El dolor destruye,
Y cambia la actitud,
Del corazón que sufre,
Para con la multitud.~~~^§§§^~~~
Sebastián empezaba a acostumbrarse a su vida en el Inframundo, aprendía muy rápido y era de gran ayuda en el lugar, Hades rápidamente lo ascendió considerando que hacía mejor su trabajo que muchos otros de sus demonios.
Muerte por su parte, pasaba cada vez menos en el Infierno, prefería estar en su habitación en el Olimpo; gracias a los dioses él poseía una habitación en cada mundo incluido el mortal, pero no le agradaba residir en ese lugar, ya que, por obvias razones no le traía los mejores recuerdos.
Los años pasaban y ellos no se miraron en ningún momento, Muerte hizo hasta lo imposible para evitarlo y funcionó a la perfección.
Sebastián solo escuchaba los rumores sobre el verdugo de los muertos, la actitud que este tenía con todos a su alrededor y sobre como había que evitar ser causa de su enojo, se decía que tenía el poder de desterrar al Tártaro a cualquier ente, que lo hacía con quien él considerara inútil, claro que ambas habladurías eran falsas, pero el demonio no lo sabía y temblaba de sólo pensar en encontrarse con ese ser, aquellas palabras habían infundido miedo ante él.Inevitablemente llegó el día en que se encontraron, Hades había llamado a Muerte para que le entregara algunos documentos a Zeus, pues la relación de los hermanos no estaba en buenos términos, no después de que el Rey del Inframundo no se presentara a la ceremonia organizada por Gea, en honor al magnífico trabajo de Zeus como Rey, a Hades no le entusiasmaba precisamente ver a su hermano rodeado de sus hijos y las madres de estos, es decir, las mujeres con quienes se había acostado.
Muerte caminaba por los pasillos del templo del dios en el Infierno, vestía lo usual, una camisa y pantalón negros, a juego con unos zapatos rojos, que no hacían más que resaltar sus ojos rojizos, sobre todo esto, llevaba la típica túnica, que lo diferenciaba de cualquier otro servidor, y en su mano derecha llevaba a su fiel compañera de trabajo, su guadaña.
Sebastián iba vestido con ropa normal, los demonios o infernums, no tenían vestimenta específica como los seres del Olimpo, llevaba una camisa celeste y un pantalón negro, el conjunto resaltaba de sobremanera sus ojos, ahora mucho más azules que en vida.
Cuando Muerte lo miró por el pasillo, se quedó estático, su mente dejó de trabajar, sus manos comenzaron a temblar y como la última vez, su vista se dirigió a su vientre, los pensamientos provocaban que sus ojos se cristalicen.
El demonio sintió la presencia de alguien más y levantó la vista del libro que tenía en sus manos, se paralizó en cuanto lo miró, más no por las mismas razones que el otro ser, sus ojos se llenaron de miedo, dudando sobre que hacer ante él, rogaba por no hacerlo enojar, no quería que lo enviara al Tártaro, tan fuerte era aquel sentimiento, que no notó sus ojos vidriosos, ni su expresión de sufrimiento.
Erick se percató de aquello y suspiró, pensando que lo mejor era mantener ese miedo y por ende esa distancia, caminó lo más seguro que pudo, con una expresión seria y algo agresiva en su rostro.
Sebastián se asustó aún más y en medio de su nerviosismo, trató de hacer una especie de reverencia, tirando el libro en el camino de Muerte.— Solo mantente fuera de mi camino, no estorbes y no tendremos problemas chico nuevo —Susurró sin mirarlo, su voz se escuchó profunda y extremadamente masculina a los oídos del demonio, haciéndolo temblar por más de una razón.
Cuando se recompuso, Muerte ya había desaparecido por otro pasillo.
Erick por otra parte, se apoyó en la pared del pasillo siguiente, mordiendo su labio con fuerza para evitar que alguna lágrima escape.
ESTÁS LEYENDO
¿Una fugaz eternidad? [Yaoi/Gay]
RomanceEn aquella época tan remota, cuando la Tierra era joven y la población escasa, dos almas se encontraron, destinadas a amarse, ambas de mundos tan diferentes, porque aún en aquella era, la división social prevalecía, un latente recuerdo de que su amo...