Lucifer

DIOS DE LA DESTRUCCIÓN

Lucy regresó desganada al infierno, su padre tampoco tenía las respuestas que ella buscaba. Frunció el ceño cuando miró a Asmodeo un poco acelerado, algo estaba ocurriendo. Belcebú salió a su encuentro y suspiró

--alguien te espera.

--¿quién?

--yo, querida.

Lucy sostuvo la respiración durante unos segundos, el hombre causante de toda su desdicha esta ahí, en el castillo oscuro, bebiendo como si estuviera en su casa.

--¿qué haces aquí?

--solo vine a dar una vuelta, ¿qué no puedo?

--no sin mi permiso.

Él rodó los ojos y volvió a darle un sorbo a su bebida. Belcebú lo miró con fastidio y suspiró, un ser que nadie toleraba.

--no uses ese tono conmigo, todos sabemos que soy el futuro heredero de todo esto.

Asmodeo frunció el ceño y Belcebú puso los ojos en blanco, era irritante la forma en la que creía que realmente tendría el infierno.

--no este día.

--¿por qué estás tan molesta?

La ira recorrió cada célula de su cuerpo. Quiso gritarle en la cara la razón de su desdicha, pero se mordió la lengua hasta que la hizo sangrar.

--¿quién te despertó?

--eso no importa.

--a mi me importa, no tendrías que estar despierto, no aun.

--tal vez, pero lo estoy, ¿y sabes qué? No volveré a dormir nunca más.

Él sonrió y volvió a beber. Lucy hizo sus manos puños y encajó sus uñas en sus manos, estaba tratando de no perder la compostura, tenía que hacerlo, por Tyler y su hijo.

--bien, pero no te quiero en el infierno.

--¿por qué no?

--porque tu simple presencia nos molesta, a mí y a mis demonios.

--¿ah, sí? Pues realmente no me importa, si quiero me quedaré.

--te dije que no.

Él furnció el ceño y la miró retador, a lo cual Lucy hizo lo mismo, no le temía, no en ese momento, por él había perdido a las dos personas más importantes en su vida y no estaba dispuesta a perder a alguien más.

--¿qué harás si no me voy?

--no lo sé, soy Lucifer, puedo hacer cualquier cosa.

Él suelta una carcajada burlona, sintiéndose superior a ella. Lucy se tragó su indignación, no podía mostar emociones hacia él.

--soy El Dios De La Destrucción, ¿recuerdas?

--sí, pero soy una de tus creadoras, ¿recuerdas? No eres más que yo, y nunca lo serás, no puedes aspirar a algo más que yo pueda darte.

Él no dijo nada más, era verdad, siemplemente se dio media vuelta y se fue. Lucy suspiró y miró a Belcebú y a Asmodeo.

--él volverá. -dice Belcebú.

--lo sé, y me temo que no será en buenos términos.

--pero ¿puedes vencerlo? -pregunta Asmodeo.

--no se puede aniquilar a un Dios nada más porque sí, Asmodeo. 

--hay que pensar en algo.

Ella asiente obvia, había muchas cosas que hacer, y no estaba dispuesta a perder el tiempo, no estaba dispuesta a perderse ni un segundo más en la vida de su hijo.

--entonces, quiero ideas, todas las que puedan darme.

Belcebú sonrió y Asmodeo salió en busca de los demás demonios. Ella se sentó en su trono, no estaba dispuesta a dejar que alguien más la pisoteara, nunca más.