¡Ya váyanse!— Grité. Y salieron de la cabaña.

—¿Ustedes son vírgenes?— Pregunto Mia agachada.

—¡Mia! No me gusta hablar de esos temas, somos unas niñas aún.— Dije para entrar al baño. —Y para que quede en claro, si soy virgen, porque mi papás siempre están detrás de mi— Concluí para cerrar la puerta.

Al día siguiente...

Busqué ropa para entrar a ducharme. Abrí la llave para que saliera el agua y me desprendí de mi ropa.

Al terminar todo ese proceso, me vestí y salí del baño con una toalla en mi cabeza.

—¿Quien sigue?— Dije quitando la toalla.

—¡Oh, Santo dios!— Gritó Emily.

—¿Que? ¿Que?— Pregunté asustada.

—¡Madison!— Ahora gritó Mia.

—Tu.. cabello— Cuando escuché decir eso a Emily fui directo a un espejo.

¡Mi cabello era de color naranja!

—¡Asher!— Grité fuerte. Estaba molesta, mucho; los chicos las pagarían.