PRIMER ENCUENTRO

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Lucy se sentó en el trono y miró a los seis hombres presentes. Belcebú le sonreía divertido, él sabía lo que ella había hecho para distraerse, y no exactamente porque fuera chismoso. Él la conocía bastante bien.

--¿qué han sabido? -pregunta ella.

--nada nuevo, el niño no se ha acercado, tal vez ya no quiere hacerlo. -dice Amon.

--¿qué? ¿por qué piensas que ya no quiere hacerlo? -pregunta Belcebú.

--porque es peligroso para él, si yo estuviera en su lugar, no lo haría.

--exacto, tú, no él.

Los demonios seguían discutiendo lo mismo, el único que se mantenía alejado de todo era Leviatán, estaba callado y pensativo, y Lucy, lo había notado.

--¿qué sucede, Leviatán?

Todos los demás se callaron al escuchar la voz de Lucifer. Leviatán levantó la mirada, no quería alterar a nadie, pero era necesario decirlo.

--algo no está bien Lucifer.

Ella abrió la boca para decir algo, pero se vio interrumpida cuando las puertas se abrieron en forma brusca y dejaron a la vista a un joven demonio. Su respiración estaba agitada y tenía cara de espanto.

--¿qué sucede?

Pregunta Lucifer. El chico trató de recuperar el aliento inutilmente, ya que había corrido demasiado y apenas podía respirar.

--él... él... está...

No hizo falta que terminara cuando Lucifer y los demás entendieron. Todos se pusieron de pie y tomaron armas. Tyler se quedó parado en el tercer escalón, mirando todo el alboroto sin entender. Lucifer se acercó a él y lo llevó a otro lado.

--¿qué sucede?

--el hijo de Satanás está aquí, listo para asesinarme.

Tyler pasó saliva y su piel se erizó, muy en el fondo tenía la esperanza de que el chico se arrepintiera y dejara sus planes de batalla abandonados, pero no, él estaba ahí, listo para llevar a cabo sus planes.

--tienes que subir y esconderte en el salón de las almas.

--¿tienes un salón de almas?.

--oh sí, ¿no te lo he mostrado?

--no, ¿por qué tienes almas?

Lucy sonrió, se prometió que, si no moría ese día, se tomaría un día entero para explicarle todo en el infierno y así, nada lo tomaría por sorpresa.

--te lo explicaré después, solo ve ahí, ahora.

--no, quiero ayudar.

--no puedes ayudar.

--¿por qué? ¿solo por qué soy humano?

No, no era por eso, simplemente ella no quería perderlo, era lo único bueno que había en su vida, lo único bueno y puro que tenía.

--no quiero perderte, no quiero que te lastimen.

--me cuidaré bien, lo prometo, si veo que la cosa se pone demasiado fea, regresaré y me esconderé en ese cuarto tuyo.

Ella asintió y le ordenó que se pusiera una especie de protección. Ella tomó una espada y la metió en su estuche. Ambos salieron, los miles de demonios estaban listos para pelear y el hijo de Satanás sonreía, observando todo con satisfacción. Lucy se reunió con los seis demonios y el hijo de Satanás ensanchó más su sonrisa al verla.

LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora