«Capítulo 14»

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—¡Amión monstuo! —exclamó Bohyuk.

Se refería al coche de Mingyu, un Dodge cuatro por cuatro, negro y con unas ruedas muy anchas. Llevaba dos faros montados en una barra sobre el techo, un torno de remolque sujeto al parachoques frontal, un armero para escopetas montado detrás de los asientos, y una caja de herramientas plateada en la batea. A diferencia de otros Dodge que Wonwoo había visto, aquel no era una pieza de coleccionista. La pintura había perdido todo su brillo, con visibles arañazos por todos lados. En el panel lateral tenía una abolladura, cerca de la puerta del conductor. Le faltaba uno de los espejos retrovisores, y en su lugar había un agujero oxidado por los bordes; además, toda la mitad inferior del vehículo estaba recubierta por una gruesa capa de barro. Bohyuk se retorció las manos enérgicamente, emocionado.

—¡Amión monstuo! —repitió.

—¿Te gusta? —preguntó Mingyu.

—¡Zí! —asintió con entusiasmo.

El moreno cargó las bicicletas en la batea, luego abrió la puerta para que subieran. Dado que el vehículo era alto, tuvo que ayudar al niño a subir. Luego le tocó el turno a Wonwoo, y Kim lo rozó sin querer mientras le indicaba dónde agarrarse para subir. Arrancó y se dirigieron hacia las afueras del pueblo, con el niño sentado entre ellos dos. Como si entendiera que Jeon quería estar solo con sus pensamientos, Mingyu no dijo nada, decisión que el más delgado agradeció. Alguna gente se sentía incómoda con el silencio; lo consideraban un vacío que necesariamente había que llenar, pero el moreno no era de ese tipo de gente. Se mostraba satisfecho con la simple acción de conducir.

Transcurrieron varios minutos. Wonwoo siguió sumido en sus pensamientos, observando los pinos que iban dejando atrás, uno tras otro, todavía sin creer que estuviera en la furgoneta con él. De soslayo, podía verlo concentrado en la carretera. Tal como había percibido al principio, Mingyu no era el típico hombre apuesto, sino que había algo en él que le parecía irresistiblemente atractivo. Era delgado de cintura, y tenía los hombros fornidos, como si llevara años cargando pesos. Sus brazos eran musculosos, como si hubiera clavado miles de clavos, lo que sin lugar a dudas era cierto. Era casi como si su trabajo de contratista hubiera moldeado su cuerpo.

Wonwoo se preguntó si tenía pareja, si había estado a punto de casarse alguna vez, o si él, como hombre, tendría una oportunidad con el moreno. Ni Minghao ni la señora Xu lo habían mencionado, pero eso no significaba nada. A menudo la gente se mostraba reacia a hablar de ciertos temas. De todos modos, en la barbacoa, el pelinegro se había fijado que Mingyu parecía ser el único soltero del grupo.

El bombero aminoró la marcha, tomó la curva y después volvió a acelerar. Ya casi habían llegado. Al cabo de un minuto, entró en el camino sin asfaltar y fue frenando hasta que al final la furgoneta se detuvo por completo. Pisó el embrague y dejó el vehículo en punto muerto. Wonwoo se volvió hacia él y lo miró con curiosidad.

—Oye, muchachote, ¿Quieres conducir mi furgoneta? —dijo Mingyu.

Pasó solo un momento antes de que el niño se diera la vuelta para mirarlo.

—¡Vamos! ¡Te dejo conducir! —lo invitó el moreno, haciendo como si moviera el volante con las manos.

Bohyuk vaciló. Mingyu repitió el gesto. El niño se desplazó un poco hacia él antes de que el bombero lo invitara a sentarse en su regazo. Colocó las manos del crío en la parte superior del volante mientras mantenía sus propias manos lo bastante cerca como para intervenir en caso necesario.

—¿Estás listo?

Bohyuk no contestó, pero Mingyu soltó lentamente el embrague y la furgoneta empezó a desplazarse hacia delante, despacio.

Rescued ➳ MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora