RECUERDO que cuando mi
madre estaba con nosotros —antes
de que ocurriera la desgracia— y
éramos una familia completa, y mi
padre trabajaba (y no bebía tanto), y
ella lo recibía con un beso al llegar
del trabajo, los fines de semana
íbamos al cine los siete juntos.
¡Cómo me gustaba el ritual de
prepararse para ir al cine!
«Hoy dan una de Audie Murphy», llegaba diciendo mi padre
(por ese tiempo eran las estrellas las
que daban categoría a las películas).
Entonces nos poníamos nuestras
mejores ropas. Incluso zapatos. Mi
madre peinaba a cada uno de mis
hermanos; los peinaba al limón y con
la raya hecha como con regla. Menos
a Marcelino, el cuarto de mis
hermanos, que tenía el pelo duro
como crin y lo peinaran como lo
peinaran siempre le quedaba la
cabeza como un libro abierto. A mí
me hacía una cola de caballo
apercollada con elásticos negros, tan rígida, que los ojos me quedaban a
punto de saltar de la cara.
Siempre íbamos a la función de
vespertina.
Eso me encantaba, pues el
atardecer era para mí la hora más
bonita de la pampa. Los últimos
rayos del sol pintaban de oro el
óxido de las calaminas y los colores
del crepúsculo hacían juego con los
pañuelos de seda que usaba mi
madre.
Ella adoraba los pañuelos de
seda.
Como se acostumbraba en la pampa, nos íbamos por el medio de
la calle de tierra, de frente a los
arreboles. A mi papá, que caminaba
llevando del brazo a mamá, lo
saludaban todos los hombres que
pasaban.
«¡Buenas tardes, maestro
Castillo!».
«¡Buenas, don fulano».
Yo me fijaba que lo saludaban a
él, pero miraban a mi madre. Es que
ella era muy linda y joven, y al andar
movía las caderas como las actrices
de las películas.
Al llegar a la esquina del cine oíamos la música emergiendo de los
viejos parlantes y el corazón se nos
henchía de júbilo. En las afueras de
la sala había carritos con embelecos.
Mi madre compraba pastillas
Pololeo, para ella y papa, y un
cambucho de pálomitas confitadas
para cada uno de nosotros.
Entrábamos a la sala casi
siempre de los primeros.
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La contadora de peliculas
Teen FictionLibro completo La contadora de películas es una novela del escritor chileno Hernán Rivera Letelier, publicada por primera vez el año 2009 y traducida a varios idiomas. Está relatada en primera persona y habla sobre la historia del cine en el Norte...