«Capítulo 19»

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Cuando regresaron, Minghao estaba leyendo una novela en el comedor. Les dijo que Bohyuk ni se había movido durante el rato que habían estado fuera.

—¿Lo han pasado bien? —les preguntó, fijándose en las mejillas sonrosadas de Wonwoo.

—Sí, muy bien —contestó el mayor—. Gracias por cuidar de mi hermano.

—Ha sido un placer —respondió el chino sin vacilar, al tiempo que se colgaba la mochila en el hombro y se preparaba para marcharse.

Wonwoo entró a echar un vistazo a Bohyuk mientras Mingyu acompañaba al castaño hasta el coche. Apenas abrió la boca mientras caminaban. Minghao esperó que eso significara que su hermano se sentía tan prendado del pelinegro como éste parecía estarlo de él.

Mingyu estaba en el comedor, agachado frente a una pequeña nevera portátil que había bajado de la furgoneta, cuando Wonwoo salió de la habitación de Bohyuk. Estaba tan concentrado en lo que hacía que no lo oyó cerrar la puerta del cuarto del pequeño. Jeon lo observó en silencio, mientras el menor sacaba dos copas y las dejaba sobre la mesilla situada frente al sofá. A continuación, volvió a hundir la mano dentro del contenedor y sacó una botella de champán. Tras arrancar la fina lámina de aluminio de la parte superior, desenroscó el alambre que sujetaba el corcho y abrió la botella con un simple movimiento. Acto seguido, la colocó sobre la mesa, volvió a meter la mano en la nevera y sacó un plato de fresas envuelto cuidadosamente con celofán. Las desenvolvió y puso el plato sobre la mesa; luego apartó la nevera a un lado. Tras recostarse en el sofá para tener una mejor perspectiva, sonrió satisfecho. Se frotó las manos en los pantalones para secarse la humedad y desvió la vista hacia el pasillo. Al ver a Wonwoo allí de pie, se quedó helado, con una sonrisa avergonzada en la cara.

—Pensé que sería una buena sorpresa —se disculpó.

El mayor examinó la mesa y luego volvió a mirar al moreno, antes de respirar hondo; ni había sido consciente de que había estado conteniendo el aliento.

—Y lo es.

—No sabía si te gustaba el vino o el champán, así que me he arriesgado.

Mingyu lo miraba fijamente.

—Estoy seguro de que estará bueno. Hace años que no tomo champán.

—¿Te sirvo una copa?

—Sí, por favor.

Kim sirvió dos copas mientras el otro se aproximaba a la mesa. De repente, se sintió un poco incómodo. El menor le pasó una copa sin decir nada, y el pelinegro se lo quedó mirando fijamente, preguntándose cuánto tiempo había dedicado a planear todo aquello.

—¡Espera un momento! —exclamó Wonwoo de golpe, sabiendo exactamente qué era lo que faltaba.

Mingyu lo miró mientras dejaba la copa en la mesilla y se alejaba con paso presto hacia la cocina. Lo oyó remover en un armario, y luego salió con dos velas y una caja de cerillas. Las colocó en la mesa junto al champán y las fresas. Luego las encendió. Tan pronto como apagó la lámpara, la habitación se transformó. Las sombras danzaban en la pared cuando Jeon volvió a tomar su copa. A la luz de las velas, estaba más hermoso que nunca.

—Salud.

Wonwoo tomó un sorbo. Las burbujas le provocaron cosquillas en la nariz, pero estaba delicioso. Mingyu señaló hacia el sofá. Se sentaron el uno junto al otro. Al otro lado de la ventana, la luz de la luna se filtraba a través de las nubes, lo que les daba un aspecto plateado. Kim tomó otro sorbo de champán sin apartar los ojos del mayor.

—¿En qué piensas? —le preguntó Wonwoo.

Mingyu desvió unos instantes la vista antes de volver a mirarlo.

Rescued ➳ MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora