«Capítulo 8»

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—El pequeño está bien, repito, está bien. He encontrado a Bohyuk. Está aquí conmigo.

Tras aquellas palabras por el radiotransmisor, el grito de entusiasmo se extendió entre el grupo de voluntarios, que se encargaron de transmitir la noticia al parque de bomberos, desde donde Chan, sin dilación alguna, llamó al hospital.

Eran las 2:32AM. Minghao alargó el cable del teléfono desde la mesita, luego se sentó en la cama para que Wonwoo pudiera contestar. Apenas podía respirar cuando cogió el aparato. Entonces, de repente, se llevó la mano a la boca para reprimir un grito. Su sonrisa, tan sincera y conmovedora, era contagiosa. El chino tuvo que contenerlas ganas de ponerse a dar brincos de alegría. Las preguntas que hizo el pelinegro eran las esperadas.

—¿Está bien?... ¿Dónde lo han encontrado?... ¿Está seguro de que no está herido?... ¿Cuándo podré ver a mi hermano?... ¿Por qué tanto rato?... Ah, ya, entiendo... ¿Pero está seguro?... Gracias, muchas gracias... ¡No puedo creerlo!

Cuando colgó el teléfono, Jeon se incorporó —esta vez sin ayuda— y abrazó a Minghao espontáneamente mientras le refería lo que le habían dicho.

—Ya están de camino, hacia el hospital. Bohyuk tiene frío y está empapado, y quieren examinarlo, por precaución, solo para confirmar que está bien. Llegarán dentro de una hora... No puedo creerlo.

La emoción hizo que Wonwoo sintiera un nuevo mareo, pero qué más daba. Bohyuk estaba a salvo. Eso era lo único que importaba en esos momentos.

En la ciénaga, Mingyu se había quitado el impermeable y había arropado a Bohyuk con él, para darle calor. Luego lo sacó en brazos del mirador y se reunió con el resto de sus compañeros. Se quedaron en la laguna solo el tiempo necesario para confirmar que no faltaba nadie. Una vez reunidos, iniciaron el camino de regreso en grupo, esta vez en formación compacta.

Las cinco horas de búsqueda le habían pasado factura, y llevar al niño en brazos suponía un verdadero suplicio. El pequeño pesaba como mínimo diecisiete kilos, y el peso extra no solo le provocaba un entumecimiento en los brazos, sino que, además, hacía que se hundiera más en el cieno.

Cuando llegó a la carretera, estaba exhausto. Una ambulancia los esperaba en la carretera. Al principio, Bohyuk no quería separarse de Mingyu, pero este le habló con suavidad hasta que al final consiguió convencerlo para que dejara que el enfermero lo examinara. Sentado en la ambulancia, el moreno no deseaba nada más que darse una larga ducha con agua caliente, pero como el pequeño parecía al borde del pánico cada vez que se apartaba de él, decidió acompañarlo hasta el hospital. El sargento Kwon abrió el camino con su coche patrulla, mientras que el resto de los voluntarios empezaron amarcharse a sus casas. Por fin, aquella larga noche tocaba a su fin.

Llegaron al hospital un poco después de las 3:30AM. A esas horas, el ajetreo en la sala de urgencias se había calmado y prácticamente todos los pacientes habían sido atendidos. Los médicos habían sido informados de la inminente llegada de Bohyuk y lo esperaban en la puerta. Igual que Wonwoo y los Xu. La señora Xu había sorprendido a la enfermera de guardia al presentarse en el mostrador a esas horas de la noche para pedir una silla de ruedas para Jeon Wonwoo.

—¿Qué hace aquí? ¿No sabe qué hora es? Ya no son horas de visita...

La mujer simplemente desatendió sus preguntas y repitió su petición. Fue necesario engatusar un poquito a la enfermera, aunque no demasiado.

—Han encontrado a su hermano y lo traen aquí. Quiere verlo cuando llegue.

La enfermera la escuchó y le aseguró que tendrían la silla de ruedas.

Rescued ➳ MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora