Al fin juntos,
En medio del caos,
Tenerte a mi lado,
Mi mejor aliado.~~~^§§§^~~~
Sebastián despertó primero, al parecer, las emociones del día anterior habían sido demasiado para el corazón de Muerte, así que él hombre se encontraba aún profundamente dormido.
El demonio sonrió mirando el rostro del mayor, era tan guapo y lo sería más, si mostrara su sonrisa con regularidad. Pasó una mano por su mejilla, delineando con el índice el contorno de su mandíbula, aún sentía las grandes manos de su acompañante en su cintura, notó como se tensaban cuando su dedo se acercó a sus labios. Rió bajito, buscando no despertar a Muerte, fallando épicamente en su misión.
- Me alegro que te divierta mi nerviosismo -Susurró Muerte, su voz más ronca de lo habitual- ¿No podías dejarme dormir un poco más? -Se quejó abriendo los ojos, mirándolo con una sonrisa, no estaba para nada molesto.
Sebastián se sonrojó un poco, se sentía como un niño al ser descubierto en medio de su travesura, claro que la sensual voz de su compañero tampoco ayudaba a bajar el tono rojizo en sus mejillas.
- Lo siento, no fue mi intención despertarte -Susurró apartando la mirada, mordiendo su labio con fuerza. Ahora el nervioso, definitivamente era él.
- Por favor, no me tientes tan temprano -Sonrió Erick, una chispa de perversión brillando en sus ojos- Quizá no fue tu intención, pero lo hiciste, ahora acepta las consecuencias.
La cabeza de Muerte se dejó caer en el hombro de Sebastián, escondiéndose en el espacio de su cuello, soltó una pequeña risa al escuchar el rápido latir del corazón del demonio y dejó un juguetón beso en su piel.
Esa hermosa mañana, si se la podía llamar así en el Infierno, era la perfecta descripción de la vida que ambos debieron tener, divertida, feliz y llena de amor.- Está bien grandulón, debo ir a mi habitación a cambiarme -Habló Sebastián, buscando alejar un poco a Muerte, antes de dejarse llevar por la magnífica sensación de sus labios.
- Aún no te he castigado por despertarme temprano -El mayor hizo un puchero, mostrando su rostro al chico.
Solo con Sebastián, Erick podía mostrarse caprichoso y necesitado, sabía que él siempre le daría sus pequeñas e inocentes muestras de afecto, ahora que por fin lo tenía otra vez, no se contendría en dejarse amar.
- Lo harás después -Rió el chico besando brevemente los labios del mayor y aprovechando su ligera sorpresa, se separó rápidamente de su cuerpo, huyendo a su habitación.
Sebastián sonrió tontamente enamorado, se tiró en su cama tocando sus labios con las yemas de los dedos. ¡Lo besó! ¡Joder!
Lo besó...
Y se sintió tan hermoso.No sabía con seguridad de donde venían esos sentimientos, pero poco a poco pasaba a no importarle nada de eso, su corazón latía con fuerza y alegría con cada sonrisa de Muerte, su alma gozaba de su cercanía y amor, ¿qué importaba la razón de sus sentimientos? Disfrutaría de esta felicidad, se permitiría amar a ese oscuro ser.
Muerte sonrió mirando como su amado salía con rapidez, se recostó boca arriba suspirando.
Definitivamente fue el mejor cumpleaños de toda su existencia.
Pero una pequeña espina se clavaba en su burbuja de felicidad, debía hablar con Sebastián, él merecía saber toda la verdad, si a pesar de recuperar sus recuerdos seguía amándolo, juraba por su alma que haría hasta lo imposible por que todo funcionara, por el contrario, si lo odiaba por todo el pasado, lo dejaría ir para siempre.
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¿Una fugaz eternidad? [Yaoi/Gay]
RomanceEn aquella época tan remota, cuando la Tierra era joven y la población escasa, dos almas se encontraron, destinadas a amarse, ambas de mundos tan diferentes, porque aún en aquella era, la división social prevalecía, un latente recuerdo de que su amo...