EL REGRESO DE LUCIFER PARTE 3

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Ella tomó la mano de Tyler y ambos hicieron el recorrido de regreso. Leviatán estaba de espaldas y volteó cuando la escuchó bajar. Lucy le sonrío, él era un demonio demasiado guapo y muy sexy, poseía unos ojos azules encantadores, igual de azules como los océanos que una vez gobernó, antes de que Dios lo mandara al infierno.

--Leviatán.

El hombre inclinó un poco la cabeza, haciendo una reverencia. Lucy negó y soltó la mano de Tyler a tres escalones antes de bajar por completo. Él se quedó en ese lugar y miró todo.

--que gusto verte.

Él sonrío y tomó su mano, dándole un beso en el dorso de esta. A pesar de que Leviatán era uno de los siete demonios principales, él prefería estar lejos, él amaba gobernar los mares del infierno y solo se reunía con los demás cuando era necesario.

--me hubiera gustado venir en un banquete, pero el hijo de Satanás invadió mi propiedad.

Lucy tomó su mano y lo guió al sillón, ambos tomaron asiento y un sirviente se acercó, ofreciéndoles algo de beber. Leviatán lo tomó, pero Lucy lo rechazó.

--bien, cuéntame, ¿que hizo ese niño rufián?

Leviatán tomó de su copa, y miró a los demás demonios, para terminar en los ojos chocolates de Lucifer.

--está haciendo algo muy malo.

Él hizo una seña con los dedos y una chico entró, con un enorme costal, el cual vació a los pies de Lucifer. Miles de peces con largos dientes y ojos rojos estaban muertos. Lucifer suspiró, ese niño estaba en serios problemas, no solo por meterse con Leviatán, sino que también había roto una de sus mandamientos.

--está asesinando los peces.

Tocar un pez, por placer era algo que merecía castigo, no solo por romper el mandamiento, sino por asesinar la civilización de Leviatán. Lucifer poco a poco entendía su plan, causar disturbios molestando a los demonios, peleas ante su ausencia y tomar su lugar. Inteligente.

--espero que tengas una solución.

--la tenía, antes de esto.

Era complicado, había lidiado antes con ángeles caído rebeldes, pero ninguno había traspasado los límites.

--creo que debemos hablar con Satanás, la fin de cuentas es su hijo.

--no creo que Satanás haga algo, sabes como es él.

--pues creo que cambiará de opinión en cuanto le mostremos el panorama. No luchamos por tanto para que su hijo venga de descerrajarlo, dime paranoico, pero no creo que ninguno de los hombres presentes esté dispuesto a perder la libertad que tanto luchaste por darnos.

Lucy suspiró, entendía la paranoia de todos, a ella le había costado años entender como gobernar, había hecho muchas cosas por todos ellos. Si alguien más entraba en su lugar, todo se iría al carajo, sin contar todo lo que pasaría después.

--sin contar que a Dios no le va a gustar que el equilibrio entre el bien y el mal se vea interrumoido, por algo te envió aquí, ¿no?

Destierro. Dios tenía sus motivos para mantenerla en el trono y los demonios los suyos, había mucho en juego.

--entiendo, juntos encontraremos una solución, lo prometo. Creo que lo ideal por el momento, es que te quedes aquí.

--sabes que no puedo dejar los mares, Lucifer, es mi reino.

--lo sé, Leviatán, pero por ahora es lo correcto. Confía en mí.

Leviatán aceptó, ¿quién era él para desobedecer una orden de Lucifer? Lucy de puso de pie, tenía muchas cosas que pensar. Volvió a las escaleras y tomó la mano de Tyler. Ella se sentó en la cama y Tyler la observó, después de lo que había escuchado, ella la tenía complicada, había muchas cosas que debía arreglar y a muchos demonios que tener felices.

--esto está jodido.

--tal vez, pero sé que encontraras la solución.

--eso pensaba, creí que solo era un niño rebelde, pero...

Lucy se dio la vuelta y miró a Tyler, él estaba recargado en la puerta, escuchándola con atención.

--él se metió en los mares de Leviatán, nadie en su sano juicio hace eso.

--¿crees qué está loco?

--no lo sé.

--¿qué hay de su padre?

--estoy completamente segura de que él ni se ha dado cuenta, él y su hijo no tiene mucha comunicación.

Lucy se quitó los zapatos, no llevaba ni doce horas en el infierno y ya se sentía fatigada. Tyler se acercó a ella y se sentó a su lado, acariciándole la mejilla. Ella se acercó y lo besó.

--hay que dormir.

Ambos se tiraron en la cama y cerraron los ojos, tratando de perderse entre los sueños y olvidarse, aunque sea por unas horas del gran problema que la rodeaba.

LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora