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01 Septiembre 1987.

La suave brisa otoñal comenzaba a hacerse presente a inicios del mes, las hojas de los árboles cayendo al suelo, las calles adornadas de hermosos colores cálidos, hojas secas resonando a cada paso que daban, la hermosa casa por fin estuvo a la vista.

— Apuesto a que está en el jardín intentando hacer crecer esas flores -dijo la mujer, sus hermosos cabellos color caramelo meciendose con la brisa-

— Pues yo creo que está manchado con pintura en todas partes -respondió el chico tocando por fin el timbre de la casa-

Segundos pasaron y la puerta por fin fue abierta, con una hermosa sonrisa la mujer mayor los recibió.

— Han Min Hee y Park Young Soo ¿Qué horas son estás de llegar? -habló la mujer invitandolos a pasar- ¡llegan dos minutos tarde!

Ambos chicos rieron, pronto siendo acompañados por la risa de la mujer, ambos chicos realmente adoraban a la madre de su amigo.

— Lo sentimos señora Yon Sook -se disculpó  la chica regalando una hermosa sonrisa- ¿y el señor Jeon?

— Hoy trabaja hasta tarde así que no se sorprendan si ven a Jungkook de mal humor -susurró la mujer con diversión, aunque en realidad su hijo siempre tenía una sonrisa en su rostro-

— ¿Dónde está el? -preguntó por fin el chico-

— En su habitación pintando -respondió la mujer mayor suspirando- pueden subir, los llamó cuando sea hora de cenar

Ambos chicos asintieron y caminaron juntos a la escalera, sabían el camino de memoria, la puerta a final del pasillo se encontraba levemente abierta entonces ambos simplemente entraron, los recibió la figura del chico de cabellos castaños, allí sentado junto al gran ventanal, el sol hacía algunos cabellos brillar como hermosos destellos dorados, su mano moviendo un pincel en trazos delicados sobre un lienzo, se encontraba completamente sumido en lo que hacía.

Park Young Soo nunca acababa de comprender al chico frente a el, ciertamente  su dongsaeng parecía una caja llena de sorpresas, siempre consumiendolo, como si nunca tuviera suficiente de el.

Escuchó a alguien aclararse la garganta.

Claro, Min Hee seguía allí.

La chica lo miraba con una extraña sonrisa pero Young Soo regresó enseguida su mirada al frente, ojos azules lo recibieron junto a una radiante sonrisa.

El pincel bañado en pintura negra se detuvo solo dejando un pequeño trazo incompleto y la pintura que parecía ser la silueta de una persona llena de estrellas quedó incompleta.

Entonces el cuerpo cálido del menor se encontraba contra el de ambos chicos abrazandolos a la vez, Min Hee correspondiendo enseguida y Young Soo quedándose inmóvil en su lugar, parecía que nunca se acostumbraría a las muestras de afecto de su menor.

Finalmente el abrazo término.

— ¡Wooah que sorpresa! -exclamó el menor, sus hermosos ojos azules heredados de la sangre rusa de su padre brillaban en alegría- ¿Qué hacen aquí dos de las personas que más amo en el mundo eh?

— Es obvio, es tu cumpleaños Kookie -dijo la chica para después dejar ver una gran sonrisa y exclamó- ¡Felíz cumpleaños número veintiún!

— No me lo recuerdes, estoy cada vez más viejo -se quejó el menor fingiendo que apartaba una lágrima de sus ojos-

— ¡Hey! Entonces ¿en qué plano quedamos nosotros? -preguntó Young Soo, realmente adoraba ver cada expresión de su menor-

— Mmm... -el menor pareció pensarlo, frunciendo el ceño hasta que finalmente fingiendo seriedad dijo- Min Hee tiene veintidós, y tú veintitrés, por lo tanto tú mi querido amigo eres el más viejo aquí

PARALYZED 《Kookmin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora