A corpore renascatur

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La solución,
Muy cerca está,
Triunfa el amor,
Y la felicidad.

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Sebastián había dejado de sollozar, pero las lágrimas aún resbalaban por su rostro, con ayuda de Muerte logró ponerse de pie.
Erick lo abrazaba en todo momento, caminó a su lado hasta llegar al cuerpo del joven, ambos se arrodillaron a su costado.
El demonio colocó una mano en el hombro de Caleb, quien se mantenía llorando desconsolado mientras abrazaba a su difunto amado.

— Cariño... —Susurró con delicadeza, usando tan solo un poco su voz de demonio, una voz que le ayudaba a tentar a las personas y hacerlas obedecer, al ser el de mayor rango, este poder también era más fuerte.

El chico lo miró, algo más calmado, sintiendo una profunda sensación de calma con esa voz, más aún lloraba en silencio.
Caleb se tiró a los brazos del demonio, que muchas veces había entrenado con él y aún con sus pocas convivencias, siempre tenía una broma adecuada para un mal día o un increíble consejo para el más revuelto problema. Consideraba más familia al demonio y a Muerte que a su propia madre, pero no la culpaba, sabía que Atenea no era alguien cariñosa ni sentimental, le demostraba su cariño, a su estricta manera.
Sebastián lo abrazó con fuerza acariciando su cabello, no imaginaba cuanto estaba sufriendo esa pérdida.
Muerte los abrazó a ambos, él había experimentado ese dolor en persona y no se lo desearía ni a su peor enemigo.
La pareja buscó consolar al pobre chico, logrando que al menos llore con menos intensidad.

Por otro lado, Zeus, Hades y Poseidón se encontraban en el Oráculo, quien algo conmovido por la situación, les indicó la solución a su problema.

Debían crear un nuevo cuerpo para Daemian.

El proceso a seguir era el mismo que en los inicios de la humanidad. Necesitaban arena tanto del templo de Gea como de Urano, agua del manantial del Oráculo, la vita stone, piedra que Gea había ocultado en el monte Olimpo, en Grecia y el elemento más importante, el ama de Daemian, su alma desaparecería al amanecer, así que debían darse prisa.

Hades se encargó de la vita stone en la Tierra, Poseídon de la arena y el agua y Zeus, él iría por su pequeño.

Padre e hijo se reunieron en el templo de Zeus, en la habitación de Hades, el dios abrazó a su hijo ayudándolo a calmarse, pues Daemian se encontraba tremendamente asustado de lo que sucedía, su alma estaba desorientada y perdida.

Después de unos pequeños inconvenientes con Leto, antigua pareja de Zeus, madre de Apolo y Artemisa, Hades logró recuperar la vita stone con ayuda de Gea, quien desterró a Leto al Tártaro.

Los tres dioses crearon el cuerpo de Daemian, idéntico al anterior, siguiendo todos los pasos.
Lo hicieron cuando el sol comenzaba a mostrarse en el horizonte.

En el Coliseo del Olimpo, el cuerpo de Daemian desapareció, Caleb aún se aferraba con desesperación a la pareja, como si ellos fueran su salvavidas en medio del dolor.

Muerte y Sebastián se miraron abatidos después de la desaparición del cuerpo, Daemian se había ido para siempre, pensaron a la par.

Mientras tanto, Caleb se separaba de sus salvadores, mirando al chico que caminaba junto a los dioses, sin poder creer que estuviera ahí.
Corrió lo más rápido que pudo hacia Daemian, se tiró en sus brazos, que lo recibían gustosos y cálidos, llenos de vida.

Y Caleb volvió a llorar.
Pero esta vez, lloró de alegría, de felicidad.

Los amantes compartieron un tierno beso, mientras todos los presentes aplaudían a la joven pareja, su preciado amor venció al mismo destino.

¿Una fugaz eternidad?  [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora