«Capítulo 21»

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El verano se ensañó con toda su furia a mediados de julio. La temperatura superó la media del último siglo.

Septiembre llegó acompañado de un frente frío impropio para la época, algo que no había sucedido en los últimos veinte años. Todo el mundo tuvo que sacar los pantalones del fondo del armario, así como chaquetas no muy gruesas para las primeras horas del día. Una semana después, llegó otra ola de calor y la gente volvió a guardar los pantalones, con la esperanza de no tener que utilizarlos durante los siguientes dos meses.

A lo largo del verano, la relación entre Mingyu y Wonwoo se afianzó. Asentados en una rutina, pasaban casi todas las tardes juntos; para escapar del calor, los trabajadores del moreno empezaban temprano por la mañana y acababan a las dos de la tarde, y él siguió llevando al pelinegro al trabajo y luego pasando a buscarlo al terminar su turno en el restaurante siempre que podía. De vez en cuando cenaban con la familia del moreno, en ocasiones Minghao iba a casa de Wonwoo a cuidar de Bohyuk, para que la pareja pudiera estar un rato a solas.

Durante aquellos tres meses, Wonwoo se fue sintiendo cada vez más a gusto en Changwon. Mingyu, por supuesto, lo mantenía ocupado; le hacía de guía y exploraban los alrededores del pueblo, salían en barca o iban a la playa. El chico acabó por conocer Changwon por lo que era: Un lugar con su propio ritmo, una cultura que giraba en torno a la familia, volcada en la pesca y en la labranza de tierras fértiles, un lugar donde el concepto «hogar» todavía tenía sentido.

De pie en la cocina de su casa, Wonwoo contempló a Mingyu mientras este sostenía una taza de café. Se preguntó si lo vería con los mismos ojos en un futuro lejano, cuando su cabello se hubiera vuelto gris.

Estaba encantado con todo lo que hacían juntos. En una cálida noche hacia finales de Julio, se fueron a bailar, algo de lo que Jeon hacía años que no disfrutaba. Mingyu lo animó a dar vueltas por la pista con una sorprendente elegancia, al compás de los acordes graves de una banda de la localidad. El pelinegro se fijó en que la gente se sentía instintivamente atraídas por él y su pareja. De vez en cuando, algunos les sonreían cuando se cruzaban en la pista, lo que a ambos les provocaba risa. En ningún momento, Mingyu apartó el brazo de la parte inferior de la espalda de su novio. Aquella noche lo miraba como si Wonwoo fuera la única persona en el mundo.

Bohyuk a su vez, también progresaba gracias a la atención de Mingyu. Poco a poco, fue ganando confianza en sí mismo, y empezó a hablar con más frecuencia, aunque la mayor parte de lo que decía no tenía sentido. También dejó de susurrar cuando intentaba unir unas cuantas palabras juntas. A finales de verano, había aprendido a golpear la pelota desde el tee, y su habilidad para lanzarla había mejorado de forma espectacular. Mingyu montó unas bases improvisadas en el jardín. Hizo todo lo posible para enseñarle las normas del juego, pero el pequeño no mostró ningún interés. Él solo quería divertirse. Sin embargo, por más idílica que pareciera la situación, había momentos en los que Wonwoo notaba en el moreno una desazón latente, cuyo origen desconocía.

Al igual que en su primera noche juntos, a veces Mingyu adoptaba aquella mirada perdida, casi distante, después de hacer el amor. Lo abrazaba y lo acariciaba como siempre, pero Wonwoo podía notar algo en él que lo incomodaba, un sentimiento oscuro y desconocido que le confería al menor un aspecto escalofriantemente cansado. A veces lo asustaba, aunque cuando amanecía solía regañarse a sí mismo por dejar correr la imaginación de aquella manera.

Hacia finales de Agosto, Mingyu se ausentó del pueblo tres días para participar en la extinción de un tremendo incendio en el bosque, una situación peligrosa que había empeorado por culpa del abrasador calor de Agosto. Al pelinegro le costó conciliar el sueño durante aquellas tres noches. Preocupado por él, llamó a Minghao y estuvieron una hora hablando por teléfono. También siguió las noticias sobre el fuego a través del periódico y de la televisión, buscando en vano alguna imagen de su novio. Cuando este regresó a Changwon, fue directamente a su casa. Con el permiso de Hansol, se tomó la noche libre, pero el bombero estaba exhausto, por lo que se quedó dormido en el sofá tan pronto como el sol se escondió en el horizonte. Wonwoo lo tapó con una manta, pensando que probablemente dormiría hasta la mañana siguiente. Sin embargo, el moreno se despertó en mitad de la noche y fue a su habitación. De nuevo, su estado de agitación era alarmante, pero esta vez sus convulsiones se prolongaron varias horas.

Rescued ➳ MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora