Dies irae: Felix Genus

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Una linda familia,
Completa está,
Disfrutan sus vidas,
Y el arte de amar.

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Muerte se encontraba en su oficina en el Infierno, terminaba de revisar los registros de las almas, últimamente su trabajo era un poco menos pesado gracias a las casi inexistentes guerras y a los grandes avances médicos del mundo humano, sin contar con el estilo de vida, que impedía que se desarrolle sobrepoblación en la Tierra y por ende que ocurran muertes en exceso.
Además contaba con la ayuda de Alex, quien a pesar de ser un demonio de clase baja, fue ascendido para hacer un trabajo similar a Muerte y así darle tiempo libre también.

Estaba por guardar las carpetas una vez finalizó, pero se distrajo un momento mirando la foto en su escritorio. Era el momento de su boda, o algo así, fue una pequeña ceremonia que Zeus presidió, ambos se encontraban en trajes de color negro, compartían un dulce beso justo debajo del arco decorado con flores del Olimpo, definitivamente ese fue uno de los mejores días de su vida.

Su mirada continuó la pequeña línea del tiempo fotográfica.

En un marco de color negro con detalles dorados se encontraba una hermosa foto de Sebastián, con una mano posada suavemente en su vientre abultado, sentado en la colina de aquel pueblo en el que habían vivido mirando el maravilloso atardecer frente a si, los tonos anaranjados le daban un toque cálido y dulce a la fotografía, Erick había comenzado a sonreír sin darse cuenta.
Recorrió el resto de fotografías en el mueble, seguía una de su pequeño esposo en el consultorio de Asclepio, con su pequeña Astra en brazos, nombre que decidieron en honor a la promesa que hace siglos habían recitado bajo su estrella del firmamento, Muerte se encontraba junto a él acariciando con suavidad la regordeta mejilla de su bebé dormida.
Entonces llegó a la fotografía que mostraba los primeros pasos de su princesa, Sebastián cuidaba que su hija no cayera mientras la pequeña reía caminando sin dudar hacia su otro padre, quien le extendía una mano mientras con la otra captaba la escena.
Y ahora sus ojos pasaron a la última, era una foto de los tres en el mundo mortal, su hija tenía cinco años en ese entonces, habían asistido a un parque de diversiones para festejar su cumpleaños, fue un día digno de recordar, después de todo, Hades convenció a Zeus, el todo poderoso dios del Olimpo, de llevar a sus hijas también, las gemelas y Astra compartían un fuerte lazo de amistad. Digamos que fue algo difícil para el dios encajar en la Tierra, pero lo intentó con ahínco, no había nada que no hiciera por sus princesas o por su amado.

Ahora su hija ya tenía ocho años y a pesar de su corta edad poseía conocimientos que muchos humanos no logran adquirir hasta la secundaria, no era para menos, después de todo, ella y las pequeñas de Hades estudiaban personalmente con todos los dioses.
Kristen y Nora, para algún día tomar el lugar de sus padres en el Olimpo y en el Infierno y Astra para aprovechar sus maravillosos genes y tal vez asesorar a las futuras gobernantes después, demostrando ser muy inteligente, que incluso recibía más clases que sus amigas y sus lecciones eran mucho más estrictas.

El pequeño torbellino que ocupaba los pensamientos de Erick entró corriendo a su oficina tirándose a sus brazos.

— Hola Papi, ¿puedes por favor contarme nuestro cuento especial para dormir? —Susurró la pequeña mirando a su progenitor de manera tierna, por más lista que fuera, aún seguía siendo una niña que necesitaba de sus padres.

— Astra, te dije que no molestes a tu padre mientras trabaja, en cuanto termine él irá a contarte la historia —Suspiró Sebastián, entrando un poco después que su hija— Lo siento mi amor, te esperaremos en su habitación.

— Pero Mami... —La pequeña hizo un puchero bajando de los brazos de su padre, mirando a ambos un poco arrepentida— Está bien, perdón por interrumpirte Papi, te espero con Mami.

¿Una fugaz eternidad?  [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora