Epílogo

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A primera hora de la mañana, Mingyu había salido a pescar con Bohyuk. Wonwoo decidió quedarse en casa, pues tenía varias cosas que hacer antes de que Minghao y su madre llegaran para almorzar con ellos. Además, necesitaba un descanso. Bohyuk ya había empezado a ir al colegio. Aunque en el último año había progresado considerablemente, todavía le costaba adaptarse a la escuela. Ambos seguían practicando todos los días, y no solo con el lenguaje; también intentaba ayudarlo a desarrollar otras aptitudes, para que su hermano fuera capaz de relacionarse con sus compañeros. Por suerte, el reciente cambio de vivienda no le había afectado en lo más mínimo. Bohyuk estaba encantado con su nueva habitación, que era mucho más grande que la que tenía en su primera casa. Estaba entusiasmado con que tuviera vistas al río. Wonwoo debía admitir que también estaba encantado con la nueva casa.

Sentado en la mecedora del porche, podía ver a Mingyu y a Bohyuk en el embarcadero, con las cañas de pescar en la mano. Sonrió satisfecho, pensando en lo natural que resultaba aquella escena tan familiar. Y es que, en realidad, eso es lo que eran: Familia.

El pequeño Bohyuk había llevado los anillos en una pequeña ceremonia privada que se llevó a cabo en el lago. Habían asistido unos pocos amigos de Wonwoo de Seúl y Junhui, Hansol y Seungkwan. Mingyu había invitado a una docena de personas del pueblo. También invitó al cuerpo de bomberos. Seungcheol y Jeonghan ejercieron de padrinos de honor, y la señora Xu derramó lágrimas desde su asiento en la primera fila cuando la pareja intercambió los anillos. Minghao estaba de lo más feliz.

Después de la ceremonia, la pareja se fue en coche a pasar la luna de miel en un pequeño hotel con vistas al océano. En su primera mañana de recién casados, se levantaron antes de que saliera el sol, para dar un paseo por la playa. Contemplaron el amanecer mientras, en la distancia, una manada de marsopas rompían el oleaje. Con Mingyu a su lado, abrazándolo por la cintura, Wonwoo apoyó la cabeza en su pecho y se solazó en su cálida protección mientras contemplaban el nacimiento de un nuevo día.

Cuando regresaron de la luna de miel, Mingyu sorprendió a Wonwoo con una serie de bosquejos que él mismo había dibujado. Eran los planos de una bonita casa junto al lago, con amplios porches, ventanas con alféizar, suelos de madera y una cocina moderna. Compraron un terreno en los confines del pueblo. Al mes siguiente empezaron a construirla. Se trasladaron justo antes de que empezara el año escolar. Wonwoo había dejado su trabajo en el restaurante de los Chwe. De vez en cuando, se pasaban por allí a cenar o para ver a Hansol y Seungkwan. Cuando se marchaban, siempre le decían a Wonwoo, en broma, que cuando quisiera podía volver a ocupar su puesto. Pero el mayor no echaba de menos aquel trabajo, a pesar del buen humor de sus amigos.

Aunque Mingyu todavía sufría alguna pesadilla de vez en cuando, sorprendió a Wonwoo con su absoluta devoción durante todo aquel año. A pesar de la responsabilidad de construir la casa, iba todos los días a comer con él y se negaba a trabajar después de las seis. Mingyu había entrenado al equipo de béisbol de Bohyuk la primavera anterior; el crío no era el mejor jugador, pero tampoco era el peor. Además, pasaban los fines de semana unidos, como una familia. Durante el verano fueron a Disney World, en Japón, y en Navidad se compraron un todoterreno de segunda mano. Lo único que quedaba era erigir la valla de maderos blancos, un trabajo que habían dejado para la semana siguiente.

Wonwoo oyó la alarma del reloj en la cocina y se levantó de la mecedora. Sacó del horno la tarta de manzana y la puso en la encimera para que se enfriara. En los fogones hervía un estofado de pollo, que dejaba por toda la casa un delicioso aroma. Removió la comida, que llevaba más de media hora cociendo a fuego lento; la carne empezaba a desprenderse de los huesos. Aunque Bohyuk todavía se negaba a comer carne, unos meses antes Wonwoo le había hecho probar un poco de pollo. El pequeño se había pasado una hora enfurruñado, pero al final había acabado por comérselo. A lo largo de las siguientes semanas, empezó a comer más cantidad, poco a poco. Por fin habían llegado a un punto en el que los tres comían juntos, compartiendo la misma comida, tal y como debería ser en cualquier familia. Una «familia». También le gustaba el sonido de aquella palabra.

Wonwoo echó un vistazo por la ventana y vio que Mingyu y Bohyuk subían por el sendero, hacia el cobertizo donde guardaban las cañas de pescar. Observó cómo el moreno colgaba su caña y luego tomaba la del pequeño. El niño depositó la caja de señuelos en el suelo, y Mingyu la apartó hacia la pared con la punta de la bota. Al cabo de unos momentos, los dos ya subían los peldaños del porche.

—¡Hola, Wonwoo! —exclamó Bohyuk.

—¿Han pescado algo?

—No, nada —contestó el pequeño.

Como todo en la vida de Wonwoo, la capacidad para comunicarse de Bohyuk había mejorado muchísimo. Aún no hablaba perfectamente, pero el pequeño estaba reduciendo la diferencia que existía entre él y sus compañeros de clase. Y lo más importante de todo era que el pelinegro había dejado de obsesionarse tanto por eso.

Mingyu besó a Wonwoo mientras Bohyuk entraba.

—A ver... ¿Dónde está el ratoncito? —preguntó el moreno.

Wonwoo señaló con la cabeza hacia el rincón en el porche.

—Sigue dormido.

—¿No deberíamos despertarlo ya?

—Dentro de unos minutos. Pronto tendrá hambre.

Juntos se acercaron a la cuna. Mingyu se inclinó para contemplarlo mejor, algo que todavía hacía a menudo, como si no pudiera creer que aquel pequeño sea, legalmente, su hijo. Alzó el brazo y acarició la cabecita.

—Da gusto verlo dormir tan plácidamente —susurró, feliz.

Wonwoo colocó la mano sobre el hombro de Mingyu, deseando que un día aquel pequeño pueda reconocerlos como sus padres.

—Es precioso.

Mingyu miró por encima del hombro a la persona que amaba. Luego volvió a fijar la vista en el bebé. Se inclinó más y le dio un beso en la frente.

—¿Has oído eso, Seungmin? Tu padre cree que eres precioso.

Rescued ➳ MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora